Pareciera que alguna reacción está comenzando a manifestarse:
La Asociación de Bibliotecarios de los
Estados Unidos, que tiene 64 mil miembros, aprobó recientemente una resolución
llamando al Acta Patriótica un «peligro a los derechos constitucionales y a los
derechos de privacidad de los usuarios de las bibliotecas». La organización
también urgió al Capitolio a cambiar la ley, pero hasta ahora, sólo un
congresista, Bernie Sanders, el único miembro independiente de la Cámara de
Representantes, se ha ocupado seriamente del asunto. Debido a preocupaciones de
seguridad nacional, estamos en condiciones de decirle que sus hábitos de
navegación de Internet, sus passwords o los contenidos de sus e-mail están
siendo monitoreados por los agentes federales. «Por favor, actúe
apropiadamente». El gobierno no parece demasiado consternado por las
consecuencias que la ley puede traer a la libertad de expresión o el derecho a
la privacidad. Por lo menos, esto es lo que se desprende de una carta enviada
por el número dos del departamento de Justicia, a un senador del estado de
Vermont. Quienes compran o toman prestados libros en una biblioteca simplemente
«asumen riesgos de que una entidad le pueda dar a otra la información», decía
la misiva.
Esta obsesión del gobierno de la mayor democracia occidental, después del
ataque a las torres (¿o gracias a ese
ataque? como algunas voces comienzan a sospechar), parece no tener límites.
Todo aquel cuya conducta merezca, a los ojos de cualquier agente seguridad de
ese país, alguna atisbo de sospecha puede ir a parar a prisión sin orden
judicial, sin derecho a defensa y por tiempo indeterminado. Por aplicación de
esta ley hay alojados en diversas cárceles de ese país más de cinco mil presos
en esas condiciones. Pero esa obsesión se sigue extendiendo. Ahora, algunos
cercanos al gobierno de EE.UU., consideran que las actividades de las ONG son
"un programa de izquierda, global, antinacional". Y agregan que la
propia noción de organización no gubernamental es un "concepto
estalinista”.
La información nos dice: "Para
contrarrestar la influencia mundial de algunas organizaciones no
gubernamentales (ONG) internacionales, contrarias a la política exterior de
Estados Unidos y a las empresas multinacionales, expertos cercanos al entonces
gobierno de George W. Bush lanzaron una campaña mundial de vigilancia de las
actividades que realizan estas organizaciones. El Instituto Estadounidense de
la Empresa (AEI) anunció esta semana, junto con la derechista Sociedad
Federalista de Estudios sobre Leyes y Políticas Públicas, el lanzamiento de un
nuevo sitio en Internet (www.NGOWatch.org), en el que
expondrá información sobre varias ONG. NGO watch vigilará con especial atención
a aquellas con una agenda «progresista» y «liberal», que predican la
«gobernanza global» y otros conceptos también promovidos por la Organización de
las Naciones Unidas y agencias multilaterales.
El AIE expresó en aquel entonces su preocupación por lo que consideraba
una «ingenuidad» de parte del gobierno del presidente George W. Bush y de
varias empresas, al proveer financiamiento a las ONG: «En muchos casos,
ingenuos reformadores del sector privado, junto a varias firmas y funcionarios
de gobierno, las reciben como si nada», afirmó John Entine, de AIE. Al
presentar el sitio, AIE realizó una conferencia bajo el título: «Las ONG: el
creciente poder de unos pocos elegidos», en la que se presentó a estas
organizaciones como una gran amenaza al gobierno de los EEUU, al capitalismo de
libre mercado y a la política exterior de Washington, informó la agencia IPS.
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