Siguiendo la misma línea de reflexión acudo ahora a Daniel Raventós, Doctor en Ciencias Económicas, profesor titular del Departamento de Teoría Sociológica, Filosofía del Derecho y Metodología de las Ciencias Sociales de la Facultad de Economía y Empresa de la Universidad de Barcelona. Su larga trayectoria en análisis de los temas que venimos tratando avala sus afirmaciones. Comencemos con sus ironías acerca de cómo se investiga: «Los estudios sobre la pobreza y los pobres son muy abundantes. Los estudios sobre la riqueza y los ricos no son tan profusos. Departamentos de sociología, de filosofía política o de economía de cualquier facultad del mundo, revistas académicas de ciencias sociales, multitud de gobiernos, institutos estadísticos, muchos ayuntamientos, periódicos, organismos internacionales… producen cantidades formidables de informes, estudios, tesis doctorales, estadísticas y artículos sobre los más increíbles aspectos de la pobreza. Algunos incluso son buenos y útiles. La conocida publicista y activista de ATTAC Susan George describe la situación con no poca sorna: ¿los pobres? ¡qué coman investigaciones!».
El debate dentro de las Ciencias de la Comunicación han acuñado un concepto muy vigente en estos tiempos: la invisibilización de la información. Se contrapone y, al mismo tiempo, complementa la técnica de la “catarata informativa” con que nos atosigan cotidianamente. Entra ambas se logra el efecto “desinformación”, técnica mediante la cual se nos hace creer que estamos informados de todo y objetivamente, método de los Servicios de Inteligencia. Si este “tema”, el de la riqueza y los estudios sobre ella, se nos presenta como pregunta lo convertimos en “problema”, es decir lo visibilizamos. Lo más grave de lo que nos estamos enterando no es que los medios lo ocultan sino que las academias y las universidades no lo tocan. Entonces nos preguntamos ¿por qué? Y la respuesta nos introduce en una problemática poco mostrada: la relación entre los centros académicos y el poder internacional.
Continúa nuestro profesor: «Los ricos están más a cubierto de inoportunas investigaciones que expongan de forma bien documentada las cada vez mayores desigualdades actualmente existentes en el mundo posibilitadas y fomentadas por el diseño político y económico de nuestras sociedades. Desigualdades que se están incrementando como consecuencia de la tremenda ofensiva lanzada a lo largo de los últimos meses contra las condiciones sociales de las clases trabajadoras; una guerra de clases implacable. Ya se disfracen de imposibilidad de hacer otras políticas diferentes, ya de realismo económico (sic), o incluso de política de izquierdas (en el colmo del delirio), lo cierto es que las políticas económicas diseñadas en estas últimas semanas son para beneficio de los ricos y, como lógica contraparte, para expolio y desgracia de los pobres y las clases trabajadoras».
Y, como pudiera pensarse que los datos son muy dificultosos de conseguir, nos informa: «Así que, ante los pocos datos sobre los ricos, los documentos como los que publican anualmente Merryll-Lynch y Capgemini sobre la riqueza y sus detentadores tienen un indiscutible interés para conocer cómo van evolucionando las cosas en ese punto. Merryll-Lynch es una empresa muy conocida que hace dos años fue adquirida por el Bank of America por 44.000 millones de dólares; Capgemini, no tan afamada como la anterior, es una empresa con más de 90.000 empleados en el mundo y con unos ingresos globales manifiestos de 8.400 millones de euros en el 2009 que se dedica, según declara ella misma, a la provisión de servicios de consultoría, tecnología y outsourcing. Merryll-Lynch y Capgemini trabajan para los ricos. No puede extrañar que quieran conocer bien el objeto principal de sus negocios. Y para ello realizan unos informes anuales sobre el estado de los ricos y de sus riquezas que aportan datos de indisputable interés. El último informe disponible es el recientemente publicado del año 2010 que aporta datos del 2009 y años anteriores. También se ha editado un informe dedicado exclusivamente a los ricos de la “región Asia-Pacífico”».
Estamos, entonces, ante la comprobación de que se ha producido una “invisibilización” acordada por los grandes medios y por el interés investigativo de los Centros de Estudio del mundo capitalista: “de esto no se habla”. ¿Puede pensarse que esto se debe a la financiación del banco Mundial que reciben no pocas universidades? ¿Podrá pensarse también en la relación entre las Fundaciones que otorgan becas y que, en los países centrales, sostienen a los Centros e Estudio de primera línea? Luego que este tipo de investigaciones no lleguen a las agencia informativas y que ellas, por su cuenta, no las inicien se puede comprender.
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