Los mega-grupos empresarios que han invadido y capturado las empresas dedicadas a la comunicación escrita, radial o televisiva, o todas juntas a la vez, es un fenómeno que ha aparecido paralelamente a ese concepto difuso que es la globalización. Es paradójico el sentido que el juego de palabras puede producir en Brasil, equivaldría a decir la clarinificación en la Argentina. Estos grupos no exhiben un programa electoral, como deben hacer los partidos políticos. Aunque sería más correcto y realista decir como hacían tiempo atrás los partidos políticos. Es evidente que la personalización ha avanzado dentro de las estructuras partidarias copiando el estilo norteamericano de campaña electoral. El perfil personal, debidamente preparado, sustituye el programa político. El discurso pronunciado en primera persona del singular es parte del marketing actual.
El arrasamiento que produjo la supuesta muerte de las ideologías, que en realidad postulaba una ideología única, denominada por Ignacio Ramonet como pensamiento único, que es fácilmente identificable como el que corresponde a la derecha liberal-conservadora, pretendió liquidar el tema. Al comparar el Estado con una empresa privada todo se reducía a una buena administración, palabra con la que se hace referencia en los EE. UU. a los diferentes gobiernos. Habiendo quedado reducido el problema de la política nacional a un tema de administración de empresas, de lo que se trata es de administrar.
Si nos dirigimos al diccionario nos encontramos que la palabra viene de ministro, el que se ofrece para servir a otro. Esto supondría que es el otro el que define lo que debe hacerse. Trasladado a la política ese otro debería ser el pueblo. Pero como se trata de las ciencias de la administración ese otro es el directorio de las empresas o la asamblea de socios. Tenemos entonces que el administrador funciona como el que hace lo que otro dice qué debe hacer, y ese otro generalmente es algún grupo internacional financiero. ¿No es eso lo que se ha dado en muchos gobiernos que hemos tenido? Esto se ha repetido en América Latina.
Entonces, los grandes medios que también aparecen entrelazados dentro de los grupos empresarios internacionales, financieros y comerciales, (Telefónica de Argentina entre nosotros), son los emisarios de los intereses y políticas de grupos internacionales en detrimento del interés nacional. Desde Brasil nos dice Darío Pignotti: “Con todo, en las elecciones presidenciales de octubre de 2006 la «vieja dama» de la televisión verdeamarela dejó de lado cualquier simulacro de neutralidad y se aplicó a una denodada batalla para impedir la reelección del candidato del Partido de los trabajadores (PT), Lula da Silva, valiéndose, entre otros recursos, de la incontestable penetración de sus noticieros, la principal fuente de información para el grueso de los 188 millones de ciudadanos, que raramente lee diarios, los tres principales: Folha de San Pablo, O Globo y Estado de San Pablo, alcanzan una tirada conjunta en días de semana, que ronda el millón de ejemplares”.
Respecto del noticiero que se emite en horario central dice: “Quince días de Jornal Nacional en contra son suficientes para hacer que el gobierno sea inviable nacional e internacionalmente”. En Brasil “los estrategas de la emisora carioca redoblaron la apuesta cuando se sintieron desairados por Lula cuando faltó a un debate en el estudio del canal y optó por un acto público”. Como en las películas: “Cualquier parecido con la realidad nuestra es mera coincidencia”.
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