miércoles, 29 de septiembre de 2010

No es inevitable pero no es sencillo I

Algún lector, un tanto sobrecargado por tanta denuncia sobre el capitalismo, y con no poco aburrimiento, puede estar esperando que le alcance alguna reflexión sobre las salidas tentativas que el estado de cosas actual pueda ofrecer. Debo decir que algo ya he intentado decir en el trabajo “Argentina es lo que somos” (en la página ricardovicentelopez.com). No creo que sea suficiente, pero es necesario tomar nota de que estamos inmersos en una crisis en pleno proceso de cuya solución, si se la encuentra, apenas podemos atisbar algo. Sin embargo, no debe escapar a todo aquel, preocupado por el tema, que somos todos actores de ese proceso, no meros espectadores o pacientes, y que uno de los pasos imprescindibles es la conciencia del problema y un diagnóstico lo más aproximado posible. La capacidad de distracción que los poderosos del sistema ejercen sobre la población global es de una dimensión sin precedentes. Toda la capacidad científica y tecnológica de que disponen está en uso, y son los grandes medios de comunicación (como tantas veces se ha dicho desde este blog) los encargados de su publicitación.
Estoy haciendo referencia a lo que ha sido denominado el “pensamiento único” que en los medios de expresa como el “discurso único”. La poca eficacia de un contra-discurso (como este blog y tantos otros y la mucha información alternativa que circula) no es suficiente para derrotarlo pero es imprescindible para que aparezca haya voces que mantengan una defensa inclaudicable. Desde estos intentos debemos mantener un diálogo-debate que proponga diversos modos de entender el curso que ha adoptado la fuerza dominante del poder mundial concentrado. No significa esto que exista un poder único, por el contrario hay un escenario con diversos actores, pero todos ellos aspiran a lo mismo: la dominación del resto de los pueblos.
Por ello, la insistencia en caracterizar y denunciar los planes, maniobras, acciones, analizar sus consecuencias pasadas, actuales o futuras, es la parte de esa tarea de resistencia en la que deben involucrarse el mayor número de ciudadanos del mundo con vocación de libertad e igualdad para todos.
De allí que las series de notas que he ido publicando deben ser entendidas dentro de esa tarea, y en esta última etapa me he concentrado en la descripción, análisis y denuncias sobre cómo opera hoy en el mundo globalizado el “famoso” mercado. Cómo ese abstracto mecanismo decide e impone su voluntad a los responsables de las decisiones políticas y económicas que definen y determinan el curso de los acontecimientos. Dentro de la gravedad de la situación internacional algo debe ser rescatado respecto de tiempos pasados: hoy empieza a quedar claro dónde está el verdadero poder. «En los últimos tiempos se está haciendo cada vez más evidente que los poderes financieros imponen su voluntad sobre la de los representativos, impidiendo que éstos lleven a cabo lo que le habían ofrecido a los ciudadanos en sus programas electorales» afirma el catedrático de economía aplicada en la Universidad de Sevilla, Juan Torres López.
Este profesor, haciendo referencia a las declaraciones de un político español que denunciaba «que se estaba produciendo "terrorismo financiero" y que estamos viviendo en una “dictadura de los mercados”, decía que: «Es normal y acertado que se digan este tipo de cosas porque a medida que ha ido desarrollándose la crisis se ha comprobado sin dificultad que ni los gobiernos socialdemócratas como el español ni los más conservadores como el francés o el alemán o ni siquiera el presidente de Estados Unidos que se considera el más poderoso del mundo pueden aplicar las medidas que inicialmente proponen. Los Bancos y los grandes financieros han conseguido salir a flote del desastre económico que han provocado frenando cualquier tipo de reformas por mínimas que haya sido. Basta comprobar las sucesivas declaraciones finales de las cumbres del G-20 para comprobar que no se ha llevado a cabo ni una sola de sus propias propuestas o promesas». Ante lo cual no quedan dudas que las tan mencionadas “instituciones republicanas” no están en capacidad de afrontar la crisis con las medidas necesarias para defender a todos, no sólo a los poderosos.
«Los Bancos no sólo han impedido que se le pidan responsabilidades por su conducta irresponsable (y delictiva en algunos casos) que dio lugar a la crisis, salvo en algunos casos singulares y en forma de multas que no impiden que hayan vuelto a tener increíbles beneficios. Han frenado la reforma de los mercados financieros que siguen funcionando bajo normas orientadas simplemente a permitir que las actividades especulativas de los financieros proporcionen ganancias más fácilmente; han impedido que se establezca cualquier nuevo tipo de control para evitar la acumulación ingente de riesgo que sus actividades conllevan». No es poco decir y agrega: «Por supuesto, no están dispuestos a consentir que se establezcan impuestos o tasas sobre las transacciones especulativas o ni siquiera sobre sus extraordinarios beneficios. Han evitado igualmente que desaparezcan los paraísos fiscales o que se evite de una vez que los bancos sean quienes laven en sus oficinas el dinero de traficantes, proxenetas, terroristas y criminales de todo tipo. Y todo eso, a pesar de que después de haber recibido incalculables sumas de dinero en ayudas de todo tipo siguen sin proporcionar a empresarios y consumidores el crédito que necesitan para reactivar la economía».
Para nosotros, argentinos, que hemos padecido las políticas neoliberales y hemos protagonizado la catástrofe económica y financiera de 2001-02 no nos puede dejar más que atónitos ver a la vieja Europa intentar por esos mismos caminos pretender salir del pantano en que están metidos. Sorprende la miopía.

sábado, 25 de septiembre de 2010

El capitalismo explotador y contaminante VII - La catástrofe de los organismos modificados genéticamente

El concepto que he utilizado: contaminante, tiene un uso cotidiano que hace referencia a «la presencia o incorporación al ambiente de sustancias o elementos tóxicos que son perjudiciales para el hombre o los ecosistemas». Voy a hacer extensivo el uso del concepto a un campo en el que puede sonar como contradictorio, pero espero que se comprenda hacia dónde apunto. Voy a recurrir a un texto publicado no hace mucho en el que un periodista estadounidense, especializado en el tema y autor de libros sobre esa especialidad, F. William Engdahl, dice respecto a la introducción de “organismos modificados genéticamente (OMG)” en la producción directa o indirecta de alimentos:
«Antes de que las cosas vayan demasiado lejos, harían bien en observar atentamente el mayor laboratorio de OMG del mundo, Estados Unidos. Ahí los cultivos OMG son todo menos beneficiosos. Todo lo contrario. Lo que se elimina cuidadosamente de la propaganda de Monsanto y de otras agroindustrias a la hora de promocionar cultivos modificados genéticamente como una alternativa a los cultivos convencionales es el hecho de que en todo el mundo hasta el presente las cultivos de OMG han sido manipulados y patentados sólo por dos razones: la primera, ser resistentes o “tolerantes” al patentado herbicida químico glifosato altamente tóxico que Monsanto y los demás obligan a comprar a los agricultores como condición para comprar sus patentadas semillas. La segunda característica es que las semillas OMG han sido modificadas genéticamente para resistir a insectos específicos. Contrariamente a los mitos de relaciones públicas promovidos en su propio interés, no existe una sola semilla OMG que proporcione un mayor rendimiento en la cosecha que las convencionales, ninguna que requiera menos herbicidas químicos tóxicos, por la simple razón de que no hay beneficio en ello».
Nos está advirtiendo que la modificación genética tiene un solo propósito y es de índole comercial y con intensiones monopólicas. Para ello ha recurrido a su enorme poder de lobby: «Los potentados de la Comisión de la Unión Europea en Bruselas, que no han sido elegidos democráticamente, han tratado de invalidar recientemente lo que repetidamente ha demostrado ser la abrumadora oposición de la población de la Unión Europea: que se propaguen los por la agricultura de la UE eso OMG. El presidente de la Comisión de la UE tiene ahora un contable maltés como comisionado de sanidad y medio ambiente para dar el visto bueno a la adopción de los OMG. El anterior comisionado de medio ambiente de la UE procedente de Grecia se oponía ferozmente a los OMG». Se nos informa que estamos en pleno desarrollo de una batalla por la imposición de variedades de semillas que atentan contra la salud humana: es decir, contaminan la producción de alimentos con consecuencias verificables sólo en el muy largo plazo. Las que pueden manifestarse en los organismos humanos de todos aquellos que se alimenten con productos manipulados genéticamente.
Esto no es una novedad, pero los medios asociados a las multinacionales del alimento, ocultan estos problemas o los minimizan. «Como ha señalado el destacado opositor a los OMG el biólogo, Dr. Mae-Wan Ho, del Instituto de Ciencia de Londres: las compañías como Monsanto incorporan a sus semillas una tolerancia a los herbicidas gracias a una forma de insensibilidad al glifosato del gen codificado para el enzima atacado por el herbicida. El enzima deriva de la bacteria del suelo Agrobacterium tumefaciens. La resistencia a los insectos se debe a una o más toxinas derivadas de la bacteria del suelo Bt (Bacillus thuringiensis). Hacia 1997 Estados Unidos empezó a cultivar a gran escala plantes OMG por motivos comerciales. En este momento las cosechas de OMG ocupan entre el 85% y el 91% de las zonas plantadas con los principales cultivos de Estados Unidos, soja, maíz y algodón, en casi 171 millones de acres».
Según Ho, está a punto de estallar la bomba de relojería ecológica asociada a los OMG. «Al cabo de varios años de aplicación constante de herbicidas patentados de glifosato, como el muy famoso Roundup de Monsanto, han evolucionado nuevas “súper malas hierbas” resistentes a los herbicidas como una respuesta de la naturaleza ante los intentos del hombre de violarla. Para controlar a las súper malas hierbas se necesita mucho más, no menos, herbicida. ABC Television, una importante cadena nacional de televisión estadounidense, elaboró hace poco un documental sobre las súper malas hierbas titulado “No se puede acabar con las súper malas hierbas”». A pesar del lenguaje técnico, creo que se entiende de qué se trata el problema que hace más de una década nos afecta también en nuestra Argentina.
Se entrevistaron a agricultores y científicos de toda Arkansas (EEUU) que describían los campos invadidos por gigantescas malas hierbas de Amaranthus palmeri que podían soportar todas las pulverizaciones de glifosato que les hicieran los agricultores. Entrevistaron a un agricultor que había gastado 600.000 dólares en solo tres meses en un intento frustrado de acabar con las malas hierbas. Las nuevas súper malas hierbas son tan robustas que las cosechadoras no pueden cosechar los campos y las herramientas manuales se rompen al tratar de cortarlas. «Sólo en Arkansas esta nueva plaga biológica mutante ha invadido al menos 400.000 hectáreas de soja y algodón. No se dispone de datos detallados de otras zonas agrícolas pero se cree que son similares. Se ha informado de que el pro-OMG y pro-agroindustria Departamento de Agricultura de Estados Unidos ha mentido acerca del verdadero estado de las cosechas estadounidenses, en parte para ocultar la nefasta situación y para evitar que estalle una revuelta contra los OMG en el mayor mercado de estos del mundo».
El poder de empresas como Monsanto logra que se encubra el peligro de la toxicidad del Roundup: «El glifosato es el herbicida más utilizado en Estados Unidos y en todo el mundo. Patentado y vendido por Monsanto desde la década de 1970 bajo el nombre comercial de Roundup, es un componente obligatorio al comprar las semillas OMG de Monsanto. Usted no tiene más que ir a la tienda de jardinería local, pedirlo y leer la etiqueta cuidadosamente. Como detallo en mi libro, “Seeds of Destruction: The Hidden Agenda of Genetic Manipulation”, unas compañías que eran fundamentalmente compañías químicas (Monsanto Chemicals, DuPont and Dow Chemicals) desarrollaron en la década de 1970 las cosechas OMG y las semillas patentadas, con un importante apoyo financiero de la pro-eugenista Fundación Rockefeller. Las tres compañías se vieron implicadas tanto en el escándalo del muy tóxico Agente Naranja utilizado en Vietnam, como en el de la dioxina en la década de 1970, y mintieron para ocultar el verdadero daño infligido tanto a sus propios empleados como a poblaciones civiles y militares expuestos a ellos».

miércoles, 22 de septiembre de 2010

El capitalismo explotador y contaminante VI – La información que ocultan los medios

Un lector distraído, ingenuo, inocente, podrá preguntarse ¿cómo es que toda esta información me sea, en general, desconocida? No debe olvidarse ese lector que muchas de las grandes empresas que producen esos alimentos, o sus empresas dependientes dada la diversificación de las inversiones, publicitan sus productos en esos medios. A lo que deberíamos agregar que también pueden tener parte de las acciones de los medios internacionales y de las agencias de noticias. Por eso Adán Salgado Andrade sostiene: «A pesar de que vivimos en un mundo tan controlado por los medios, en el cual la verdadera y objetiva información fluye a cuentagotas, hay trabajos de productores independientes que tratan de mostrarnos los hechos tal cual son, claro, con sus limitaciones, pues es muy difícil acceder a secretos tan celosamente guardados por las grandes corporaciones y los gobiernos, sus dóciles cómplices. En este caso, la industria de los alimentos, tanto los procesados, como los, digamos, “naturales”, está tan concentrada, que sólo un puñado de gigantescas compañías controlan a nivel mundial la producción y distribución de lo que comemos».
En una película de estilo documental de Morgan Spurlock que se conoció no hace tanto tiempo, se trata de “Superengórdame” (¡Super size me!, título en inglés), en la que su realizador se somete a una infame dieta durante seis meses de fast food (hamburguesas, hot dogs, pollo frito, papas fritas, refrescos) elaboradas por corporaciones tales como McDonald’s, KFC, Burger King… En ella muestra cuánto pesa al iniciar este experimento y como va engordando en muy poco tiempo. Esto casi le provoca un infarto por el altísimo nivel de colesterol que contenía su sangre y de otras tóxicas sustancias que tanta descontrolada ingesta de grasas saturadas y carbohidratos, principales componentes de la “comida rápida”, había saturado su organismo.
«Spurlock muestra muy convincentemente cómo las grandes corporaciones manipulan la información de las etiquetas del contenido nutrimental para mostrar que sus productos son “muy saludables”, cuando la realidad es que la así llamada dieta occidental está aumentando dramáticamente los porcentajes de personas obesas, desnutridas, con problemas cardiovasculares, ataques al corazón y, muy especialmente, diabéticas, ya que en Estados Unidos. Una muy posible consecuencia para las personas nacidas a partir del 2002, es que una de cada tres, contraerá algún tipo de diabetes en alguna etapa de su vida, en tanto que entre las llamadas “minorías raciales” estadounidenses, la tendencia será de dos de cada tres. Esas cifras dan idea de los dramáticos problemas de salud que se enfrentarán no sólo allí, sino en todo el mundo, de seguir consintiendo los dóciles gobiernos que las corporaciones agroindustriales y alimenticias sigan haciendo de las suyas (en México, a pesar de que recientemente se cuestionó la venta de productos chatarra en las escuelas, causantes de gordura y diabetes entre los niños, como refrescos y golosinas endulzadas con alto contenido de fructuosa de maíz - sustancia que en altos niveles ocasiona, además, huesos quebradizos-, frituras de maíz o de trigo, pastelillos súper endulzados… al final las empresas que los distribuyen, tales como Coca-Cola, Bimbo, Pepsi-Cola, General Foods… ganaron la batalla legal, alegando que no es lo mismo el contenido calorífico de lo que se vende que la masa calórica… o sea, que eso es porque los niños comen más de una bolsa de, digamos, papas fritas, y que por eso engordaban y tenían problemas de salud. O sea, emplearon el estúpido argumento de que “poco veneno no mata”».
Sin embargo, en el corto plazo debemos asumir que la publicidad nos está ganando la batalla. La cantidad de chicos que se alimentan con esa “comida chatarra” sigue en aumento. Es mucha la gente - padres de familia- que no tienen conciencia del mal que están afrontado sus hijos. Este desconocimiento es obra de una comunicación que informa desinformando. Debemos preguntarnos cuándo hemos visto programas de televisión, audiciones radiales, notas en el periodismo escrito que informen crudamente de este fenómeno que castiga a la población del mundo. La respuesta a esta pregunta debe hacernos reflexionar.

domingo, 19 de septiembre de 2010

El capitalismo explotador y contaminante V – La salud en peligro por el ahorro de costos

Si la serie anterior de notas las publiqué bajo el título La inmoralidad del capitalismo ahora estamos corroborando que los valores morales no tienen cabida en el mundo de los negocios. Ni siquiera la producción de alimentos encuentra frenos en la tan ansiada persecución del sagrado lucro del capital. Esto, como ya quedó dicho en otras muchas notas anteriores de este blog. Pero, como plantear en estos términos las características del capitalismo actual no es de uso en las fuentes habituales a las que acude la “opinión pública” para informarse, creo necesario seguir insistiendo con todo ello. Estábamos hablando de las consecuencias de este tipo de producción de alimentos. Veamos:
«De acuerdo con los investigadores, los orígenes de la parición de bacterias nuevas, mutantes de cepas anteriores, se ubican a mediados de los años cincuenta, cuando veterinarios detectaron un rebaño de borregos que tenía un mal cerebral degenerativo llamado scrapie. Este mal es inofensivo a los humanos y, generalmente, inofensivo también para el ganado. Pero las complicaciones comenzaron cuando a borregos sanos se les indujo al canibalismo, comenzándolos a alimentar con restos procesados de los borregos muertos por dicha enfermedad, aplicando la máxima de los negocios de aprovechar hasta la basura. Pero no paró ahí la cosa, sino que también se les dio de comer a las vacas dicho “alimento”, lo cual provocó una mutación en las proteínas formadoras de sus cerebros, especialmente en las reses más susceptibles. Claro, alguna reacción natural debió generarse al obligar a herbívoros a convertirse en carnívoros. La cadena siguió porque los estúpidos granjeros ingleses continuaron alimentando a las vacas sanas con los restos de las que comenzaron a morir, con tal de aprovecharlas. Las consecuencias de esa mezquindad las vemos en la actualidad, al enfrentarnos con un mal que probablemente se siga reproduciendo en el ganado bovino, pues tras varias generaciones de animales nacidos desde entonces, seguramente ya se habrá convertido en varios de ellos en una condición genética, transmitida por herencia».
Y por absurdo que parezca, y aunque cueste creerlo, los ahorros que se van logrando en la “fabricación de animales” no reparan en las consecuencias que ello puede traer, y se extienden hasta las medidas preventivas. «Es el caso de la fiebre aftosa, enfermedad también del ganado bovino, que provoca una severa pérdida de peso en las reses afectadas y una extrema debilidad, que aunque no las mata las deja, según sus criadores, inservibles y no se pueden vender. El más reciente brote, el del año 2001, se debió a la irresponsable actitud de los “fabricantes de animales” de negarse a vacunarlos contra esa enfermedad a partir de 1990, ya que, alegaban, “la vacuna tarda hasta seis meses en hacer efecto y eso retrasa la venta, la cual debe hacerse lo más pronto posible”, además de que, según ellos, la inoculación debilita y adelgaza al ganado. Pero esa retrógrada actitud les salió cara: en ese brote, en los peores días, los granjeros ingleses perdieron nada menos que hasta $30 millones de dólares por semana. De haber inoculado a sus animales, a razón de dos dólares por cabeza, les hubiera salido mucho más barato, no más de dos millones de dólares anuales. Sólo faltaría que, siguiendo el mismo ejemplo, nuestros gobiernos dejaran de vacunar a nuestros niños».
Como señala el doctor Paul Epstein, epidemiólogo estadounidense de la Universidad de Harvard, «Una vez que los microbios que ordinariamente son benignos bajo condiciones ecológicas normales, invaden a los animales debilitados, se pueden volver suficientemente mortales como para enfermar también a poblaciones sanas». Y agrega que «el mayor peligro es que se estén generando otro tipo de enfermedades que antes no se conocían. De hecho, desde 1973 han surgido 30 males infecciosos, incluyendo el SIDA, que en esos años ni siquiera se hubiera sospechado de su existencia. O sea, los cambios y trastornos ecológicos que estamos ocasionando, están creando una respuesta natural ante un depredador como el hombre. La madre naturaleza, en su intento por defenderse de este su desaprensivo hijo, está creando nuevos males contra los que, pronto, no habrá cura alguna».
Los grandes países productores, de lo que se ha dado en llamar “comida chatarra”, deben enfrentar las consecuencias de ser los mayores exportadores de alimentos del mundo, sobre todo, carne y sus derivados. Es el caso de Estados Unidos, especialmente el estado de Texas «en el cual existen tantas granjas productoras de leche de vaca, que representan cada vez más un serio problema ambiental y de salud. Los cientos de miles de animales que son confinados en los llamados CAFOS (por sus siglas en inglés, confined animal feeding operations) generan nada menos que ¡127 millones de toneladas de estiércol anualmente!, dos veces más que la producción de California, convirtiéndose ese lugar, por tanto, en la cloaca más grande del mundo».

miércoles, 15 de septiembre de 2010

El capitalismo explotador y contaminante IV – Producción en serie y pestes

Estamos frente a un paso en la producción de alimentos preparados que imita la producción en serie de cualquier otro tipo de planta industrial: acortar tiempos de producción, minimizar los costos, llegar al consumidor en el menor plazo posible. Todo ello acelera la rotación del capital e incrementa la utilidad. Sigamos leyendo a Adán Salgado Andrade:
«Las granjas se han convertido en verdaderas factorías en las cuales se maneja a los animales del mismo modo que a metros de tela destinados a confeccionar vestidos. Mediante artificiales procesos hormonales y genéticos, se les obliga a sobre-reproducirse, se les alimenta con sus propios excrementos y cadáveres “enriquecidos”, se les apretuja en reducidísimas áreas, se les transporta hacinados, ahogándose con su propio calor y sudor, y se les sacrifica bárbaramente, sin la más mínima consideración. Sin embargo, para desgracia de esos “fabricantes de animales”, tanto eficientismo ha traído con el tiempo graves consecuencias. Una de ellas son las que denominaré “enfermedades en serie” (justamente el mencionado documental Food Inc. presenta algunos aspectos de los problemas que la masiva producción de reses y cerdos han acarreado».
La traslación de métodos y procedimientos de un tipo de industria a otro ha provocado trastornos en los resultados de los productos obtenidos: «Los polluelos mencionados arriba, sufren los efectos de la “fabricación de animales” y actualmente están contagiándose a niveles industriales. La llamada influenza aviar que ha afectado frecuentemente a varios países asiáticos, incluyendo ya a Estados Unidos y Canadá, ha ocasionado grandes estragos, tanto entre las gallinas como entre los humanos, quienes fácilmente se contagian al ingerir la carne contaminada. Incluso, se han contabilizado varias muertes de humanos. Japón, por ejemplo, cuando en el año 2004 fue afectado por la esa pandemia aviar, destruyó la totalidad de sus aves de corral, no sólo matándolas, sino, además, incinerándolas. La velocidad en la propagación del mal se debe a la forma fabril como se manejan las aves. Y aunque siempre se había minimizado esa enfermedad y se aseguraba que estaba siendo controlada, ciertos epidemiólogos, como el Dr.Richard Webby , ya habían anticipado que el virus de la influenza aviar mutaría, lo que en efecto sucedió, pues como se recordará, luego de afectar a las aves, una cepa se transmitió a los cerdos, por lo que se le denominó influenza porcina, que luego tuvo suficiente poder de adaptación como para mutar nuevamente y atacar a humanos, algo nunca antes visto».
Aparece ahora otra relación de negocios: «Esa fue la cepa, la H1N1, que en el 2009, originándose muy sospechosamente en México, causó una pandemia mundial, muy convenientemente exagerada en cuanto a su letalidad, ya que no fueron millones los decesos, sino unos cientos en todo el mundo (esto más bien significó un excelente negocio para empresas como Roche, de la cual es accionista nada menos que el ex secretario de Defensa de Estados Unidos, durante la presidencia de Bush, Donald Rumsfeld, ya que fue la empresa que se dedicó a comercializar el medicamento Tamiflu, que, se aseguró, es el único retroviral que podía curar a la H1N1, aunque luego se supo que muchas personas murieron de ese mal, a pesar de haberlo tomado, sobre todo en Estados Unidos, pues no se dijo que el virus es tan resistente y adaptable, que ha generado ya también resistencia al Tamiflu y no sólo éste, sino que infinidad de bacterias y otros virus también han logrado una fuerte resistencia a cuanto medicamento se les aplique para combatirlos».
Las consecuencias de estos métodos de producción de alimentos en serie se detectaron también en el mal conocido como el de las “vacas locas”, así llamado porque las reses afectadas comienzan a tener comportamientos dispares, agresivos, debidos a la degeneración cerebral que la enfermedad les ocasiona. Este mal comenzó a manifestarse a mediados de los años 80’s, atacando ganado inglés. Enseguida, sufrió una mutación y una cepa comenzó a enfermar humanos. En Inglaterra han muerto 95 personas desde 1995. Y a partir de la integración europea que ha permitido la libre circulación de personas y mercancías, alimentos incluidos, el mal se ha extendido ya a 12 naciones de ese continente, en donde frecuentemente se reportan brotes, como el de finales del 2003, que luego fue detectado en Estados Unidos y Canadá y estuvo sin control por varios meses, a pesar de los esfuerzos que hicieron los gobiernos de esos países por minimizar sus consecuencias o, peor, negar que sus reses estuvieran enfermas.

domingo, 12 de septiembre de 2010

El capitalismo explotador y contaminante III – La industria concentrada de alimentos

Siguiendo la línea de investigación, ya propuesta en las notas anteriores, nos encontramos con Adán Salgado Andrade, mexicano, ensayista y profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México, quien ha publicado varios artículos sobre el tema que propuse. Nos habla de «las tendencias a la sobreproducción que el capitalismo salvaje requiere para su agónica sobrevivencia», palabras que encierran toda una definición sobre cómo ve él esta etapa del mundo actual. Se interna en los pliegues de la producción de alimentos que la industria concentrada realiza. Le coloca a su trabajo un sugestivo título: Fábricas de animales - Enfermedades en serie, que pasamos a citar. Comienza con la referencia a una película:
«En los notables documentales “Baraka”, del cineasta estadounidense Ron Fricke, producido en 1992 – extrañamente exhibido en México recién en el año 2003, probablemente por la censura- y el de “Food Inc.”, de Robert Kenner, 2009» en ambos se muestran detalles de las condicones de trabajo y procedimientos de la cadena de producción alimentaria. «En la película de Fricke, en una imagen se observa a un individuo ensamblando varias partes de grabadoras por minuto. En seguida, se presenta una “fábrica” de pollos, en la cual, finalizada la incubación de cientos de huevos que diariamente aovan cientos de gallinas, los pobres polluelos resultantes, de unas cuantas horas de nacidos, son transportados sobre una banda metálica sin fin, como si fueran juguetes de peluche, hacinados, muy apretados y encimados, sofocándose. A continuación, aparecen las manos de un hombre, seleccionando las aves que, a su parecer, están defectuosas, sacándolas cruelmente de un ala fuera de la banda, y echándolas a otro sitio, un bote de desperdicios. Los afortunados polluelos que pasan la prueba, siguen su asfixiante curso, hasta toparse con las manos de otro hombre, quien, también muy rápido, los sostiene de las alas y, como si fueran seres inanimados, los acerca a una especie de cautín [soldador eléctrico] que les quema toda la punta de sus pequeños picos. Eso lo hacen los “fabricantes de animales”, sobre todo con las hembras, para que cuando crezcan, no se vayan a comer los huevos que aoven».
El paso siguiente: «De allí, la empresa los transporta a las distintas granjas que subcontrata para que por métodos muy insalubres, hacinantes, dentro de enormes gallineros cerrados, sean puestos a crecer y a engordar, para que en menos tiempo del habitual (se requieren normalmente 72 días para que crezca un pollo, pero con tantas hormonas que se les dan, crecen en 52 días, pesando casi un 40% más de lo habitual), sean grandes y gordas aves listas para ir al matadero. Lo que muestran tanto Fricke, como Kenner en las escenas descritas, es la actual tendencia del capitalismo salvaje de producir absolutamente todo en cantidades industriales (sobreproducción), incluidos los animales, acentuada aún más por la implantación globalizadora de estilos de vida y de consumo dentro de los llamados países desarrollados, la así llamada “dieta occidental”. Por supuesto que, en el caso de los animales, producirlos en grandes cantidades está teniendo funestas consecuencias».
Se detiene a analizar a naciones como Estados Unidos, Francia o Inglaterra –grandes productores de alimentos-, las que han salido ganando merced a la falacia del libre mercado. De allí han logrado imponer tratados comerciales por los cuales se obliga al resto de los países a comprarles de acuerdo a cuotas establecidas, desde maquinaria, productos industriales y, por supuesto, alimentos, en especial, los de origen animal, que componen las dietas de esas naciones. Estos mecanismos se hacen extensivos a países de la periferia. Así, gracias a la creación de una demanda alimentaria mundial sostenida por campañas publicitarias, han crecido dentro de la globalización a un ritmo de un 9% anual durante la década pasada. Esto ha llevado a los países productores a la necesidad de maximizar la producción, transporte, sacrificio y distribución de los animales, al menor costo posible, por la necesidad de obtener la sagrada ganancia óptima. «Esto ha ocasionado que se apliquen verdaderos procedimientos industriales para la “fabricación” de animales: pollos, gallinas, vacas, borregos, conejos y todos aquellos animales que los estándares industrializados determinen como comestibles, son tratados como grabadoras o DVD’s, hechos en serie».

miércoles, 8 de septiembre de 2010

El capitalismo explotador y contaminante II – Sin regulaciones impera el salvajismo

Sigamos avanzando con lo que hemos leído en la nota anterior. Nos dice Amy Goodman: «La agencia de noticias Associated Press brindó un resumen de las violaciones a las normas sanitarias, de seguridad y laborales presentes en las operaciones de DeCoster con huevos y cerdos en varios estados. En 1997, la empresa DeCoster Egg Farms acordó pagar una multa de dos millones de dólares luego de que el entonces Ministro de Trabajo Robert Reich calificara su granja de “tan peligrosa y opresora como cualquier empresa maquiladora ”. En 2002, la compañía de DeCoster pagó un millón y medio de dólares para llegar a un acuerdo en referencia a una demanda legal presentada por la Comisión Federal de Igualdad de Oportunidades Laborales en representación de mujeres mexicanas que informaron haber sido sometidas a acoso sexual, incluso violación, abusos y represalias por parte de sus supervisores. Este verano, otra compañía vinculada a DeCoster pagó ciento veinticinco mil dólares al Estado de Maine por acusaciones de trato cruel contra los animales». Está empezando a aclararse como opera el capitalismo salvaje.
A pesar de todos estos pagos que no son más que monedas dentro de los negocios de DeCoster éste ha prosperado en el negocio de huevos y cerdos. Nuestra periodista sostiene que esto: «lo pone a la altura de otras grandes corporaciones, como British Petroleum y los grandes bancos. El derrame de petróleo de BP, el más grande en la historia de este país, estuvo precedido por una larga lista de hechos criminales y graves violaciones a las normas que datan de varios años, una de las más conocidas: la gran explosión de la refinería de la ciudad de Texas que cobró la vida a quince personas en el año 2005. Si BP fuera una persona, habría ido a prisión hace mucho tiempo. La industria financiera es otro delincuente crónico . Poco tiempo después del mayor desastre financiero mundial desde la Gran Depresión, bancos como Goldman Sachs, llenos de dinero tras el masivo rescate financiero gubernamental, interfirieron en el proceso legislativo que intentaba controlarlos». En esta relación que se va tejiendo queda demostrado la trama de conductas delictivas que ampara el libre mercado.
Mucho nos quejamos de la falta de control en nuestro país sin comprender que ello se debe a una pesada carga de leyes y funcionamiento de un Estado heredado acostumbrado por décadas a estas prácticas. Como sucede en el gran país del norte: «El resultado: un nuevo y ampliamente ineficaz organismo gubernamental de protección al consumidor, además de una implacable oposición a la designación, para la dirección de este organismo, de la defensora de los derechos del consumidor Elizabeth Warren, quien supervisaría a los bancos tanto como el nuevo organismo se lo permitiera. Este es el motivo por el cual se oponen a su designación los banqueros, entre ellos, Timothy Geithner y Larry Summers, a quienes el Presidente Obama nombró como Secretario del Tesoro y Asesor Económico, respectivamente». Los personeros de los grandes grupos económicos ocupan puestos claves en el Estado como cobertura de sus operaciones.
«Se permite a las corporaciones internacionales operar prácticamente sin supervisión ni regulación. Se permite que el dinero de las grandes empresas ejerza influencia sobre las elecciones, y por ende, sobre la conducta de nuestros representantes. Luego de la decisión de la Corte Suprema en el caso presentado por el grupo de derecha Citizens United, que permitirá donaciones corporativas ilimitadas a las campañas, el problema va de mal en peor. Para ser electos y mantenerse en el poder, los políticos deberán satisfacer más y más a sus donantes empresariales. Se podría decir que el zorro vigila al gallinero (y a los huevos podridos que hay en él). Sin embargo, hay esperanza. Existe un creciente movimiento para reformar la constitución de Estados Unidos, para quitar a las corporaciones el estatus legal de “persona jurídica”, concepto por el cual las corporaciones tienen los mismos derechos que las personas normales».
Esto haría que las corporaciones estuvieran sujetas a la misma supervisión que existió durante los primeros cien años de la historia de Estados Unidos. Pero para que las personas sean las únicas con derecho a la participación política será necesario un verdadero movimiento de base, dado que el Congreso y el gobierno de Obama parecen no ser capaces de implementar ni siquiera los cambios más básicos. Como dice el refrán: “si quieres hacer un omelet, tienes que romper algunos huevos”. Mucho debiéramos aprender de lo dicho.

sábado, 4 de septiembre de 2010

El capitalismo explotador y contaminante I – Romper huevos para salvar vidas

Debemos ahora, después de haber leído la larga serie de notas anteriores, ocuparnos de otra de las tantas facetas que nos muestra este capitalismo desaforado en su búsqueda del mayor lucro posible. Se trata de la producción concentrada de alimentos y sus consecuencias. Comencemos por la punta que nos presenta una información de la agencia internacional china Xinhua el 20-8-10 y ver hasta donde llegamos tirando de esa punta:
«La empresa Wright County Egg, uno de los más grandes productores de huevos de Estados Unidos, cuyas fábricas fueron contaminadas con salmonella, extendió el llamado a devolución de sus productos e invitó a los consumidores a dejar de lado 380 millones de huevos frescos potencialmente contaminados. Los huevos se comercializaron con las marcas Lucerne, Albertson, Mountain Dairy, Ralph's, Boomsma's, Sunshine, Hillandale, Trafficanda, Farm Fresh, Shoreland, Lund, Dutch Farms y Kemp. "Estamos llevando a cabo esta retirada adicional para proteger a los consumidores", dijo en un comunicado dicha empresa con sede en Iowa. La investigación de las autoridades sanitarias se centra en los estados de California, Colorado y Minesota, donde se han identificado más casos y han vinculado la intoxicación con el consumo de huevos».
La salmonela es la forma bacteriana más común en la contaminación de alimentos. Toda ama de casa con experiencia se cuida mucho en su cocina de contaminar sus comidas con esta bacteria. La cepa encontrada en el brote es la más común, pues provoca casi el 20% de todos los casos de salmonelosis. «Algunos cientos de personas han enfermado por un brote de salmonelosis vinculado a huevos en al menos tres estados, informaron las autoridades del país. El organismo federal Centros para la Prevención y Control de Enfermedades colabora con los departamentos estatales de salud a fin de investigar la situación. No hay informes de muertes, dijo el epidemiólogo Christopher Braden que está a cargo de la indagación de esa entidad».
Amy Goodman, locutora, periodista de investigación y escritora progresista estadounidense, egresada de Harvard University en 1984, es más conocida como la directora del programa de Radio Pacifica de Nueva York, Democracy Now! (¡Democracia Ya!). El 27-8-10 confirma la información y avanza en la investigación llegando a conclusiones muy interesantes y preocupantes: «¿En qué se relacionan 500 millones de huevos y la democracia? El masivo retiro del mercado de huevos infectados con salmonelosis, el retiro más grande en la historia de Estados Unidos, nos permite ver el poder que las grandes corporaciones tienen, no sólo sobre nuestra salud, sino también sobre nuestro gobierno. Aunque son muchas las marcas que han sido retiradas del mercado, todas pueden rastrearse hasta llegar a sólo dos granjas de producción de huevos. Cada vez más, la provisión de alimentos está en manos de compañías cada vez más grandes que ejercen un enorme poder sobre nuestro proceso político. Así como pasa con la industria alimenticia, sucede también con las petroleras y los bancos: corporaciones gigantescas (algunas con presupuestos más grandes que el de la mayoría de los países) están controlando nuestra salud, nuestro medioambiente, nuestra economía y, cada vez más, nuestras elecciones» (subrayados míos).
Estamos frente a una denuncia que ata diferentes cabos sueltos que, por regla general, aparecen dispersos sin aparente relación entre ellos, pero… como puede leerse en la última frase. Sigamos leyendo: «El brote de salmonelosis es sólo el episodio más reciente de una serie de episodios que muestran a una industria alimenticia desenfrenada. Patty Lovera, sub-directora del grupo para la seguridad alimentaria Food & Water Watch , me dijo: “Históricamente, siempre ha habido resistencia por parte de la industria a todo tipo de norma de seguridad alimentaria, ya sea dictada por el Congreso o por otros organismos gubernamentales. Existen grandes asociaciones comerciales para cada sector proveedor de nuestros alimentos, desde los grandes productores agroindustriales hasta las tiendas de comestibles”. Los huevos contaminados con salmonelosis provenían de sólo dos granjas factoría, Hillandale Farms y Wright County Egg, ambas de Iowa. Detrás de este brote está el emporio del huevo de Austin “Jack” DeCoster. DeCoster es propietario de Wright County Egg y también de Quality Egg, proveedora de pollos y de alimentos para pollos de las dos granjas de Iowa. Patty Lovera afirma que: “DeCoster es un nombre que se oye mucho cuando uno empieza a hablar con conocedores de la industria del huevo o con personas que provienen de los estados de Iowa, Ohio o de los otros estados en que DeCoster opera. Por eso creemos que DeCoster es el claro ejemplo de lo que sucede cuando tenemos este tipo de concentración y producción a gran escala. No se trata sólo de seguridad alimentaria o sólo de daño ambiental o del trato que reciben los trabajadores. Cuando estamos frente a este tipo de producción masiva, responsable de tantos de nuestros alimentos, se trata de un paquete completo de efectos colaterales negativos”».