domingo, 29 de marzo de 2009

¿Dónde está la puerta de salida? III

Sigamos recorriendo los diagnósticos de personas influyentes para que nos ayuden a pensar sobre la gravedad de la situación internacional y nacional que estamos atravesando. Entre ellos, una voz más que autorizada es la de George Soros. Tiene hoy 78 años y hace 10, en un libro que lleva por título La crisis del capitalismo global- La sociedad abierta en peligro, pronosticó el derrumbamiento de ese capitalismo.Para más datos sobre su persona y sus capacidades Soros labró su fortuna como especulador financiero. La proeza más famosa fue provocar una devaluación de la libra esterlina en 1992 que le deparó mil millones de dólares de ganancia en 24 horas. Mayor eficacia no parece fácil de conseguir. Ahora, en su madurez se dedica a la filantropía y a analizar y explicar las claves de la crisis de la economía mundial. En su último libro del 2008, El nuevo paradigma de los mercados financieros. La crisis crediticia de 2008 y lo que significa, se explaya sobre las consecuencias de lo que él había advertido diez años atrás.
Leamos sus reflexiones: «Las autoridades estadounidenses adoptaron una economía de mercado fundamentalista. Creían que los mercados acabarían corrigiéndose a sí mismos. El secretario del Tesoro Henry Paulson es un ejemplo. Pensaba que seis meses después de la crisis de Bear Stearns, el mercado se habría ajustado y, "bueno, si Lehman (Brothers) se hunde, el sistema puede asumirlo". Sin embargo, todo se vino abajo. Como no entendían la naturaleza del problema -que el mercado no se corregiría por sí solo- no veían la necesidad de intervención estatal. No prepararon el plan B». Yo me siento atraído por esta explicación, porque estoy convencido de que entre los especialistas, y los economistas no son una excepción, es perfectamente aplicable el viejo dicho: «no hay peor sordo que el que no quiere oír». Tienen una capacidad para escuchar sólo la música que conocen, que no es mucha, y el resto les suena sólo a ruidos, por lo tanto los desprecian.
Los funcionarios de Busch funcionaron con el libro de catecismo bajo el brazo y actuaron en consecuencia aplicando las más rancia ortodoxia, pero la realidad es muy empecinada, por ello dice Soros: «Cuando se declaró la crisis de Lehman, tuvo que cambiar de opinión y rescatar a AIG. Al día siguiente se produjo la estampida en los mercados de dinero y en los mercados de instrumentos negociables, de modo que volvió a cambiar de idea y dijo que necesitábamos una ayuda financiera de medio billón de euros. Pero quería meter el dinero en el lugar equivocado: quedándose con los activos tóxicos de los bancos. Al final han recuperado el sentido, y la Administración pública está comprando acciones de los bancos, porque comprende que el sistema financiero está al borde del colapso».
Uno tiene la mala tendencia a sospechar que detrás de todas esas maniobras hay siempre negocios para unos pocos. No es que crea que esto no existe, pero resulta ser una explicación pobre de lo que ocurrió. No puede despreciarse la sordera y la miopía con que vienen equipados muchos de esos funcionarios. Entonces ¿se podría pensar que con Obama todo cambió? El Sr. Soros es muy poco optimista: «Pero después, me temo, la economía real sufrirá los efectos secundarios, que ahora están cobrando brío. A estas alturas, la reparación del sistema financiero no impedirá una recesión mundial grave. Puesto que en estas circunstancias el consumidor estadounidense ya no puede servir de locomotora de la economía mundial, el Gobierno estadounidense debe estimular la demanda. Dado que nos enfrentamos a los retos amenazadores del calentamiento del planeta y de la dependencia energética, el próximo Gobierno debería dirigir cualquier plan de estímulo al ahorro energético, al desarrollo de fuentes de energía alternativas y a la construcción de infraestructuras ecológicas. Este estímulo podría convertirse en la nueva locomotora de la economía mundial».

jueves, 26 de marzo de 2009

¿Dónde está la puerta de salida? II

El politólogo, profesor de la Universidad de Buenos Aires, Atilio Boron, en una reciente ponencia en un congreso internacional nos ofrece comenzar a pensar por el lado opuesto de lo que se viene diciendo y escribiendo: «Comencemos caracterizando a esta crisis por la negativa, diciendo lo que esta crisis no es. Esto es importante porque el bombardeo mediático al que están sometidas nuestras sociedades presenta a los economistas y otros publicistas del establishment hablando de una “crisis financiera” o “crisis bancaria”. Poco antes, ni siquiera eso: se decía que estábamos en presencia de una crisis de las hipotecas “sub-prime”. Se pretende, de este modo, minimizar la crisis, subestimarla, presentarla ante los ojos de la población como un incidente relativamente menor en la marcha de los mercados y que para nada pone en cuestión la salud y viabilidad del capitalismo como supuesta “forma natural” de organización de la vida económica. El paso del tiempo se encargó de demoler todas estas falacias».
A diferencia de Jeffrey Sachs, el investigador Boron tiene una mirada muy severa respecto de lo que está sucediendo. Y, en tono de denuncia, señala que circula a través de los medios de información ideas que intentan ocultar la verdadera dimensión del problema. Puesto que si todo es, como sostiene alegremente Sachs, si bien debemos preocuparnos por lo inmediato, nos espera un mundo totalmente renovado salvo en un aspecto: EEUU saldrá de esta situación liderando el cambio hacia la nueva sociedad. Deberíamos recordar, una vez más, la sabiduría del príncipe de Lampeduzza: «Que algo cambie para que todo quede como está».
El buen diagnóstico de la situación actual es imprescindible para que la propuesta terapéutica sea viable y eficaz. Ocultando o distorsionando la información no se crean más que mundos engañosos. Claro está, esa es la intención de los que medran con las situaciones de crisis. Cuando comience a salirse de lo más profundo y podamos ver cuáles son las empresas que quedaron paradas y en qué estado están sabremos quiénes son los ganadores de la crisis, los perdedores, además de la inmensa mayoría de los habitantes del planeta, también son algunos ricos que han sufrido la desgracia de haber quedado fuera de los mil más ricos del mundo de la revista Forbes.
El buen diagnóstico es el que intenta Boron: «La crisis se torna visible, inocultable, por el estallido de la burbuja creada en torno a las hipotecas “sub-prime” y luego se transmite, rápidamente, a los bancos e instituciones financieras de Wall Street, y finalmente se extiende a todos los sectores y a la economía mundial. Pero la burbuja, y su estallido, es el síntoma; es como la fiebre que denuncia la presencia de una peligrosa infección. No es tanto la enfermedad (aunque podría argumentarse que la tendencia permanente en el capitalismo a formar burbujas especulativas también es un signo de insalubridad) como su manifestación externa, la que por momentos adquiere contornos ridículos o aberrantes». Este empeño en no confundir los síntomas con las causas más profundas de la situación de hoy es una condición insoslayable para no dejarnos arrastrar por la opinión de los opinólogos (especialistas en todas las disciplinas) que pululan por los medios de comunicación que intentan manipular los ánimos de la opinión pública.
La peligrosa infección no es nueva, es parte del modo aberrante que adquirió el sistema capitalista a de fines del siglo XIX, a lo largo del XX y lo que va del XXI. Atribuir las consecuencias a un factor de la economía y ocultar los otros es un método que posibilita no hablar de lo fundamental del sistema. Eso es precisamente lo que se intenta, que los ejes del verdadero debate necesario de hoy no aparezcan.

viernes, 20 de marzo de 2009

¿Dónde está la puerta de salida? I

Esta pregunta nos remite a una reflexión muy seria y profunda, porque la tentación inmediata es contestar como lo hace el economista, profesor de la Universidad de Columbia, Jeffrey Sachs, con mucho optimismo, con mucha ingenuidad, con mucha miopía o, tal vez, por los dólares que recibe al decir cosas como ésta: «Uno de los históricos aportes del presidente Barack Obama será un impresionante acto de malabarismo político: convertir la abrumadora crisis económica en el lanzamiento de una nueva era de desarrollo sostenible. Su paquete de estímulo macroeconómico podría o no amortiguar la recesión y sin duda se avecinan encarnizadas batallas partidarias por las prioridades. Pero Obama ya está fijando un nuevo derrotero histórico al reorientar la economía del consumo privado hacia las inversiones públicas dirigidas a los grandes desafíos de la energía, el clima, la producción de alimentos, el agua y la biodiversidad». (los subrayados son míos).
Para el profesor de Columbia la crisis es severa y no van a faltar las dificultades, pero ya han leído Uds. Lo que nos espera, nada menos que una nueva era de desarrollo sostenible. Casi da ganas de agradecer a esos especuladores codiciosos que han hecho bastante para que se precipitara esta crisis. Gracias a ellos nos espera el Reino de los cielos. Las opciones que ofrecí para entender por qué escribe estas cosas se comprenden. No resulta nada sencillo creerle. Cuando más uno investiga, lee a los especialistas más creíbles, piensa en la cantidad de datos que se acumulan de quiebras, defraudaciones colosales, créditos incobrables, bonos del tesoro cuyo valor es virtual, etc., ¿cómo acompañar la, en el mejor de los casos, ingenuidad del Sr. Sachs, cuyas andanzas por América latina han dejado huellas profundas? El tono de sus afirmaciones parece digno de una campaña política. Lean: «El paquete de estímulo fiscal sentará los primeros cimientos de una reforma general que llevará una generación y abarcará el sector energético, la eficiencia energética de los edificios, el transporte público y privado y mucho más. En estos esfuerzos, Estados Unidos está rezagado treinta años con respecto al resto del mundo. Sin embargo, con la pericia tecnológica del país y el compromiso fundamental de Obama, seguramente podrá dar un salto y pasar a la vanguardia». En una palabra: una revolución.
Debe estar muy impresionado por los superhombres de Holywood para atribuirle esos poderes a un presidente al que, aún creyendo en sus buenas intenciones, como ya dije en otras notas, este metido en el centro del poder financiero, bursátil, militar más poderoso de la historia que, aunque bastante abollado, no deja de ostentar su potencial. Las designaciones de sus colaboradores así parecen corroborarlo. Sin embargo, nuestro profesor no alcanza a percibir nada de esto, puesto que él sólo ve estrellas brillantes: «Obama ha comenzado por el paso más importante: un equipo de asesores científicos y tecnológicos de primerísima calidad, del que forman parte dos Premios Nobel (Steven Chu y Harold Varmus) y líderes consagrados en los campos del clima, la energía, la ecología y las tecnologías de última generación. También dio prioridad a dos verdades básicas del desarrollo sostenible: que la reforma tecnológica es decisiva y que, para tener éxito, esa reforma debe estar en manos de una sociedad conformada tanto por el sector público como por el privado».
La lectura del detalle de las tareas que le esperan al Presidente asusta. Parece que no se tiene en cuenta una cultura metida desde hace décadas en el consumo desenfrenado, estimulado por una publicidad muy eficiente, los interese de las automotrices y de los petroleros para seguir transitando ese camino, la avidez de los bancos que queden en pie para seguir especulando, aun dentro de las posibles restricciones que les ponga. Nada de ello detendrá al presidente Superman.

domingo, 15 de marzo de 2009

Magia en la economía de EEUU - IV

Vamos a pasar ahora de la magia al misterio. Si lo que hemos venido leyendo y pensando en las últimas notas tiene algún asidero a la posible “verdad” de allí se desprende que quedan todavía muchos cabos sueltos (sargentos y capitanes también). Digo esto porque debemos hacernos cargo que en este juego del “como si” participan los peces más gordos del océano de las finanzas, además de los tesoros de países como China, Japón, Alemania, India, etc. Todos ellos exportan a los EEUU mercancías de su producción y reciben “papel pintado”, algo se nos está escapando. Nos afirma Dellatorre: «Por ahora, los bonos de la deuda de Estados Unidos, a mediano o largo plazo (a diez o a treinta años) siguen circulando, se siguen comprando. Los bancos se han ido desprendiendo de sus tenencias de bonos del Tesoro, no tanto por desconfianza sino más por necesidad de liquidez. Los particulares, en gran parte inversores en el mercado accionario que han huido de la plaza bursátil o inmobiliaria después de haber sufrido grandes pérdidas, prefieren los bonos porque no quieren correr riesgos. Piensan que los bonos son un buen refugio, aunque paguen una tasa bajísima del 2 por ciento, una de las menores de la historia por política impuesta por la Reserva Federal».
Los mayores tenedores del stock de títulos de la deuda de Estados Unidos son los bancos centrales de los países mencionados. Más de la mitad de la deuda, 5,8 billones (millones de millones) de dólares, está en poder de dichas instituciones y de particulares fuera de Estados Unidos. China acumula más de 650 mil millones y Japón casi 600 millones. ¿Qué sucedería si algunos de estos países amaga con lanzar al mercado sólo una pequeña parte de esa cifra brutal? Pues sencillamente el valor de los bonos estadounidenses se derrumbaría, pero ello arrastraría a toda la economía del mundo, dado que los tenedores verían devaluado en gran parte sus reservas. ¿Esto precipitaría una crisis estructural de todo el sistema capitalista? Yo creo que es muy probable, pero ¿quiénes serían los ganadores y los perdedores de semejante catástrofe?
Dellatorre aventura una respuesta: «Pero, por ahora, nadie lo hace. Están asociados a la suerte del valor de esos bonos: una caída en su precio también significaría un fuerte quebranto en los mismos bancos centrales que lo poseen. Esa dependencia mutua sólo indica que, muy probablemente, no serán los bancos centrales asiáticos los que iniciarían una corrida o despegue. Pero nadie podría asegurar que guardarán igual conducta si la corrida la inicia otro. Puede que no quieran ser los primeros en salir, pero tampoco querrían ser los últimos». Entonces podemos quedarnos tranquilos. Pero no falta el “descosido” que arriesgue otra interpretación: ¿Y si la corrida la inicia un “loquito suelto”? No es descabellada, alguna de las grandes guerras comenzó de este modo. Todo depende de hasta cuando consideren que los bonos, a pesar de su bajo rendimiento, el 2 % anual, son la inversión más segura.
«Pero bastaría que los inversores individuales recuperen su propensión al riesgo para que busquen rendimientos más atractivos en papeles privados. Esto sucedería, por ejemplo, si se observa una recuperación sostenida de la actividad económica y las acciones de empresas vuelven a ser tentadoras. Si ocurriera que la actitud de los inversores individuales arrastrase a los inversores institucionales, resultaría que el mejor escenario para la economía podría ser el peor para los bonos estadounidenses».
Sigue nuestro economista: «Los bonos se han convertido en otra burbuja, pero no otra cualquiera más, es la Gran Burbuja. La que abarca a todas las demás. El drama es que, esta vez, tendría un alcance desmesurado, por el grado de exposición de las principales economías del mundo y por lo que representan éstas en la economía global. Todo el modelo de acumulación estaría en juego». Basta Sr. Dellatorre, ¡déjenos seguir durmiendo tranquilos!

jueves, 12 de marzo de 2009

Magia en la economía de EEUU - III

Tratemos de comprender un poco más cómo funciona todo este entramado financiero que está por debajo de la crisis actual y que es, precisamente, lo que no aparece. Veamos algunas cuestiones técnicas que nos explica Raúl Dellatorre: «Los bonos del Tesoro de Estados Unidos son considerados, por convención, los títulos de deuda más confiables universalmente», acá vuelve a aparecer el juguemos al “como si”, como si esos títulos fueran realmente confiables. «A partir de allí, la diferencia entre el rendimiento que los inversores le reclaman a los bonos de deuda de cualquier país y lo que rinden los bonos de Estados Unidos, define el “riesgo país”», y esto ya no es magia es ciencia-ficción. «No importa en la situación en que se encuentre su economía, a partir de él se miden las distancias. Es así y así se acepta. Estados Unidos es al único país del mundo al que no se le mide el “riesgo país”». En realidad «no importa» porque todos saben cual es su situación actual, pero se sigue el “como si” estuviera resplandeciente.
Viene ahora otra cuestión técnica que había mencionado de pasada: «Cualquier otro país, para tener déficit permanente en cuenta corriente, debería endeudarse hasta el punto que alguien le imponga un brutal ajuste [como ya conocemos]. De nada le valdría emitir, porque nadie aceptaría su moneda. A Estados Unidos, en cambio, nadie le impone nada y todos aceptan su moneda», “como si” tuviera valor. Hace un tiempo cuando aún no era titular de la Reserva Federal de Estados Unidos, Ben Bernanke soltó esta humorada: «Es una ventaja tecnológica, es el único país del mundo que tiene la maquinita de hacer dólares», la gracia consistió en que decía una verdad conocida por todas pero sólo mencionada en voz muy baja, su audacia fue decirlo en público.
Estados Unidos le compra productos al resto del mundo y a cambio le da dólares y bonos de su deuda, es decir “papel pintado”. Ahora bien, se nos presenta otro tema mágico: «Cualquier país que emite moneda en exceso genera inflación. Estados Unidos también, pero no inflación interna, sino en el resto del mundo, donde van a parar los dólares. Se endeuda, llena de bonos a sus socios y les traslada inflación. Ningún otro país provocaría ese resultado con su déficit comercial, trasladándole el costo al resto», verdadera magia económica. Entonces, cuando a mediados del año pasado comenzó a hablarse de la crisis financiera lo que muy pocos dijeron es que todo lo que hemos visto no es nuevo, viene pasando desde hace casi una década, coincidiendo con los años de George Bush en el gobierno.
La pregunta de algunos de los analistas que se atreven a mirar un poco más allá de sus narices, porque son conscientes de lo que se viene, o porque no están a sueldo de los centros de poder, es ¿cómo sigue todo esto?, o como diría un agudo analista ¿el modelo es sustentable?, es lo mismo pero suena más académico. Si miramos los primeros pasos de Obama pareciera que en lo fundamental de la política muy poca cosa ha cambiado. La pregunta que sigue es ¿se puede cambiar algo sustancial desde el sillón del Salón Oval? «Por ahora, la política sigue siendo lanzar monumentales planes de rescate en base a endeudamiento en bonos. Los de Bush eran para salvar a los bancos. Obama sigue con los salvatajes al sistema financiero, pero lanza otros para el sector productor de bienes, apostando a resurgir de la crisis. Lo inmediato es que aumenta la emisión de bonos y la deuda, mientras que el objetivo de recuperación está por verse si se cumple».
Queda flotando la madre de las preguntas: ¿cuánto vale el dólar? Y algún osado preguntará ¿vale algo el dólar?

lunes, 9 de marzo de 2009

Magia en la economía de EEUU - II

Me imagino a un probable lector que se preguntara extrañado: ¿cómo magia, la economía no es una ciencia seria? Ya he hablado de la economía antes, sólo permítame decirle que es seria… pero no tanto. Volvamos a la magia. Además de los bonos de rescate EEUU necesita sostener el creciente déficit comercial de sus cuentas públicas. Entonces nuestra ingenuidad diría: «Supongo que el FMI ya le recomendó un plan de ajuste». Pues no, no lo ha creído necesario. Es que este país cuando necesita dólares para pagar sencillamente los imprime, pero sin ningún tipo de respaldo. No sólo imprime bonos sino que también tiene el monopolio de imprimir dólares. No puede creerme ¿no? Claro Ud. no cree en la magia. Es que sólo la magia logra que Ud. no vea lo que está delante de sus ojos, o como afirma el escritor chileno Germánico Vaca: «La ceguera en que vive el mundo es asombrosa y aunque la verdad está ante sus ojos, el mundo rehúsa ver lo que es tan evidente». Con lo que nos encontramos ante dos hipótesis: el mundo es ciego o la economía hace magia. Déjeme con la segunda.
Pero no estoy solo en esto. En Clarín del 10/8/07, se afirma que China no atacará el dólar (vendiendo parte de sus inmensas reservas) se lee: «La economía de EE.UU. depende sustancialmente de que el resto del mundo le demande dólares (que emite sin respaldo de ningún tipo) y bonos, ya que con eso consigue fondear sus déficit comercial y fiscal, ambos récord durante el gobierno de Bush». Doña Ernestina me acompaña en la interpretación. Sin embargo, no falta el amargado que quiere terminar con el espectáculo. «La realidad es que tanto China, como los bancos centrales de otros países, están pasando poco a poco parte de sus reservas en dólares a otras monedas, y algunos mediáticos financistas, incluso hablan abiertamente del tema, como aparece en el diario de Don Bartolomé del 24/1/2008: «Soros cree que es el fin del dólar como moneda de reserva». Pero ¿quién es este Soros para arruinarnos la imaginación?
Por ello, un economista de los que se dicen serios, como lo es el liberal Juan Alemann, sostuvo en Junio de 2004 que China, Corea y Japón, aumentaron sus reservas en U$S 590.000 millones: «Con esto los asiáticos sostienen el dólar, lo que les permite seguir exportando con comodidad a los EE.UU., financiando el déficit del balance comercial de ese país. Al mismo tiempo, como colocan esos dólares en títulos públicos de los EE.UU. financian el extravagante déficit de presupuesto del 5% del PBI».
Entonces ¿cuál es el valor del dólar? Debe ser el misterio mejor guardado de la Historia, nadie lo sabe, pero se juega al “como si”, es decir, a que tiene un valor y que éste es sostenido por el interjuego de las monedas fuertes del mundo (¿fuertes?). Pero, como si eso fuese poco, (como dicen algunos vendedores ambulantes) existe un problema estructural de la economía de los Estados Unidos. Una de las peores decisiones económicas que se han tomado en los EEUU ocurrió el 15 de agosto de 1971, cuando el Presidente Richard Nixon cerró la llamada "ventana de oro", eliminando los últimos vestigios de respaldo para el dólar. A partir de allí desapareció el oro que avalaba el valor de la moneda, razón por la cual el dólar debió dejar de llamarse moneda ya que había perdido la condición necesaria de estar respaldada por oro, y con las debidas restricciones en la capacidad de la Reserva Federal para imprimir billetes. Entonces, una vez que el respaldo del oro fue eliminado completamente, todos los límites internos desaparecieron y se abrió la puerta para la creación de enormes cantidades de deuda con simplemente imprimir bonos y certificados de garantía. Los muchachos llaman a esto “cartón pintado”.

jueves, 5 de marzo de 2009

Magia en la economía de EEUU

Quiero poner un poco de humor ante la posibilidad de una catástrofe que puede ocurrir, al lado de la cual la crisis que estamos atravesando sería sólo un simple ensayo inocente. Digo humor para poder hacer más llevadero un tema que se está desarrollando ante nuestros ojos pero que sin embargo los medios internacionales, y sus sucursales locales, no mencionan. Y hablé de magia porque logran hacer desaparecer lo que es visible para cualquier ciudadano que transita nuestras calles y que esté dispuesto a pensar desde el sentido común (sin repetir lo del menos…). ¿De qué se trata? De un asunto bastante sencillo si su tratamiento no estuviera sólo en manos de los “especialistas”. Y aquí también vale que lo que no está en los medios no existe.
Para poder ponernos en situación quiero recordar algo que tuvimos que padecer hace unos pocos años. Durante la década de los noventa el endeudamiento de nuestro país alcanzó cifras enormes, hasta llegar a un punto en que nos quedamos sin capacidad de pago. Le comunicamos al mundo nuestra situación lo que nos trajo aparejado el castigo de quedarnos sin el tan afamado “financiamiento externo”. Cómo logramos salir de esa situación es un tema tan misterioso que hoy gente del equipo de Obama está estudiándolo para aprender. Puede suponerse que la curiosidad académica de ellos los ha llevado hasta esta extraña situación que podría definirse así: están aprendiendo de nosotros. Pero ¿por qué necesitan aprender de nosotros? Por la tremenda razón de que se han hundido en un pantano que se llama: “La deuda de más grande de su historia”.
El economista Raúl Dellatorre nos informa: «El nivel de endeudamiento en el que está entrando Estados Unidos, a través de la sucesiva emisión de bonos del Tesoro cada vez que lanza un plan de salvataje, está inundando la plaza mundial de papeles de la deuda en una dimensión inimaginable, aun para el país con la economía más poderosa del mundo. Si se imaginara sólo por un momento que los inversores sospecharan de la incobrabilidad de una deuda que ya supera los 11 billones (millones de millones) de dólares, la conclusión seguramente sería que estamos ante una catástrofe varias veces superior a la crisis actual. O, dicho de otro modo, ante la probable y quizás verdadera dimensión de la crisis actual».
El Tesoro de los EEUU cada vez que se encuentra sin dinero para afrontar sus deudas emite una serie de bonos que coloca en el mercado internacional. ¿Qué es un bono? Es un compromiso de pago de una cantidad de dinero (valor nominal) en un plazo estipulado con una carga de un porcentaje de interés. Si en lugar del gran país del norte esto lo hiciera una empresa cualquiera la pregunta inmediata sería ¿está en condiciones de pagar? Entonces algún analista serio estudiaría su condición patrimonial, su posibilidad de generar recursos para rescatar ese bono al vencimiento de su fecha. Jugando con la imaginación algo de eso se hacía en la Argentina en los gloriosos años noventa, pero un día se cortó. Eso sucedió cuando el “riesgo país” había subido hasta un tope que nos convirtió en un país “no confiable”. Nos preguntamos ¿qué es el riesgo país? Es algo que inventaron los financistas para justificar las tasas usurarias que nos cobraban.
Pero nuestra ingenuidad nos llevaría a preguntarnos ¿cuál es el riesgo país de los EEUU hoy? Y nos encontraríamos con la sorprendente respuesta de que a este país no se le mide el riesgo.

domingo, 1 de marzo de 2009

Fabricando políticos II

La “escuela de cuadros” de la que vengo hablando en la nota anterior, apoyado en la que publicó Página 12, queda bajo la dirección del presidente de la Rural, Dr. Hugo Biolcati y muestra como su asesor al consultor Felipe Noguera. Del primero hay poco que decir sus palabras lo desnudan completamente. Del segundo cabe decir que muestra en su curriculum haber sido asesor en más de 50 campañas presidenciales de primer orden. Fue asesor de los líderes de la derecha centroamericana, trabajó con Domingo Cavallo, Carlos Menem, Jorge Sobisch, Hilda “Chiche” Duhalde, Ricardo López Murphy y Francisco de Narváez. Y ahora, desde hace dos años, asesora a la Rural, fue el creador del uso de la escarapela con la consigna “ponete la escarapela por el campo”, en el conflicto del año pasado.
Pasemos ahora a hacernos cargo de la claridad con que expresa sus ideas. Lo que el denominó el “Indicador del Candidato Ideal” es muy semejante a las características que debe tener un producto para ser vendido (marketing político). Lo interesante es comprender que este asesor no tiene tiempo que perder enseñando a quienes no reúnen las condiciones necesarias. He seleccionado los últimos tres requisitos que son en realidad las más importantes: «7. ¿Estoy preparado para ganar? ¿Puedo dejar el trabajo? Porque a veces ganar es un problema. (Entiéndase bien, si Ud. debe trabajar para vivir no puede ser un político).- 8. ¿Puedo conseguir recursos? Y atención: no se puede hacer política sin recursos, si no tiene recursos no va a llegar muy lejos. (Debe quedar claro no es un problema de ideas y de proyecto, es un tema de dinero).- 9. ¿Estoy preparado para asumir el poder? Yo creo que el poder es una enfermedad mental, así es que les recomiendo conversar de este tema con quienes han pasado por la misma experiencia». (Ellos podrán transferirles su “sabiduría”).
Quiero volver sobre este personaje, el asesor Noguera, que hace uso de esquemas de presentación típicos de los gerentes de marketing en las reuniones de ventas. Comenzó diciendo, según nos cuenta la periodista: «A ver, levante la mano quien alguna vez tuvo una experiencia en política», y unos 15 simpatizantes de la Sociedad Rural levantan la mano. «Ahora, levanten la mano quienes se van a presentar en las próximas elecciones», ahora unos 150 productores levantan la mano. Entonces en tono triunfalista dice: «¡Bien! Necesitaba saber si estoy en el lugar correcto». Si el lector conoce algo de esto le sonará inmediatamente como música conocida.
De allí pasó a hablar de Barack Obama y de las campañas políticas europeas y a mostrar como se resuelve una campaña con lógica pragmática: debe hacerse preguntas bien francas: «cómo se hace para hablarle del campo al supuesto “indiferente” de Buenos Aires. O cómo convencer a “la gente”, por ejemplo, de que llueve cuando en el cielo brilla el sol: Tienen que saber que la realidad es lo que percibe la gente, y esto viene de las escuelas de psicología infantil de Estados Unidos y es lo que hace que el otro actúe según lo que tiene en la cabeza: así es que si la gente cree que va a llover, va a salir con paraguas e impermeable, aunque no llueva”. Creo que no merece mayores comentarios. La política se trata del arte de manipulación del público elector, el candidato le debe hacer creer lo que él necesita que crea, aunque la realidad muestre todo lo contrario. Es, precisamente, lo que hemos estado analizando en notas anteriores sobre la comunicación (en esta caso política).
La charla correspondiente (contenidos doctrinarios) a la clase de “educación democrática” estuvo a cargo de Vicente Massot (Revista Cabildo, La nueva Provincia, LU2), que tuvo que renunciar como viceministro de Defensa de Carlos Menem por reivindicar la tortura. Además, para refrescar la memoria «alguna vez calificó a las Madres de Plaza de Mayo y a los desaparecidos como “cabos sueltos” de una “guerra civil y sucia” en la que existieron “excesos inevitables”».