El periodista
Salvador López Arnal, también profesor de Matemáticas en la Universidad
Nacional de Educación a Distancia (UNED- España) y de informática de ciclos
formativos, pretendo subrayar que se trata de un intelectual de una sólida
formación integral, lo cual avala y da crédito a los diálogos que realiza y a la
esmerada selección de sus invitados. Ha publicado su encuentro con Miguel Jara,
escritor, periodista especializado en la investigación de temas de salud y
ecología, corresponsal en España de nada menos que el British Medical Journal
(BMJ) y usual colaborador de la revista Discovery DSalud. Jara ha realizado la
investigación que sirvió de base para el documental “Carga tóxica” de
Documentos TV (TVE) sobre los efectos en nuestra salud de las sustancias
químicas que existen en nuestro medio ambiente. Es igualmente autor de Traficantes de salud (Icaria, Barcelona,
2007); Conspiraciones tóxicas
(Martínez Roca, Barcelona, 2007), en colaboración con Rafael Carrasco y Joaquín
Vidal, y su ensayo más reciente La salud
que viene. Nuevas enfermedades y el marketing del miedo (Península,
Barcelona, 2009).
Voy a citar
parte de la entrevista y hacer algunos comentarios. Si he tomado tantas
precauciones en la presentación de ambos es por el tipo de información que se
hace pública que requiere el aval de seriedad profesional de quien lo hace.
Estas manifestaciones se inscriben en la línea del tema que vengo publicando.
Introduce Miguel Jara un concepto que sorprende:
El marketing del miedo es la expansión
de manera perfectamente controlada, premeditada y estructurada por la cual el
miedo entra en la población para, en el caso que analizo, hacer creer a la
ciudadanía que puede estar o está enferma y así vender medicamentos,
antivirales y/o vacunas. Se utiliza para “obligar” a la población a abrazar las
soluciones “establecidas” y hoy está cada vez más extendido entre las prácticas
de la industria farmacéutica. Así podemos comprobarlo en la última década con
los ejemplos de la “epidemia” de gripe aviar, la gran campaña de lobby y
marketing del miedo para vender la vacuna contra el virus del papiloma humano o
la “pandemia” de la gripe A. Creo que al concluir la lectura de mi último libro
puede entenderse bien el fenómeno de la invención o exageración de enfermedades
al que asistimos durante los últimos años.
En notas
anteriores ya había aparecido algo similar de parte de la Doctora Teresa
Forcades i Vila que ahora adquiere en esta investigación un concepto
específico: una metodología de marketing
para incrementar la venta de determinados específicos. Esto puede
sorprender al lector poco avisado y empujarlo hacia una actitud de rechazo al
avance de la medicina y de sus logros terapéuticos, por ello Miguel Jara
aclara:
Partimos de la base de que casi
cualquier consecución humana es técnica, pero si estamos de acuerdo en que
hemos llegado a un punto en que todo, absolutamente todo, ha de ser revisado
bajo el paradigma ético, debemos concluir que no vale todo, que no vale toda
técnica sino que sólo vale la técnica que tenga el bien de las personas como
objetivo primero. Inventar la bomba atómica fue un prodigio técnico que hoy
supongo que la mayor parte de la ciudadanía tacharía de monstruoso. Hoy existen
servicios y tecnologías que son puros objetos de consumo para el mercado y que
en su mayor parte además provocan graves impactos ambientales y merman nuestra
salud. Y las personas que enferman por vivir en nuestra sociedad, sólo por
hecho de “estar” en esta sociedad son el vivo retrato del fracaso del modelo
económico.
Equivale a
decir. Si bien la tecnología ha aportado numerosos progresos en el cuidado de
la salud pública, no por ello todo lo que ella produzca debe ser aceptado sin
más. El predominio de un modo de entender la producción (en este caso la de
medicamentos) cuyo objetivo excluyente es el lucro subordina todo a ese logro.
Aparecen entonces maniobras non sanctas
mediante las cuales se intenta vender hasta lo innecesario, que en este caso se
convierte, como ya vimos, en la invención de nuevas enfermedades para las
cuales ya se tiene preparado un medicamento específico.
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