Mientras en la Argentina estamos envueltos en una polémica en torno a las retenciones aplicadas a la exportación de alimentos nos enteramos que los hombres de los mega-negocios del mundo, reunidos en Washington, están muy preocupados por «la explosión de los precios agrícolas y la multiplicación de los disturbios del hambre impuesta, el problema alimentario mundial y sus consecuencias sociales».
Una persona de actuación internacional, Jean Ziegler, ex relator especial de las Naciones Unidas para el Derecho a la Alimentación, viene hablando de este tema hace años. «El catedrático suizo no ha dejado pasar ninguna oportunidad, desde hace años, para llamar la atención de los responsables mundiales sobre la situación de los hambrientos del mundo, así como sobre los daños de los mecanismos del mercado en la agricultura de los países en desarrollo. Apoyado en los terribles datos de la FAO (Organización Mundial de la Agricultura) que ponen de relieve el aumento del número de seres humanos víctimas del hambre (más de 854 millones de personas el año pasado), Ziegler siempre ha afirmado con fuerza su creencia en la necesidad de reconocer “el derecho a la alimentación” como “parte integrante de los derechos humanos básicos”», dice el periodista francés Ramine Abadie.
En este sentido, este defensor de la conservación de los cultivos alimentarios ha calificado recientemente de «crimen contra la humanidad» el hecho de utilizar actualmente las tierras y la producción de cereales para biocombustibles… «En el último informe de su mandato, hace algunas semanas ante el Consejo de los Derechos Humanos, explicaba: “Una serie de gobiernos y organizaciones intergubernamentales apoyan la teoría neoliberal que no reconoce la existencia de los derechos económicos, sociales y culturales y limita los derechos humanos únicamente a los derechos políticos y civiles. Según los partidarios de esta teoría, sólo un mercado mundial totalmente liberalizado y privatizado puede eliminar el hambre y la desnutrición en el mundo. Los hechos demuestran lo contrario. La liberalización y la privatización han progresado rápidamente en la mayoría de los países durante los diez últimos años. Al mismo tiempo, los que sufren de desnutrición grave y crónica nunca han sido tan numerosos en el mundo”».
Nada complaciente con el sistema financiero multilateral, Jean Ziegler acusa: «Las instituciones de Bretton Woods (Banco Mundial y FMI), con el gobierno de Estados Unidos y la Organización Mundial del Comercio, incluso se niegan a reconocer la existencia de un derecho humano a la alimentación e imponen a los Estados más vulnerables el consenso de Washington que favorece la liberalización, la desregulación, la privatización y la reducción de los presupuestos nacionales de los Estados. Este modelo, que genera aún más desigualdades, (…) tiene consecuencias especialmente catastróficas en el derecho a la alimentación en tres de sus aspectos: la privatización de las instituciones y servicios públicos, la liberalización del comercio agrícola y el modelo de reforma de la propiedad de la tierra basado en el mercado».
Para el ex relator especial, estas políticas van claramente «contra la Resolución sobre el derecho a la alimentación adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 18 de diciembre de 2007 por la cual la Asamblea pide al Banco Mundial y al FMI evitar toda acción susceptible de causar efectos dañinos sobre el derecho a la alimentación». No sé si en estos días en Washington toman nota de las palabras de Ziegler, de lo que podemos estar seguros es de que los dirigentes de las entidades rurales no entienden nada de hambre y de derecho de los pueblos a la alimentación.
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