domingo, 29 de mayo de 2011

El marco histórico de la globalización XI

La tesis que he venido analizando que expuso el Dr. James Polk no es una idea alocada puesto que se pueden encontrar a otros investigadores que se han atrevido a investigar este tema. Digo atrevido ya que es necesario desafiar al establishment arriesgando el buen nombre, su carrera, su prestigio académico y sus puestos en las universidades. Por ello no son muchos los que están dispuestos a arriesgar la comodidad y las buenas remuneraciones a las que pueden aspirar si aceptan, en todo caso, la versión oficial que se expone.
Otro de los conceptos con que se habló de la globalización ha sido el de Nuevo Orden Internacional. Esta expresión no es nueva, ha sido utilizada para referirse a un nuevo período de la historia pretendiendo que se abre una etapa de grandes cambios en las ideologías políticas y en el equilibrio de poderes. La primera vez que apareció fue en el documento de los catorce puntos del Presidente Wilson haciendo un llamado después de la Primera Guerra Mundial (1914-18) para la creación de la Liga de Naciones, antecesora de las Naciones Unidas. Volvió a utilizarse con cierta reserva al final de la Segunda Guerra Mundial (1939-45) cuando se describían los planes para la creación de las Naciones Unidas y los Acuerdos de Bretton Woods debido a los fracasos de la Liga de Naciones en el logro de mantener la paz. Posteriormente tuvo un uso más amplio en el final de la Guerra Fría. Los presidentes Mikhail Gorbachev (Rusia - 1988-91) y George H. W. Bush (EEUU – 1989- 93) usaron el término para tratar de definir la naturaleza de la posguerra fría y el espíritu de cooperación que se buscaba materializar entre las grandes potencias. Lo que se puede decir es que detrás de esas palabras se escondió siempre un plan de dominio mundial. En la última década ha perdido vigencia esa expresión se ha impuesto la denominación de globalización porque aparece más neutra y aséptica.
Si bien los propósitos de los centros de poder nunca han renunciado a construir un imperio mundial los modos de hacer referencia a esos planes han ido cambiando. El Dr. Pierre Hillard ha desarrollado una intensa actividad investigativa que la ha presentado en un Informe sobre el Nuevo Orden mundial, dice en el comienzo: «Presentamos la historia de una corriente ideológica y de las poderosas personas que están detrás de todo esto. Estas buscan el surgimiento de bloques regionales tipo Unión Europea para orientarlos, poco a poco, hacia una forma de Gobierno Mundial. Su objetivo no es impedir las guerras sino extender su poderío financiero y comercial en el mundo entero. Su pensamiento reivindica el proyecto de un «Nuevo Orden Mundial» que debe edificarse sobre las ruinas de los Estados-Naciones. Hoy más que nunca resulta indispensable estudiar este proyecto de globalización político afín de impedir que el ideal de Unidad Humana se transforme en una pesadilla totalitaria».
Se refiere a encuentros en los que se ha planteado nuevamente el mismo proyecto adaptado a las circunstancias cambiantes: «Un acontecimiento que ocurrió durante la Cumbre de jefes de gobierno en la ciudad de Aquila en Italia (8-10 de julio de 2009), cumbre donde los presidentes hablaron de diversos temas muy importantes (crisis económica, clima, etc.) y que la mayor parte de la prensa comercial ha silenciado deliberadamente, ya que ha omitido de informar a la opinión pública mundial. Durante una entrevista con los periodistas, el presidente ruso Medvedev presentó y mostró un prototipo de moneda mundial, era una pieza de moneda fabricada en Bélgica y en la cual estaba grabada una frase en inglés que decía: “Unidad en la Diversidad”. Esta presentación del presidente ruso constituye una prueba que un cambio mayor está en curso de gestación en los círculos secretos del poder. Por la primera vez, un presidente presentaba un ejemplar de una moneda capaz de poder ser la referencia monetaria única de toda la humanidad. El gesto del presidente ruso viene a sustentar las palabras de Herman van Rompuy, quien durante su discurso de agradecimiento, luego de ser nombrado Presidente del Consejo de la Unión Europea, dijo una frase llena de insinuaciones: “2009 es también el primer año de una gobernación mundial con la instauración del G-20 en plena crisis financiera”».
El Dr. Hillard encuentra en esta afirmación una prueba más por quien la ha dicho y por donde fue dicha y sostiene que esto debe llevarnos a reflexionar y a formularnos la siguiente pregunta: «¿Cómo hemos llegado a esta situación? En efecto, la descripción de estas diversas uniones regionales, algunas en formación, otras ya concretadas, en el marco de una autoridad única, con la implosión interna del Estado (gobierno) que la componen, no es el fruto de una casualidad». Aparece en sus investigaciones las mismas conclusiones que hemos venido leyendo: «En efecto, esta mutación resulta de un largo trabajo, de una labor y de mucho empeño por parte de las oligarquías financieras y grupos elitistas políticos que han trabajado, largo y tendido, por el intermedio de think-tanks y otras fundaciones, para llegar al punto donde hemos llegado».

domingo, 22 de mayo de 2011

El marco histórico de la globalización X

Debemos introducirnos en un tema harto espinoso. Para quienes no han tenido oportunidad de revisar un poco este tema puede producirle alguna extrañeza o hasta una imposibilidad de aceptar lo que se está diciendo. El impacto de dos aviones en las Torres Gemelas de Nueva York el 11-9-2001 y el que impactó en el Pentágono han dado mucho que hablar. La disconformidad con el Informe Oficial de la Comisión Investigadora del 9/11 acerca de los ataques dio lugar a diversas investigaciones promovidas por diferentes instituciones prestigiosas de los EEUU. De ellas se ha desprendido que el Informe Oficial ha escondido pruebas y tergiversado los hechos . El Dr. Polk sostiene: «Los análisis de David Ray Griffin y de Steven Jones (entre muchos otros) muestran las múltiples inconsecuencias y puras imposibilidades en la explicación oficial de los ataques del 11-S. Proveen una evidencia obvia de que hubo y hay conspiraciones mucho más siniestras de lo que el público estadounidense está dispuesto a creer. Las respuestas a la inevitable pregunta: ¿Quién se beneficia? apuntan a los beneficiarios a largo plazo del control global que en última instancia no permitirá ninguna excepción».
Las enormes dudas han ido deviniendo en un conjunto de certezas que concluyen con esta tesis. Apoyándose en ello continúa: «El modelo siempre es el mismo. Se presenta una crisis de proporciones trascendentales, y se ofrecen soluciones a escala global que terminan por consolidar los intereses de un Nuevo Orden Mundial, tal como fue imaginado por Auguste Comte, con un control total por parte de los banqueros y una elite intelectual seleccionada. El sistema de la Reserva Federal debe verse como es: la agencia de una camarilla internacional de elites bancarias que están determinadas a obtener un gobierno global, con un sistema único de justicia universal, una sola moneda y una red de vigilancia universal como garantes de un régimen totalitario y neofeudalista a prueba de fallos».
Tal vez, y esto es lo que insinúa, el haber llegado a tal extremo puede abrir una etapa en la que se puede ver el comienzo de la decadencia del imperio de los EEUU. Como le ha ocurrido a todos los imperios, por el desgaste de un poder abusivo comienza el proceso de declinación y descomposición de su poder: «Gracias a los esfuerzos de la misma elite global, EE.UU. agoniza y terminará por sucumbir ante las restricciones que sus dirigentes han adoptado de buen grado dentro del contexto de la globalización. Tan admirable como pueda parecer la paz perpetua bajo un sistema de razón benevolente, que considere primordialmente la santidad de toda la vida terrestre en el planeta, los antecedentes históricos concretos de los que están más activamente involucrados en hacer que los ideales del Nuevo Orden Mundial lleguen a buen término bastan como motivo para rechazar sus objetivos». No debe ser entendido eso como un triunfo inmediato que libere al planeta de esto nefastos planes para una inmensa mayoría de sus habitantes, pero es necesario no perder de vista que todo poder imperial, en la historia de la humanidad, acabó destruido.
La afirmación inicial de la Tesis del Golpe de Estado ilumina ahora la actualidad: «Los banqueros de elite en EE.UU. y Europa concibieron e implementaron el sistema de la Reserva Federal como un importante escalón hacia un posible gobierno global. La continua crisis económica global también se concibió y se implementó como otro instrumento esencial para producir un gobierno mundial controlado por los banqueros y sus socios intelectuales establecidos en posiciones cruciales y que toman las decisiones. Las políticas y maquinaciones clandestinas de la Reserva Federal aceleran la “necesidad” y la “exigencia" de una moneda global para reemplazar a las monedas nacionales existentes. En épocas anteriores, la implementación de semejantes planes e intenciones se habría considerado alta traición y se habría castigado de forma adecuada; en la jerga actual se podría calificar, de modo más apropiado, como acto de terrorismo».
Por sorprendente que pueda parecer todo esto no debe ser descartado sin más. Es muy difícil pensar hasta dónde están dispuestos a llegar para implementar sus planes.

miércoles, 18 de mayo de 2011

El marco histórico de la globalización IX

La crisis provocada por la avidez y codicia de la banca internacional no sólo no terminó, sino que además estamos en la misma situación de años atrás, con el agravante de que las propuestas que se han hecho para salir son las mismas que han precipitado al mercado financiero a la crisis actual. Pero, entonces, ¿son tontos los banqueros internacionales? Nada de eso los únicos beneficiados con el desastre internacional son un pequeño número de ellos que compraron los bancos en quiebra por monedas y hoy estamos ante un mercado financiero mucho más concentrado. Por ello dice nuestro investigador: «A escala global, expertos financieros y económicos de todo el mundo están desarrollando revisiones fundamentales del Acuerdo de Basilea (Basilea III) dentro del marco del Banco de Pagos Internacionales. Al mismo tiempo, el anuncio de la Reserva Federal a finales de 2010 de que iniciaría una segunda vuelta de “ajuste cuantitativo” en sus esfuerzos por liberar crédito y aliviar a las instituciones financieras de activos moribundos llevó a insistir en que una nueva moneda de reserva global reemplace al dólar enfermizo». Hoy ese sector de las finanzas claman por una moneda más estable que le asegura sus utilidades y no se les esfumen por la desvalorización del dólar. «La decisión de la Reserva Federal de aumentar la liquidez mediante la impresión de más dólares ya se ve como un error potencialmente fatal por parte de muchos escépticos, particularmente en China que posee una suma extraordinariamente elevada de dólares de EE.UU. en su tesoro de reservas monetarias. Rusia y China, entre otros, ya han acordado un intercambio bilateral de bienes y servicios utilizando sus propias divisas, sin usar el dólar estadounidense como intermediario».
El Dr. Polk comienza a hacer proyecciones futuras acerca de cómo podrá evolucionar este proceso: «Presiones inflacionarias inevitables garantizan que los días del dólar de EE.UU. como moneda de reserva mundial estén contados; este resultado no promete nada bueno para los estadounidenses, que con gran probabilidad verán la ley marcial siempre y cuando los precios para las necesidades diarias como la gasolina aumenten rápidamente más allá de lo asequible. Como operador jefe de todas las fuerzas clandestinas que quieren ver un gobierno mundial que controle el planeta, la Reserva Federal ha estado destruyendo activamente la moneda estadounidense como instrumento de soberanía nacional. Y en estrecha colaboración con la Reserva Federal, grupos de trabajo dentro de las Naciones Unidas y del FMI han publicado documentos de posición clave en los cuales se propone una nueva divisa global, que se espera sea impresa o acuñada por un banco central global».
Como prueba de lo que afirma, sostiene: «Junto al aumento de la autoridad de instrumentos globales como el FMI, la OMC y el Banco de Pagos Internacionales, una red internacional de vigilancia está en plena formación con consecuencias trascendentales para la vida y la libertad individual. La integridad de Internet se encuentra particularmente en peligro ya que la integridad de Internet es el último bastión del intercambio de información sin censura. Con cada “ciberataque” publicitado, sea realidad o una creación de los servicios de inteligencia, surgen nuevas demandas de un aumento de las medidas de seguridad y de la legislación para controlar tanto la forma como el contenido online. Nuevos conceptos supranacionales clave como “al-Qaida”, “redes terroristas” o “transferencias sospechosas de dinero” son ahora de uso común en el discurso público y permiten la implementación de medidas de control y estrategias de vigilancia militar/política sin precedentes sobre los ciudadanos de a pie. La buena disposición de gobiernos de todo el mundo para adoptar medidas contra el terror, potencialmente hostiles a todas formas de libertad individual, se basa en la cuestionable aceptación de la explicación oficial presentada por el gobierno de EE.UU. y sus servicios de inteligencia de los eventos que ocurrieron el 11-S. La escasez de la crítica de la inverosímil narrativa oficial de todo lo que ocurrió el 11-S, en especial en los medios dominantes de EE.UU., es de por sí suficiente evidencia de una prensa estadounidense totalmente controlada desde arriba».

domingo, 15 de mayo de 2011

El marco histórico de la globalización VIII

Tal vez el aspecto más llamativo del informe que estamos siguiendo radica en la afirmación, que nuestro investigador sostiene con una sólida carga argumentativa, de que la globalización financiera ha tenido un primer paso, casi diría fundacional, en la creación de la Reserva Federal de los EEUU. De acuerdo a los pasos que venimos siguiendo una cantidad de acontecimientos mundiales han sido las consecuencias buscadas que planificaron los autores ideológicos de la Ley Glass-Owen de 1914.
Si volvemos nuestros pasos sobre la historia del Primer Mundo podemos encontrar un hito fundante en la Revolución Industrial inglesa (1750-1790) que dio origen al capitalismo industrial que, décadas después diera un fuerte impulso a la banca internacional. El proyecto político que se fue elaborando e instrumentando requería la consolidación de un sólido control sobre el desarrollo social y político del mundo, para la expansión de los negocios financieros. El desarrollo del capitalismo competitivo encuentra un primer límite en 1860-1870. Después de la crisis de 1873, período de gran desarrollo de los cárteles, comienza un proceso de concentración de la industria dando lugar a la aparición de los primeros monopolios que dan por acabado la libre competencia. A comienzos del siglo XX los cárteles se convierten en una de las bases de la vida económica. Lenin (1870-1924) anuncia «El capitalismo se ha vuelto imperialista».
Los acuerdos de precios, calidades, distribución de áreas entre las grandes empresas, se dividen las ganancias, y concentran gran parte de la producción total de un ramo de la industria, con lo que se aseguran beneficios enormes y pueden crear unidades de producción de una amplitud formidable. Todo este proceso ha demandado cantidades crecientes de dinero por lo que también la misma banca se ha ido monopolizando; o, quizás sería decir más exactamente se ha convertido en instrumento de monopolización. La diferenciación entre intereses industriales y bancarios se hace cada vez más difícil de reconocer. En un primer momento, la función de los bancos era la de intermediarios en los pagos; pero, en la medida en que las operaciones bancarias se han ido desarrollando y concentrando en un pequeño número de organismos ― con un proceso similar al de las grandes potencias industriales ―, se han convertido en potentes monopolios que disponen de casi todo el capital, de casi todos los capitalistas (y de los pequeños propietarios), además de la mayor parte de los medios de producción y de las fuentes de materia prima del país y de distintos países.
¿Como funciona el sistema? De cada una de las grandes bancas, y aquí el concepto clave es el de «participación»― dependen un número considerable de bancos de menor calibre, nacionales y extranjeros, que dominan a su vez sobre un número mayor, y éstos a su vez sobre otros. Es evidente que una banca situada a la cabeza de un grupo tal y que entra en relación con media docena de otros grupos que le hacen concesiones con vistas a grandes y ventajosas operaciones, como los empréstitos de Estado, no es ya un intermediario, sino que se ha convertido en instrumento de un grupo de monopolizadores.
Sigamos avanzando con el informe del Dr. Polk para comprender cómo funciona esto a fines del siglo XX y comienzos del XXI: «Los observadores atentos de la historia de las finanzas reconocerán el modelo concreto de desarrollo en este caso. Una expansión del crédito ilusoriamente bien fundada y el auge económico correspondiente van seguidos de una repentina retracción del crédito y una implosión de los mercados. En el centro de nuestra crisis actual está la industria bancaria y su capacidad de crear dinero y derivados de la nada . El colapso era previsible, y es muy probable que haya sido cuidadosamente planificado. En cuanto comenzó el colapso de 2008, los directores de los principales bancos de EE.UU. comenzaron a emitir una intimación al pueblo estadounidense a través de su propio representante, Henry Paulson (ex director ejecutivo de Goldman Sachs, como secretario del Tesoro). Si los tesoros de los bancos no se hubieran llenado con tantos fondos públicos, los estadounidenses pronto se hubieran despertado con la ley marcial en las calles de muchas ciudades importantes». Esta advertencia encierra una enseñanza y una amenaza encubierta respecto de cómo operan los intereses financieros.
Entonces, con toda premura: «los representantes en Washington, que no ven ni oyen nada malo, salieron al rescate de la elite financiera global, todo a costa de los contribuyentes, y en última instancia también a costa de la soberanía nacional. Demandas concomitantes de “soluciones globales” a este problema evidentemente global fueron puestas rápidamente en el orden del día nacional e internacional por el G20 y por destacados economistas como Kenneth Rogoff. El Congreso de EE.UU. ratificó recientemente una puesta a punto exhaustiva del sistema financiero de la nación, y al hacerlo otorgó más autoridad a la Reserva Federal». ¿Cómo se soluciona el problema? Lamentablemente con más de lo mismo: mayor poder a la banca privada.

miércoles, 11 de mayo de 2011

El marco histórico de la globalización VII

Nos estamos enterando de la relación que se puede establecer entre especulaciones financieras, acuerdos entre Estados, guerras provocadas y las crisis a que dieron lugar como consecuencias de planes preparados y ejecutados por los dueños de los grandes bancos. Sigue el Dr. Polk: «Los resultados de dos guerras mundiales, en las cuales un cártel bancario privado había escrito en última instancia las condiciones de la rendición económica y financiera, habían llevado por obligación a los vencidos al papel de participantes en la mayor estafa de la historia humana: la creación de dinero de la nada mediante deudas, con pagos de interés en flujo permanente a la esfera de la elite bancaria privada. Todo a escala global. Muchos de los vehículos y recursos de inversión discutidos cada vez en más estudios han vinculado con mucho éxito la esfera política con la corporativa/financiera entre las que ya es imposible ver una separación clara. No obstante, entre amplios segmentos de las poblaciones en muchos países, los ciudadanos votantes siguen convencidos de la santidad de las autoridades elegidas. Esas convicciones se basan en una publicidad falsa, y los votantes no han visto la fusión entre el capital y la exitosa ocupación de campañas y puestos realizada regularmente tras las pantallas de humo de los medios de comunicación masivos».
Es munición muy pesada la que está disparando nuestro investigador. Llega a decir: «En una serie de casos importantes, incluso los movimientos de oposición y protesta han sido comprados y escenificados». No debe perderse de vista el proceso de rebelión popular en los primeros meses de 2011, en el norte de África, partiendo de esta afirmación. Para el Dr. Polk esto incluye la campaña de Barack Obama para la presidencia con su eslogan «¡Sí, podemos!». A la luz de las políticas implementadas desde su llegada a la Casa Blanca afirma que la cantidad de votantes: «se puede considerar ahora como el coro lamentable de los que fueron engañados por el cambio en el que creían. El cambio vino pero en forma de continuos rescates a los bancos de Wall Street y la colocación confortable por el propio Obama del ex jefe de la Reserva Federal de Nueva York en el trono del tesoro de EE.UU., inmune a la crítica y a la reprimenda. No le impidieron enviar sus urgentes correos electrónicos al abogado de AIG instándolo a guardar silencio como reacción a las consultas del Congreso sobre la dimensión de los fondos de rescate de la Reserva Federal canalizados a los bolsillos de Goldman Sachs».
Como cobertura de lo que se estaba negociando el Dr. Polk se refiere a las publicaciones de los grandes medios que se ocupaban de las andanzas sexuales del golfista Tiger Woods. Gracias a lo cual para el ingenuo pueblo estadounidense no ha pasado nada. Los procedimientos esquemáticos realizados por el FMI, el Banco Mundial, y la OMC adquieren frecuentemente un carácter descaradamente absurdo. Como prueba de las imposiciones, que están por fuera de los estatutos de estas instituciones, a países de la periferia cita: «Así fue en el caso del programa de ajuste estructurado citado frecuentemente, desarrollado para Bolivia en el Documento Marco de Política para 1998-2001 del Mecanismo Reforzado de Ajuste Estructural (ESAF por sus siglas en inglés). A cambio de préstamos del FMI, muy necesarios, se exigió a Bolivia que transfiriera los “derechos” del sistema de aguas de Cochabamba a la firma privada de Aguas de Tunari, subsidiaria del consorcio International Water Ltd./Bechtel Corporation».
Para demostrar que el proyecto de globalizar el planeta y colocarlo al servicio de las finanzas internacionales afirma: «El modelo de crisis seguida por un plan prefabricado para una solución global ha sido constante desde principios del siglo XIX, cuando las elites bancarias europeas intentaron todas las posibilidades con el fin de establecer un banco central en suelo estadounidense. Eran los mismos intereses estructurales que terminaron por llevar a la aprobación de la ley Glass-Owen (1914). Y dentro de este modelo también se encuentran los orígenes de la actual crisis financiera, específicamente dentro de las más altas esferas del sistema de la Reserva Federal».
Las últimas consecuencias reveladas hasta este momento las encuadra a partir de un suceso de extrañas resonancias: «Después de los ataques del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington, D. C., la Reserva Federal fue “obligada” a reducir los tipos de interés a un mínimo con el fin de evitar un posible colapso de una serie de importantes bancos e industrias. Esta acción posibilitó la decisión de las filiales de esos bancos en todo el país de ofrecer créditos fáciles, en particular para hipotecas inmobiliarias. Dos años después, todo el país vivió un frenesí de compras de casas con perspectivas de fáciles y rápidos aumentos del valor de las casas año tras año “hasta el fin de los tiempos”. Numerosos inversores compraron dos o tres con la esperanza de convertirlas en innumerables miles de dólares de ganancia». La crisis financiera 2007-8 fue el corolario de ese plan.

domingo, 8 de mayo de 2011

El marco histórico de la globalización VI

Creo que, aun el lector menos avisado sobre estos temas, debe estar comenzando a entender y sorprenderse todavía más a medida que avanza el informa del Dr. Polk. Y, si hablé de las dificultades de leer esta investigación, se justifica por los resultados a los que vamos accediendo que nos abre la mente para estudiar el mundo de hoy. Todas las maniobras jurídicas publicadas más los acuerdos ocultos nos hablan de razones que fueron configurando la globalización que padecemos. Ello nos está hablando de una larga preparación para llegar a este dominio global actual. Esto le permite afirmar: «Y precisamente esta extraordinaria expansión del poder de los cárteles privados de la banca fue fundamental en gran parte en las maniobras entre bastidores durante y después de la Segunda Guerra Mundial».
Cita a continuación un ensayo muy esclarecedor sobre el tema, publicado en Foreign Affairs. Pero es necesario conocer qué es esa revista y quienes la publican. Aparece acá una vieja institución fundada en 1921, El Council on Foreign Relations (CFR), una organización estadounidense no partidista, esto debe entenderse como no definida por uno de los dos partidos de los EEUU, pero de gran ascendiente sobre ellos en materia de política exterior. No hay la menor duda de que se trata de una organización privada muy poderosa por su influencia en la política exterior de los Estados Unidos. Pasemos, entonces, a ver quién era el autor del artículo citado, Leon Fraser: Presidente del banco Mundial de Pagos Internacionales. En julio de 1944 se realizó la reunión de 44 naciones en Bretton Woods, Nueva Hampshire, en la que las 42 naciones restantes tuvieron muy escasa influencia sobre el acuerdo celebrado entre Gran Bretaña y los Estados Unidos, tal como lo observó Leon Fraser, entonces representante del First Nacional City Bank: «Se nos dice que 44 naciones acordaron esto. Me parece que sería más correcta la afirmación de que tres o cuatro grupos muy expertos se reunieron y redactaron un plan, y luego se lo presentaron a otros 44 (sic) técnicos y declararon “esto es lo que los Estados Unidos y Gran Bretaña están dispuestos a acordar con ustedes».
Esta intervención nos habla a las claras de que era un hombre muy poderoso. En 1936 escribió en la revista mencionada refiriéndose a las consecuencias del tratad de Versalles: «La verdad fue que los expertos aprovecharon la ocasión del nuevo ajuste de las reparaciones como excusa para reparar una brecha reconocida hace tiempo en el tejido de las finanzas internacionales. La organización que propusieron tenía funciones no conectadas con las reparaciones, y estas funciones ostensiblemente secundarias fueron los motivos predominantes para su establecimiento. Algunos miembros –en particular los conectados con la banca comercial – veían la institución como un instrumento para abrir nuevos campos de comercio mundial mediante nuevas extensiones de crédito […] Aunque no hubo unanimidad sobre las oportunidades de crear más crédito, todos los expertos estuvieron de acuerdo en que el Banco podía subsanar un vacío evidente en la organización financiera del mundo, es decir, proveer un centro para la colaboración del banco central y para que la corporación mejorara el mecanismo monetario internacional». El banco al que se refería Fraser era, obviamente, el banco central de todos los bancos centrales, el Banco de Pagos Internacionales, con su central en Basilea.
El Dr. Polk hace referencia a otro personaje que participó de los arreglos financieros posteriores a la Primera Guerra, Louis McFadden, un banquero que se dedicó a la política elegido congresista por Pensilvania, quien «condenó de manera muy clara los motivos ocultos y los métodos operativos del Tratado de Versalles. McFadden apuntó en particular al Banco de Pagos Internacionales, que se hizo cargo del oro que Alemania debía entregar en pagos de reparaciones. McFadden escribió que en realidad el Tratado de Versalles se había negociado de mala fe, y que la “Casa de Morgan” y los sospechosos habituales de la camarilla de banqueros internacionales eran los principales beneficiarios de los bonos de reparaciones, y que algunos aspectos sustanciales del tratado se habían elaborado en los centros financieros de Londres, mucho antes de las verdaderas negociaciones en París. McFadden auguró proféticamente las consecuencias a largo plazo del tratado como “fundamento para la renovación de una docena de guerras legalmente justificables”».
La consolidación posterior del poder económico y financiero en Occidente al final de la Segunda Guerra Mundial «posibilitó la subsiguiente globalización rápida y generalizada de tendencias incipientes que ya eran visibles en la plataforma de la Liga de Naciones. El establecimiento de las Naciones Unidas en 1945, así como la fundación del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, tal como fue estipulado por el resultado del Acuerdo de Bretton-Woods (1944), contribuyeron sustancialmente al sistema internacional de moneda y finanzas de un carácter distintivamente anglo-estadounidense. Esto significó en particular que los bancos centrales de todas las naciones miembros tenían que adoptar en gran parte el modus operandi del sistema de la Reserva Federal. La impresión de monedas nacionales, que solía ser privilegio de gobiernos soberanos, debía ser reemplazada por el sistema de bonos gubernamentales o la emisión de pagarés, que entonces se prestarían o se venderían al cártel bancario privado (encabezado por el respectivo “banco central” del país) a cambio de billetes moneda con interés vencido».

miércoles, 4 de mayo de 2011

El marco histórico de la globalización V

El Dr. Polk nos introduce en las negociaciones de la Primera Guerra mundial para mostrar cómo funcionan los intereses de los banqueros: «Las condiciones impuestas a Alemania mediante el Artículo 231 del Tratado de Versalles establecieron los fundamentos para la consolidación de los intereses financieros enormemente poderosos en Londres, Nueva York, Frankfurt y París, que habían sido esenciales para la imposición, a cualquier precio, de la Ley de la Reserva Federal en EE.UU. (Habría que señalar que son los mismos intereses financieros que también hicieron su parte para llevar a las naciones al conflicto militar. El foco en este caso, sin embargo, sigue limitado a la génesis y perpetración del cártel de la banca central privada como tal y sus conexiones con la actual crisis financiera y la guerra contra el terrorismo)».
Sin embargo el horror de esa guerra condujo rápidamente a la comprensión de que la comunidad global de naciones no debería permitir que semejante crueldad volviera a ocurrir, y que hacían falta principios de conducta universalmente reconocidos y aceptados para garantizar la paz y la armonía internacional. Repasemos lo que quedó dicho respecto de «los principios de buena voluntad, acordados en los términos fijados por la Paz de Westfalia», éstos sólo podían implementarse mediante una voluntad general común o consenso global. «En otras palabras, una Liga de Naciones, era necesaria para definir e implementar principios internacionalmente válidos de conducta humanitaria, por cierto cosmopolita, a fin de beneficiar a toda la especie humana y toda nuestra vida cotidiana».
Este impulso positivo fue, entre otras cosas, lo que llevó a los participantes en la “guerra para terminar todas las guerras”, según se afirmó entonces, a fundar el “Convenio de la Liga de las Naciones”. «El acuerdo incluía 26 principios a los que se comprometían los 58 Estados miembro. Pero el problema central que confundía los ideales de la Liga era el hecho de que el acuerdo se basaba en importantes intereses económicos que esencialmente condenaban al tratado al fracaso desde el principio. La Liga se basada en el statu quo tal como fue definido por los vencedores de la Primera Guerra Mundial, quienes, como representantes al mismo tiempo de “intereses” ostensiblemente “nacionales”, hicieron todo lo posible por asegurar los mayores beneficios posibles para los banqueros de la elite que trabajaron entre bastidores en Nueva York, Londres, Paris, y Frankfurt». Es esencial entender la distancia que hay entre los principios enunciados y los intereses reales que se ponen en juego. En esta porfía han terminando imponiéndose los intereses particulares. Y los medios para ese fin se encontraron en los términos de los pagos de reparaciones que luego impusieron a Alemania.
Dice el Dr. Polk: «Un artículo publicado el 31-5-1922 en el New York Times esbozó las demandas más destacadas impuestas a Alemania por las potencias triunfantes: “La Comisión de Reparación llamó a Alemania a aceptar los siguientes compromisos antes del 31 de mayo: 1.- Reducir los gastos y equilibrar el presupuesto. 2.- Detener el aumento de la deuda externa y del papel moneda en circulación. 3.- Aceptar una ligera supervisión de sus esfuerzos en esa dirección. 4.- Tomar medidas para impedir más fuga de capital y recuperar 2.000 millones de dólares que desaparecieron del país durante los últimos dos años. 5.- Asegurar la autonomía de la política del Reichsbank». Quiero llamar la atención del lector respecto de las semejanzas entre las imposiciones a la Alemania vencida con las que el Fondo Monetario Internacional luego aplicaba a los países que solicitaron ayuda financiera, conocidas como «programas de ajuste estructural, incluyendo demandas de privatización del sistema bancario para garantizar la independencia (“autonomía”) de la política de los bancos».
Sigue nuestro investigador: «Una gama de condiciones impuestas por el FMI ha llevado constantemente a las naciones en cuestión a dificultades internas generalizadas y a crisis económicas, porque los intereses y el bienestar de la población en general discrepan evidentemente a menudo de los programas del FMI que se implementan. Joseph Stiglitz lo describió como sigue: “El FMI no sólo se dedica a los objetivos fijados en su mandato original de realzar la estabilidad global y asegurar que haya fondos para países que enfrentan una amenaza de recesión a fin de que impulsen políticas expansionistas. También se dedica a los intereses de la comunidad financiera. Esto significa que el FMI tiene diferentes objetivos que a menudo están en conflicto entre ellos. La tensión es tanto mayor porque este conflicto no puede hacerse público: si el nuevo papel del FMI se reconociera públicamente, el apoyo a esa institución podría debilitarse, y es casi seguro que los que lograron cambiar el mandato lo sabían. Por lo tanto, el nuevo mandato tenía que presentarse de manera que pareciera, por lo menos superficialmente, consecuente con lo anterior”».

domingo, 1 de mayo de 2011

El marco histórico de la globalización IV

Retomemos ahora el trabajo que veníamos haciendo. Habíamos quedado en lo que el Dr. Polk ha denominado el Golpe de Estado de 1914 mediante el cual se impuso en los EEUU el sistema de la Reserva Federal, aprobado en la ley Glass-Owen. Veamos con cierto detalle algunos aspectos de ella, aunque su primera lectura se muestre un tanto técnica, es muy interesante conocerla. Sigamos a nuestro investigador: «Según el Artículo 1, Sección 8, de la Constitución de EE.UU., se otorga el poder al Congreso para “acuñar moneda” y “regular su valor”. La Ley de la Reserva Federal interpreta evidentemente este poder de modo bastante literal, como la acuñación de monedas de 5 centavos, 10 centavos, y cuartos de dólar; sin embargo, el centro de la ley es la creación de moneda en la forma de billetes de banco. Cuando el gobierno necesita dinero el tesoro de EE.UU. emite pagarés en forma de bonos del tesoro de EE.UU., que luego vende al sistema de propiedad privada de la Reserva Federal a cambio de un cheque de la Reserva Federal. En realidad, el banco de la Reserva “Federal” simplemente introduce las cifras correspondientes en el teclado del ordenador, una vez como deuda y otra vez como activo. En otras palabras, la Reserva Federal crea cifras de la nada, por las que luego pide un reembolso con intereses. Después los fondos se acreditan a la cuenta del gobierno y con ellos se pagan diferentes gastos. El “dinero” como tal es creado de la nada en ese momento exacto por el banco de la Reserva Federal. Pero hay un truco adicional utilizado por todos los bancos que operan con el sistema de la Reserva Federal: préstamos de reserva parcial. Este ardid permite al banco multiplicar por diez la cantidad de dinero que presta a sus clientes sin tener los fondos reales en reserva para respaldarlo. Todo el ardid ha permitido a los dueños ocultos del sistema privado de Reserva “Federal” la extorsión efectiva de dinero al pueblo de EE.UU. en forma de pagarés, también conocidos como bonos del tesoro, que luego deben reembolsarse con intereses».
El Gobierno de los EEUU cuando necesita dinero (debe recordarse lo que pasó en 2008-9 con la crisis financiera y la casi quiebra de los mayores bancos: el gobierno solicita a la Reserva Federal la emisión de billetes por 700.000 millones de dólares sin respaldo de ninguna naturaleza) le solicita a la Reserva Federal, el equivalente a nuestro Banco Central pero con una diferencia: es un banco privado, la cantidad que necesita y le entrega una especie de pagarés denominados “bonos del Tesoro”. Mientras no devuelva el dinero recibido el Estado pagará al “banco privado”, llamado Reserva Federal, los intereses correspondientes. Dicho de otro modo: cuando el Dr. Polk dice que “crean dinero de la nada” es efectivamente lo que sucede y, por ese pase de magia de hacer aparecer de “esa nada” (una mera impresión de papel) queda deudor de los intereses que correspondan.
Avanza nuestro investigador: «La base legal de este escandaloso sistema en la ley Glass-Owen en EE.UU. fue sólo el comienzo. Como otros bancos centrales firmantes del Acuerdo de Bretton Woods (y por lo tanto del acuerdo del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional), el sistema de la Reserva Federal puede controlar la cantidad de dinero en circulación mediante diversos mecanismos, por ejemplo mediante el aumento o la reducción de las tasas de interés y/o los requerimientos de reserva mínima de los bancos en el sistema de préstamos de reserva parcial. A través de la promulgación del sistema de la Reserva Federal, la esencia del dinero se ha convertido en deuda. Mediante la creación de deuda, el dinero llega a existir en el sistema. Por lo tanto es obvio que nunca interesa al banco que los clientes, los prestatarios, paguen realmente sus deudas porque eso dejaría a los bancos sin pagos de intereses. Cuando sucede que los prestatarios son naciones soberanas, por ejemplo del mundo en desarrollo, o ahora EE.UU. y una serie de países en Europa Occidental, los pagos de intereses obtenidos por los bancos llegan fácilmente a ser cientos de miles de millones de dólares. Esto es extraordinariamente lucrativo para bancos que han podido “participar" en la negociación de acuerdos de paz (mediante los cuales se fijan condiciones de rendición y reembolso de daños) y en las deliberaciones de acuerdos comerciales internacionales para regular el comercio y las finanzas globales».