Quiero poner un poco de humor ante la posibilidad de una catástrofe que puede ocurrir, al lado de la cual la crisis que estamos atravesando sería sólo un simple ensayo inocente. Digo humor para poder hacer más llevadero un tema que se está desarrollando ante nuestros ojos pero que sin embargo los medios internacionales, y sus sucursales locales, no mencionan. Y hablé de magia porque logran hacer desaparecer lo que es visible para cualquier ciudadano que transita nuestras calles y que esté dispuesto a pensar desde el sentido común (sin repetir lo del menos…). ¿De qué se trata? De un asunto bastante sencillo si su tratamiento no estuviera sólo en manos de los “especialistas”. Y aquí también vale que lo que no está en los medios no existe.
Para poder ponernos en situación quiero recordar algo que tuvimos que padecer hace unos pocos años. Durante la década de los noventa el endeudamiento de nuestro país alcanzó cifras enormes, hasta llegar a un punto en que nos quedamos sin capacidad de pago. Le comunicamos al mundo nuestra situación lo que nos trajo aparejado el castigo de quedarnos sin el tan afamado “financiamiento externo”. Cómo logramos salir de esa situación es un tema tan misterioso que hoy gente del equipo de Obama está estudiándolo para aprender. Puede suponerse que la curiosidad académica de ellos los ha llevado hasta esta extraña situación que podría definirse así: están aprendiendo de nosotros. Pero ¿por qué necesitan aprender de nosotros? Por la tremenda razón de que se han hundido en un pantano que se llama: “La deuda de más grande de su historia”.
El economista Raúl Dellatorre nos informa: «El nivel de endeudamiento en el que está entrando Estados Unidos, a través de la sucesiva emisión de bonos del Tesoro cada vez que lanza un plan de salvataje, está inundando la plaza mundial de papeles de la deuda en una dimensión inimaginable, aun para el país con la economía más poderosa del mundo. Si se imaginara sólo por un momento que los inversores sospecharan de la incobrabilidad de una deuda que ya supera los 11 billones (millones de millones) de dólares, la conclusión seguramente sería que estamos ante una catástrofe varias veces superior a la crisis actual. O, dicho de otro modo, ante la probable y quizás verdadera dimensión de la crisis actual».
El Tesoro de los EEUU cada vez que se encuentra sin dinero para afrontar sus deudas emite una serie de bonos que coloca en el mercado internacional. ¿Qué es un bono? Es un compromiso de pago de una cantidad de dinero (valor nominal) en un plazo estipulado con una carga de un porcentaje de interés. Si en lugar del gran país del norte esto lo hiciera una empresa cualquiera la pregunta inmediata sería ¿está en condiciones de pagar? Entonces algún analista serio estudiaría su condición patrimonial, su posibilidad de generar recursos para rescatar ese bono al vencimiento de su fecha. Jugando con la imaginación algo de eso se hacía en la Argentina en los gloriosos años noventa, pero un día se cortó. Eso sucedió cuando el “riesgo país” había subido hasta un tope que nos convirtió en un país “no confiable”. Nos preguntamos ¿qué es el riesgo país? Es algo que inventaron los financistas para justificar las tasas usurarias que nos cobraban.
Pero nuestra ingenuidad nos llevaría a preguntarnos ¿cuál es el riesgo país de los EEUU hoy? Y nos encontraríamos con la sorprendente respuesta de que a este país no se le mide el riesgo.
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