En esta serie de notas intento que no se pierda el hilo conductor de lo que estoy planteando. Puesto que es probable que la necesidad de abordar en amplitud el tema puede despistar a algún lector. Partamos de lo que nos dice el diccionario de la Real Academia Española: «Codicia: deseo o apetito ansioso y excesivo de bienes o riquezas». Esta simple definición se circunscribe a la actitud de una persona, pero lo que hemos estado investigando apunta a detectar cómo puede convertirse en un valor central de la cultura actual y cómo, y aquí reside el nudo central, puede haberse travestido en una virtud. Para ello hemos tenido que buscar en los recovecos del sistema cultural burgués y deberemos seguir haciéndolo. El paso que propongo ahora es mostrar cómo se va dando en la comunicación social este proceso, que ha logrado hacer ver blanco lo que hasta hace un tiempo se veía como negro.
Comencemos por los comentarios de un analista, politólogo académico, como Bruno Lima Rocha que ofrece en una nota con un sugerente título: “El periodismo económico como portavoz del capital financiero”. Su sola lectura ya dice bastante. «Reconocemos que el tema es algo redundante y justo por eso vemos su importancia. Tampoco se trata de una novedad mostrar el uso de eufemismos y del empleo del argot “técnico” como forma de enmascaramiento de situaciones de hecho, por cuenta de los agentes económicos. Tratándose de grandes inversores de base especulativa, comprando, vendiendo y repasando productos financieros, muchas de las veces aquello que es mediatizado encubre actos criminales». La acusación es grave y, tal vez, sorprenda por lo poco que aparece en los medios masivos. Sin embargo la crisis 2008-09 que atravesó todo el sistema capitalista globalizado ha tenido bastante de lo que denuncia y el tratamiento que se le ha dado otorga la razón a Lima Rocha.
El punto a discernir, que puede presentarse como un poco académico, pero que es necesario meterse en él para avanzar, es la capacidad de generar sentido en una dirección que tiene la información pública. El modo en que se presente el tema puede decir al mismo tiempo que oculta parte de la verdad, que en tanto parte puede convertirse fácilmente en una falsedad. Lo que le interesa a nuestro investigador es: «ese entrecruzamiento informativo, cuando la producción de sentido, generada a través de los medios, de la economía, naturaliza, enmascara o alivia la letalidad de los actos premeditados de los especuladores considerados como grandes e importantes y los efectos que causan en la vida cotidiana de poblaciones enteras. En la actualidad, la lucha entre los efectos de ese enmascaramiento, con la complicidad de la industria de los medios de comunicaciones y la perspectiva del pueblo en movimiento, tiene su campo de batalla en las calles y plazas de Grecia».
La hipótesis de la que parte la formula con toda sencillez, pero con fuerte impacto: «Afirmamos que la mayor parte de la cobertura periodística en economía, oficia más como portavoz del capital financiero que como intérprete de sus acciones. Y, por elegir los puntos de vista de la complicidad, los especialistas, columnistas y fuentes de la industria de la comunicación casi nunca narran el “juego” como un casino de ruleta viciada». Esto queda evidenciado con mayor claridad cuando la investigación crítica acusa: «Es cuando especialistas que trabajan con una postura crítica exponen sus puntos de vista, denunciando a través de una base factual irrefutable, el salvajismo criminal de los agentes económico-financieros».
En este juego de la especulación financiera la capacidad de obtener la mejor información posible, si no garantiza el éxito al menos minimiza el riesgo: «En teoría, el acto de especular deriva de las informaciones fragmentadas y del riesgo. De ese modo, un gerente de operaciones de un Fondo de Inversión (hedge fund) tiene la capacidad de anticipación, vendiendo títulos y acciones en alza y comprándolos en baja. En este juego, la aleatoriedad es la regla para evitar los fraudes. Luego, el accionar fraudulento es la combinación de ventas y compras en conjunto, manipulando el llamado comportamiento de manada, cuando en teoría todos los inversores se moverían en la misma dirección».
Además de la conspiración --sostiene-- son formas típicas el burlar las reglas: «obtener información privilegiada (inside information), anticipándose a los demás especuladores; “maquillar” balances para elevar la apreciación de los papeles; rebajar de forma intencional los títulos de un país para que le cueste más caro al Estado financiar su deuda a corto plazo; negociar de forma “expuesta”, cuando la capacidad de pagos está comprometida al punto de no realizarse. Todas estas “técnicas” de enriquecimiento ilícito son ampliamente practicadas y por su parte, aunque usuales, casi nada mediatizadas». Deja así al descubierto la maniobra ilícita, es decir, el acto delictivo que nunca aparece en los grandes medios.
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1 comentario:
replico profe, nos viene al pelo con una serie de artículos sobre la lógica financiera que estamos publicando.
Saludos
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