lunes, 23 de marzo de 2015

domingo, 15 de marzo de 2015

El negocio de las investigaciones medicinales VII



La Doctora Paula Stephan, profesora de economía de la Universidad Estatal de Georgia, especializada en Economía de la Ciencia, ha investigado sobre el papel de los científicos en las Universidades. Para certificar la calidad y seriedad de sus conclusiones veamos qué dice de ella la revista Harvard University Press, en su número de enero de 2012:
Los intereses de investigación de Stephan se centran en las carreras de los científicos e ingenieros y en el proceso por el cual el conocimiento se mueve a través de las fronteras institucionales de la economía. Actualmente Stephan es miembro de la Junta del Consejo de Investigación Nacional sobre la Educación Superior y de la Fuerza Laboral. Ha sido miembro del Consejo Consultivo Nacional de Ciencias Médicas Generales, y de Institutos Nacionales de Salud, trabajó para el Comité Consultivo de la Conducta Social, y en el Programa de Economía de la Fundación Nacional de Ciencias. Fue miembro del Grupo de Expertos de Alto Nivel de la Comisión Europea y autora del informe "Frontier Investigación: El reto europeo".
La Doctora Paula Stephan, ha calificado el modelo académico de piramidal por lo que da origen a la discrepancia resultante entre los posdoctorados y adjuntos mal pagados y carentes prácticamente de toda perspectiva de promoción profesional por un lado, y el número cada vez menor de puestos de investigación fijos y bien pagados, ocupados por científicos famosos, por otro, se asemeja a una especie de torneo en torno a la investigación científica. En la misma línea de lo afirmado antes. Sostiene:
Impera un clima enrarecido de todos contra todos que resulta en problemas de la ciencia que se lleva a cabo. Hace falta publicar cada vez más estudios deslumbrantes de científicos famosos en prestigiosas revistas para llamar la atención y atraer las subvenciones que se precisan para mantener las apariencias y las luces encendidas en el laboratorio. Se confunde más con mejor: más financiación, más artículos, más citaciones y más becarios, al margen de si el mercado requiere ese tipo de investigador. El resultado final es la necesidad no solo de publicar a toda costa, sino de publicar en revistas de prestigio nuevos cambios sustanciales y espectaculares de nuestra comprensión del mundo que nos rodea y que exigen seguir investigando a toda costa.
La doctora apela a la palabra del Doctor Stephen Quake, cuya autoridad es avalada por su curriculum: obtuvo su Licenciatura en Física y Maestría en Ciencias Matemáticas en Stanford y su D.Phil. en Física en la Universidad de Oxford; ha sido elegido miembro de la Academia Nacional de Ciencias, la Academia Nacional de Ingeniería, del Instituto de Medicina, de la Sociedad Americana de Física y del Instituto Americano de Ingeniería Médica y Biológica. Ese aval académico es necesario para aceptar su dura definición: “financiación o hambruna” en las carreras académicas:
Dentro de esta matriz de decisiones resulta ventajoso falsificar hallazgos, tomar atajos y seleccionar los datos convenientemente, todo lo que haga falta para que salgan artículos y entren subvenciones. Se ha llegado hasta el punto en que hay académicos que afirman que “el costo de equivocarse es nulo; el costo es que no se publique”. En un metaanálisis de estudios publicados, realizado para la Public Library of Science (PLOS, Biblioteca Pública de Ciencias), John P.A. Ioannidis criticó específicamente la financiación privada de la investigación, señalando que “cuanto más fuertes sean los intereses financieros y de otro tipo y los prejuicios en un campo científico, tanto menos probabilidades hay de que los resultados de la investigación sean ciertos”. Los resultados saltan a la vista. El gran número de retractaciones debidas a una metodología incorrecta, a un enfoque inadecuado o a una mala gestión de los estudios a lo largo de la última década es pasmoso. En casi todos los campos científicos se ha producido una verdadera epidemia de imprecisiones.

martes, 10 de marzo de 2015

Mirando el mundo II: Del golpe militar al golpe blando


11-2-15
Después de haber sufrido América Latina, durante gran parte del siglo XX, golpes militares contra los gobiernos democráticos, en los centros de elaboración de políticas de los Estados Unidos comenzó una nueva tesis. Aparece, entre algunos de sus mejores intelectuales, la iniciativa de un nuevo concepto: el poder blando. Comprenderlo abre una puerta para comenzar a ver la nueva cara del poder internacional. Con ese objetivo, apelaremos a las opiniones de investigadores que han dedicado a ello su actividad profesional y han denunciado esos manejos encubiertos. Todos estos trabajos se aceleraron ante el cambio de la situación política, económica y social en América del Sur desde comienzos del siglo XXI.
Apareció entonces como un nuevo concepto para conmover los gobiernos democráticos: el golpe blando. ¿Cómo se define este concepto? Stella Calloni, periodista y escritora argentina, Premio Latinoamericano de Periodismo José Martí, fue corresponsal de guerra en América Central y se especializó en política internacional. En un artículo publicado en el diario La Jornada de México1 (6-10-2012), en el que analiza la relación entre los Estados Unidos y América Latina, dice:
Golpe blando es el nuevo nombre que se utiliza en los Estados Unidos para mencionar las acciones desestabilizadoras utilizadas por el poder económico, con apoyo extranjero, y de los viejos elementos de las dictaduras militares y policiales. Ya no resulta imprescindible sacar las Fuerzas Armadas a la calle: se van minando lentamente las bases de un gobierno popular, cuando se ha logrado controlar la mayoría de los medios de comunicación.
El intelectual francés, investigador de la política exterior de los Estados Unidos, Thierry Meyssan, presidente fundador de la Red Voltaire y de la conferencia Axis for Peace (Eje por la Paz), denuncia a uno de los creadores de la estrategia del poder blando. Se refiere a Gene Sharp2 (1928), quien propone en 1983 el Programa sobre las Sanciones No Violentas en el Centro de Asuntos Internacionales de la Universidad de Harvard. Allí desarrolla sus investigaciones, en el marco de las ciencias sociales, sobre las posibilidades que ofrece la utilización de la desobediencia civil por parte de la población de Europa occidental, a partir de una hipótesis de invasión de las tropas del Pacto de Varsovia (Unión Soviética y aliados).
En esa misma época, funda en Boston el Albert Einstein Institution con la doble misión de financiar sus investigaciones universitarias y de aplicar sus modelos a situaciones concretas.
Cómo comenzar una revolución (2011) es una película, ganadora del concurso de documentales británicos que tiene como personaje central al teórico político Gene Sharp, presentado allí como el erudito más importante del mundo en revolución no-violenta. La película describe las ideas de Sharp, y su influencia en los levantamientos populares de todo el mundo. También aparece el Coronel retirado del ejército de los Estados Unidos, veterano de Vietnam, Robert "Bob" Helvey, de donde volvió bastante deprimido por la derrota. Cuenta que invitado a participar en una conferencia dictada por el Profesor Sharp, de la cual salió entusiasmado con la propuesta de la subversión no-violenta. A partir de allí el coronel se incorporó a tareas subversivas de la CIA en medio oriente. Puede verse en la versión subida a youtube: www.youtube.com/watch?v=dHezFksIM68. El profesor se presenta de este modo:
Me llamo Gene Sharp y éste es mi trabajo": así comienza el documental How to Start a Revolution (Cómo empezar una revolución), que en el 2011 dirigió el escocés Ruaridh Arrow, producido por Lion Television, británica, en asociación con Big Indy Production, donde se expone de manera estructural el papel de este personaje y su instituto en procesos de desestabilización de gobiernos democráticos en diversos países del mundo.

La democracia en manos de los halcones

En la década de los ochenta Gene Sharp publica una obra titulada Cómo Hacer que Europa sea Inconquistable (1985), cuya edición europea incluye un prefacio de George F. Kennan3 (1904-2005). En 1987, la asociación cuenta con subvenciones del Instituto de los Estados Unidos por la Paz (U.S. Institute for Peace) y organiza seminarios para adiestrar a los aliados en la defensa mediante la desobediencia civil ante un posible ocupante comunista. El general francés, Georges Fricaud-Chagnaud4 (1923-1999), siguiendo esta nueva concepción, convertida en doctrina de guerra en la cátedra de Gene Sharp, introduce el concepto de «disuasión civil» en la Fundación de Estudios de la Defensa Nacional.
Thierry Meyssan, en su artículo La Albert Einstein Institution: no violencia según la CIA (10-2-2005), denunciaba el origen de esta doctrina:
Desconocido para el público, Gene Sharp elaboró una teoría sobre la no violencia como arma política. Por cuenta de la OTAN y más tarde de la CIA, formó a los líderes de los golpes de Estado suave de los últimos quince años. Desde los años 50, Gene Sharp estudió la teoría de la desobediencia civil de Henry D. Thoreau y Mohandas K. Gandhi. Para estos autores, la obediencia y la desobediencia son cuestiones morales o religiosas antes que políticas. Ambos oponen una ley superior a un orden civil. Sin embargo, la práctica de sus convicciones tuvo consecuencias políticas, de manera que lo que consideraban como un fin en sí puede ser percibido como un medio. La desobediencia civil puede ser considerada entonces como una técnica de acción política, incluso militar.
El profesor Sharp había comenzado a pensar en los setenta la posibilidad de una Europa invadida por el Ejército Rojo, pero la implosión de la Unión Soviética (1989) lo dejaba sin un enemigo cierto, objeto de sus investigaciones. A partir de los noventa, reformula su hipótesis con variantes, hasta que el ataque contra las Torres Gemelas (11-9-2001) le ofrece un nuevo enemigo, definido por George W. Bush como el terrorismo fundamentalista islámico.
El periodista e investigador cubano Manuel E. Yepe, especializado en política internacional, profundo conocedor de la política y de la economía de Latinoamérica, encuentra el Manual de Capacitación de Fuerzas Especiales del Ejército de los Estados Unidos en Guerra No Convencional (U.S. Army Special Forces Unconventional Warfare Training Manual), publicado en noviembre de 2010. Su lectura le permite una visión más clara de la política exterior estadounidense, que vuelca en una nota del 15-3-14:
En el capítulo I de este manual del ejército norteamericano se definen las actividades que están orientadas al Comando de Operaciones Especiales de los Estados Unidos (USSOCOM), para promover movimientos de resistencia o de insurgencia llamadas a coaccionar, interrumpir o derrocar a un gobierno legítimo operando a través de fuerzas clandestinas, auxiliares y guerrilleras. En él se definen los conceptos de guerra generalizada, guerra de guerrillas, guerra limitada, insurgencia, movimientos de resistencia y subversión. Se fundamenta el papel de la guerra no convencional en la estrategia nacional de Estados Unidos y sobre la viabilidad del patrocinio norteamericano. El manual sostiene la necesidad de crear las condiciones que dividan o debiliten los mecanismos de organización de que disponga el gobierno que se pretende derrocar para mantener su control sobre la población civil y organizar un núcleo mínimo de dirección de las actividades clandestinas de la resistencia. (Subrayados RVL)
El ciudadano de a pie, acostumbrado a pensar según la lógica de los medios internacionales, está preparado para entender la política, por un lado; por otro, la guerra como un fenómeno excepcional que se presenta en condiciones extremas poco habituales. Siguiendo el viejo principio militar enunciado por Carl Philipp von Clausewitz5 (1780-1831) —"la guerra es la continuación de la política, por otros medios"—, debemos aprender a no separar una cosa de otra, y pensar el profundo entramado que conectan ambas actividades.
Sigamos leyendo las reflexiones de Manuel E. Yepe, sobre su lectura del manual citado:
Esta Guerra sin Límites consiste en ataques contra todas las áreas de vulnerabilidad: Guerra Cultural, influenciando los puntos de vista culturales de la nación adversaria; Guerra de las Drogas, invadiendo a la nación adversaria con drogas ilegales; Guerra de la Ayuda Económica, empleando la dependencia a la ayuda financiera para controlar al adversario; Guerra Ambiental, destruyendo los recursos ambientales de la nación adversaria; Guerra Financiera, subvirtiendo o dominando el sistema bancario del adversario y su mercado de valores; Guerra Legal Internacional, subvirtiendo o dominando las políticas de las organizaciones internacionales o multinacionales; Guerra Mediática, manipulando los medios de prensa extranjeros; Guerra en Internet, mediante el dominio o destrucción de los sistemas informáticos transnacionales; Guerra Psicológica, dominando la percepción de las capacidades de la nación adversaria; Guerra de Recursos, controlando el acceso a los recursos naturales escasos o manipulando su valor en el mercado; Guerra de Contrabando, invadiendo el mercado del adversario con productos ilegales; Guerra Tecnológica, ganando ventaja en el control de tecnologías civiles y militares claves, y la Guerra Terrorista contra de la población civil.

Técnicas para la aplicación del golpe blando

Gene Sharp publica su último libro De la dictadura a la democracia (2013), en el que desarrolla sus últimas investigaciones sobre la utilización de la no violencia como lucha contra el poder de los gobiernos democráticos resistentes a la aceptación de las políticas del imperio. En el afirma:
La acción no violenta es una técnica para conducir conflictos, tal como la guerra militar, el gobierno parlamentario y la guerra de guerrillas. Esta técnica usa métodos psicológicos, sociales, económicos y políticos. Ha sido utilizada para una variedad de objetivos, ‘buenos’ y ‘malos’. Ha sido utilizada tanto para cambiar gobiernos como para sostenerlos contra ciertos ataques.
En este libro avanza en sus tesis políticas. Afirma que el poder no es monolítico; eso significa que no deriva de una cualidad personal de los individuos que están en el poder, entonces el poder político, dentro de cualquier estado, proviene de los ciudadanos. Por lo tanto, toda estructura de poder se sostiene en la obediencia de los sujetos a las órdenes de los dirigentes. De esa forma, si el sujeto no obedece, los líderes no tienen poder. Postula, de este modo, la eficacia de la desobediencia civil.

Una síntesis de su propuesta

Primer paso: se busca la promoción de acciones para generar un clima de malestar social en el país, desarrollando matrices de opinión sobre problemas reales o potenciales, mediante los medios de comunicación.
Segundo paso: hacer denuncias, fundadas o no –ejemplo: falta de libertad de prensa, desconocimiento de los derechos humanos, etc.--, que comienzan a "erosionar la base de apoyo del gobierno, apuntando a crear un descontento social creciente.
Tercer paso: promoción de la "lucha activa callejera", que bajo reivindicaciones políticas y sociales debe confrontar de forma directa con el gobierno.
Cuarto paso: movilizaciones con la combinación de diversas formas de lucha − tomas de instituciones emblemáticas, con el objeto de coparlas y convertirlas en plataforma publicitaria− creando un clima de ingobernabilidad.
Quinto paso: si es necesario, fractura institucional, sobre la base de las acciones callejeras, tomas de instituciones y pronunciamientos militares, hasta obligar a la renuncia del presidente.

1 Es uno de los principales periódicos mexicanos de circulación nacional, pertenece a la Universidad Nacional Autónoma de México.
2 Politólogo estadounidense, filósofo, profesor y escritor anticomunista. Licenciado en Ciencias Sociales por la Universidad de Ohio, cursó un Master en Sociología y un Doctorado en Filosofía por la Universidad de Oxford; Profesor Emérito de la Universidad de Massachusetts Dartmouth. Reside en Boston, Massachusetts, Estados Unidos, en un primer piso donde también funciona el Instituto Albert Einstein (Albert Einstein Institution - AEI), organización "sin fines de lucro" fundada en 1983 para promover "la defensa de la libertad, la democracia y la reducción de la violencia política mediante el uso de acciones no violentas". Su página web: www.aeinstein.org se reproduce en 40 idiomas.
3 Diplomático, escritor y consejero gubernamental estadounidense, autor de la doctrina de la contención y figura clave de la Guerra Fría.
4 Oficial superior brillante en las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial, se convirtió en consejero del emperador Bao Dai en Indochina y el presidente Senghor en Senegal. Asesoró a varios comandos y ocupó importantes cargos a la OTAN, antes de la creación de la Fuerza de Intervención Rápida.

5 Militar prusiano, uno de los más influyentes historiadores y teóricos de la ciencia militar moderna. Es conocido principalmente por su tratado De la guerra.

Mirar el mundo I: Saber o comprender en el siglo XXI

Bajo el título MIRAR EL MUNDO comienzo una serie de columnas radiales que vengo presentando en el programa Ballotage, conducido por Carlos Quiroga, todos los miércoles a las 18 horas en Radio Universal, FM 95.5 de Bahía Blanca.
En el encabezado se puede escuchar la grabación de las notas y, más abajo, leer un resumen de la misma.









Saber o comprender en el siglo XXI
Ricardo Vicente López – 4-2-15

Creo que afirmar que nos ha tocado vivir en un mundo muy injusto, en el cual más de las dos terceras partes viven más que mal, y en el otro polo un puñado de familias se queda con más del 50% de las riquezas, puede ser compartido por mucha gente. Sin embargo, una gran mayoría acepta mansamente este estado de cosas convencida de que es muy poco, si es que hay algo, que se pueda hacer. ¿Cómo explicar esta terrible ecuación? La intención de esta columna es hacer una invitación a reflexionar sobre lo que contiene la pregunta, sobre las posibilidades de encontrar una gama amplia de respuestas. Con la convicción de que aprender a preguntar es comenzar a abrir el camino. Somos el resultado de una educación que nos llevó por el camino de respuestas ya elaboradas de las cuales hemos tenido muy pocas posibilidades de repreguntar. Bueno, de ello se trata.

Diagnóstico de estos tiempos

Debemos enfrentarnos a una época que nos muestra, entre tanta incertidumbre, que la única constante  comprobable es el cambio. Un cambio que, si bien no sabemos si adquirirá una mayor velocidad, percibimos por momentos su aceleración. Sin embargo, la hora sigue teniendo los mismos sesenta minutos y el día no ha agregado ni ha quitado nada a sus veinticuatro horas. ¿Dónde radica, entonces, esta percepción del aumento de la velocidad del tiempo? Solamente en nuestras consciencias. Pero, a pesar de ello, pareciera, que no es mucho lo que podemos innovar para domeñar este tiempo que se presenta tan esquivo.
El saber de las ciencias tradicionales se demuestra insuficiente para encontrar las respuestas que nos permitan aferrarnos a verdades sólidas. Han desaparecido las viejas certezas con que nuestros predecesores construían sus futuros. Miramos hacia adelante y nos invade una sensación de perplejidad, carencias y de inhabilidad para la tarea que debemos enfrentar si nuestra intención es comprender este mundo. El gran físico Albert Einstein (1879-1955) afirmaba con palabras terminantes: «Cada día sabemos más y  entendemos menos».
Si bien es cierto que no debe haber sido muy diferente para las mujeres y hombres que debieron afrontar el derrumbe del Imperio Romano o los cambios del siglo XVIII en la Europa occidental, no nos alcanza con saber que ellos también padecieron situaciones semejantes. Lo que nos sumerge en una cierta zozobra es la percepción de que la dinámica de los cambios que se avecinan escapa a nuestras previsiones. Se agrega a ello el saber qué expresa esa frase tantas veces escuchada, pero no siempre comprendida en toda su dimensión: «Esta no es una época de cambios, sino un cambio de época». Lo que nos está diciendo es que gran parte de lo sabido corre el riesgo de ser inútil, pero todavía no estamos totalmente en condiciones de poder discernir qué sirve y qué no.
Pedro Luis Barcia nos advertía no hace mucho:
La vertiginosidad que nos envuelve en lo cotidiano da la tónica de los tiempos. Estamos realizando nuestra tarea educativa en el seno del vértice de cambios en todos los niveles. Esto obliga a una doble atención: a lo que debemos consolidar en medio del cambio a través de nuestra labor pedagógica y a lo que debemos atender de estos cambios, para apelar de continuo al contexto móvil en que estamos insertos docentes y alumnos[1].
A pesar de ello, son evidentes las carencias del sistema educativo, en todos sus niveles, para encontrar respuestas posibles con las cuales procesar las características de este tiempo, ello impide encontrar los nuevos caminos. Se da vueltas en torno a cuestiones técnicas, administrativas, didácticas, suponiendo que algunas modificaciones circunstanciales, poco analizadas e implementadas por las exigencias de los tiempos políticos, más aún los electorales, puedan resolver el problema. Así es que en las últimas décadas hemos observado y padecido cambios educativos que pretendieron ser estructurales y que nos colocaron en esta intemperie. Éste, no es un problema sólo nuestro, es una de las consecuencias de una globalización achatante.
La UNESCO publicó en 1999 un estudio que fue redactado por Edgar Morin[2] (1921), y que contó con la colaboración de intelectuales pertenecientes a una importante cantidad de universidades de todos los continentes: Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. En él podemos comenzar a vislumbrar lo profundo y complejo del tema:
Cuando miramos hacia el futuro, vemos numerosas incertidumbres sobre lo que será el mundo de nuestros hijos, de nuestros nietos y de los hijos de nuestros nietos. Pero, al menos, de algo podemos estar seguros: si queremos que la Tierra pueda satisfacer las necesidades de los seres humanos que la habitan, entonces la sociedad humana deberá transformarse.
Es altamente iluminador, pero sorprendente, percibir que coloca la cuestión en todos y cada uno de nosotros. Es habitual que intentemos pensar en términos de los cambios estructurales, lo cual nos desculpabiliza al quedar fuera del asunto. Por ello, la condición de posibilidad para ese logro no parece ser sencilla. ¿Cómo lograr ese cambio? ¿Dónde encontrar los mecanismos adecuados para ese logro? La respuesta no es demasiado misteriosa, y a nadie escapa que debe ser la educación la encargada de producir esos cambios fundamentales. «La educación es “la fuerza del futuro”, porque ella constituye uno de los instrumentos más poderosos», sostiene Morin.
Sin embargo, por lo dicho antes, no es la educación que conocemos la que está en condiciones de hacerlo. ¿No es, en parte, lo que aprendimos con ella lo que nos ha colocado en esta situación? Einstein nos advertía sobre nuestra situación de personas viviendo el tiempo de cambio: «Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo».
En esa misma línea de pensamiento el Doctor Federico Mayor (1934); Director General de la UNESCO, escribió en el prefacio:
Uno de los desafíos más difíciles será el de modificar nuestro pensamiento de manera que enfrente la complejidad creciente, la rapidez y lo imprevisible que caracterizan nuestro mundo.
Para dimensionar la magnitud de la tarea que debemos enfrentar debemos pensar una educación acorde a las exigencias de los tiempos futuros; debemos aceptar que nos es difícil comprender la enorme dificultad de la tarea. Más difícil aún en cuanto el problema lo presenta la educación que hemos recibido. La paradoja se presenta así: pensar una educación para enfrentar toda esta problemática, debe comenzar en cambiar la estructura de nuestro pensamiento e incluir a todos los docentes.



[1] Barcia, Pedro Luis, Educación y Cambio, en  Cuestiones Educativas,  Editorial Magisterio del  Río de la Plata, 1997,  pág. 11.
[2] Profesor en la Universidad de La Sorbona en Nanterre, fundó la revista Argumentos y fue director del Centro para el estudio de la Comunicación de Masa.