Unos años atrás
abordé en este blog el problema de los laboratorios medicinales. Quiero volver
sobre el tema encuadrándolo ahora en un sistema salvaje (capitalismo salvaje lo
calificó el papa Juan Pablo II) en el que el predominio del dinero, convertido
en Dios omnipotente, posibilita martirizar y sacrificar en su altar a millones
de personas sin la más mínima piedad. Tal vez estas expresiones resulten muy
duras para quienes se niegan o están, por diversas razones, distanciados de las
publicaciones de las Naciones Unidas poco proclives de caer en el escándalo
informativo. El panorama de un mundo que concentra en pocas manos (el 1% dicen
los movimientos que reclaman en los EEUU) más del 50% del riqueza que produce
el planea, frente a una inmensa mayoría (99% dicen los mismos). La revista
empresarial Forbes[1] sin
el más mínimo pudor, con rasgos que rozan la obscenidad, hace gala mostrando a
ese pequeño puñado de personas (los súper billonarios los denomina) con sus
fortunas inconmensurables. Pero no habla acerca de cómo las han conseguido,
sobre la miseria que avanza en la periferia del mundo desarrollado, que ahora
ya ha invadido al tan idealizado y deseado mundo rico.
Dentro del
juego de este capitalismo se ha ido dejando de lado todas las reglas que
pretendían mostrar la justicia del funcionamiento de la competencia. Mediante
ella se justificaba su demanda de
libertad en sus mercados. La consecuencia más desbastadora ha sido la
concentración despiadada que ha expulsado a las empresas más débiles del lado de la oferta, y ha impedido el
ingreso de los demandantes por falta de
poder adquisitivo. Por lo tanto, la proclamada libertad de mercados es
excluyente de todo aquel que no reúna las condiciones exigidas de ingreso o de
permanencia. La tal libertad es un privilegio que pueden ostentar cada vez
menos “sujetos económicos”. La prohibición de ingreso de parte de la demanda
involucra a casi dos tercios de la población total del planeta.
Cuando hablé de
concentración se debe entender por tal el proceso mediante el cual, durante el
siglo XX y lo que va del XXI, un grupo de empresas multinacionales han desatado
una guerra contra las menos capaces de soportar la lucha de la guerra
despiadada. Al mismo tiempo mantienen una relación tensa entre ellas mismas. Al
resultado de todo esto se lo ha denominado con terminología técnica:
“fusiones”, “asociaciones empresarias”, “capturas”, etc. Hacia el interior de
esas empresas se habla de “reingeniería”, “disminución del costo de
producción”, de “justes económicos”, modos de referirse al despido del personal
supuestamente sobrante. Ese “personal sobrante” pasa a formar parte de las
masas de desocupados que facilitan la baja del valor de los salarios.
El panorama
actual muestra un predominio abrumador de ese grupo exclusivo de
multinacionales que se rigen por criterios estrictamente financieros,
respondiendo exclusivamente a la mayor rentabilidad posible en el más corto
plazo. Este juego al filo del abismo hizo eclosión en la crisis de lo que se
presentó como el estallido de la burbuja
inmobiliaria (2007-8). La información pública se cuidó mucho en presentar
todo ello como si se tratara de un cataclismo natural, ocultando la pelea
interbancaria por el dominio de los mercados financieros como causa real de la
crisis. Una especulación financiera llevada a su máxima expresión no logró
sostenerse en el filo del abismo. Como consecuencia una nueva reestructuración
que dio lugar a una nueva configuración del capital financiero que concentró
más aún el capital dejando fuera a los “ineficientes” (ineficientes ¿en qué?).
Para no
extenderme en esta introducción, quiero decir que sin la comprensión de este
contexto de guerra económica-financiera por cualquier medio (lo militar no está
excluido) no es posible tener una comprensión clara y profunda del tema de los
laboratorios medicinales. Sobre ellos debemos dejar claro: 1.- son empresas
comerciales que se rigen por criterios financieros; 2.- juegan en las “ligas
mayores” del mercado global; 3.- tienen los mismos objetivos de lucro que
cualquier otra empresa; 4.- su carácter de productora de medicinas no debe
sensibilizarnos olvidando el punto anterior; 5.- Los productos medicinales son
simple mercancías regidos por las mismas leyes del mercado monopólico; 6.- su
guerra por el dominio de mercados territoriales (nacionales, continentales,
mundiales) es eso: una guerra.
[1]
La revista Forbes se publica en Estados Unidos y está especializada en el mundo
de los negocios y las finanzas; cada año publica su lista de las personas más
ricas del mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario