miércoles, 2 de septiembre de 2009

La hipocresía no tiene límites VI

Se puede comprender que en los medios concentrados se dan los debates (muy pobres por cierto) sobre los temas que deberían merecer un ámbito más adecuado, más serio, más inteligente, pero las cosas se vienen dando de ese modo desde los noventa. Esto no debe ser olvidado, pero tampoco debe ser negado. También se torna cada vez más claro que esos medios responden a las ideas madre de los grandes capitales internacionales y que se parapetan en la defensa de sus intereses. Entonces si la historia nos ha enseñado que los intereses contrapuestos han adoptado la confrontación, cada uno de estos bandos han sido denominados de un modo clásico: derecha (los intereses de los poderosos) e izquierda (los intereses de los más desprotegidos). Si bien estas denominaciones están hoy muy deshilachadas, al punto de que no dicen gran cosa respecto de las concepciones políticas, lo que sí puede decirse sin temor a error es que la izquierda (como regla general) se ha travestido, pero la derecha está afilando el colmillo y se prepara para volver con toda su saña a quedarse con el pedazo más grande que pueda de la riqueza producida. Aunque algunos de sus expositores viertan lágrimas por los pobres.
Pero esto no es patrimonio exclusivo de la Argentina. En diversos países de nuestra América sucede lo mismo y con libretos parecidos (o copiados). No vale la pena hacer una lista, que es muy evidente para quien se preocupe un poco por la política internacional. Digo todo esto por la lectura de unas líneas de un periodista que se refiere a qué está pasando en nuestro continente, sobre todo a cómo reacciona el poder dominante ante cualquier cambio que modifique el status quo. «Reacción, por cierto, enteramente visceral, absolutamente cargada de tirria ideológica, que indica que: o ni siquiera se ha leído a profundidad el texto de la nueva normativa jurídica (dudoso), o que el odio de clase en juego no permite ser objetivo (nos inclinamos por esto). Reacción, por otro lado, que además de movilizar en bloque a la más conservadora y retrógrada derecha local, hace reaccionar a lo más conservador y retrógrado de la derecha del mundo».
Veamos cómo se comportan localmente. El periodista Fernando Krakowiak analizó las declaraciones de las empresas argentinas y las de las cámaras que las representan, dentro de las cuales ocupan puestos directivos. Se podrá recordar que el “caso Grupo Techint” y su disputa con el gobierno venezolano inundó los medios con comentarios adversos a su presidente Chávez. Esto dio lugar a que se comenzara, una vez más, a hablar de la chavización que se viene en la política argentina. No faltaron referencias a Aerolíneas Argentinas y a las AFJP. La voz de las cámaras empresariales tuvieron todos los medios a su disposición para decir lo que les pareciera, aunque contuvieran expresiones carentes de fundamentos, mentiras aviesas o verdades distorsionadas. Nadie de “la oposición” ni del “periodismo serio” desmintió, aclaró, corrigió, nada. Sin embargo, los negocios que hacen con Venezuela no merecen ser noticia destacada en los mismos medios.
Leamos: «Los empresarios Luis Pagani, Cristiano Rattazzi, Roberto Urquía, Miguel Acevedo, Sebastián Bagó y Viktor Klima tienen algo en común. Todos ocupan un lugar destacado en cámaras patronales que cuestionan la relación con Venezuela, pero al mismo tiempo hacen negocios con Hugo Chávez. Otros no avalan las críticas, pero tampoco defienden públicamente el vínculo comercial. Sólo se limitan a aprovecharlo de manera casi vergonzante. Roberto Domenech, titular del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (Cepa), reivindicó el miércoles pasado en un acto del sector el crecimiento que tuvieron en los últimos años, pero “olvidó” mencionar que eso se debe en parte a que Venezuela se convirtió en el principal destino de exportación de pollos. De hecho, el intercambio comercial con este país caribeño es actualmente uno de los más dinámicos. A mediados de este mes, distintos sectores firmaron acuerdos de exportación por 1100 millones de dólares que se suman a un conjunto de emprendimientos ya en marcha, que incluyen venta de bienes y servicios, inversiones directas, capacitación de recursos humanos y transferencia de tecnología. Todo eso pareciera no ser tomado en cuenta por el establishment. El rechazo que les genera un modelo que se proclama socialista puede más que los negocios, sobre todo desde que Chávez anunció la estatización de las siderúrgicas que Techint tenía en ese país. Lo que sigue es una muestra de lo que pone en riesgo el discurso empresario dominante que critica o desdeña los vínculos con el régimen venezolano».
Dejo para quien se interese por los detalles leer su artículo, muy bien documentado y claro, en
http://www.pagina12.com.ar/diario/economia/2-130473-2009-08-23.html

2 comentarios:

ramon dijo...

Ahí escuando yo no termino de entender a los mercaderes de la moral. A estos tipos les interesa más su ideología que su billetera? claro qeu no. Solo que carecen de clase para hacerlo evidente, o más evidente, foto con el compañero chávez de por medio.

ramon dijo...

saludos profe, los había olvidado. Je