miércoles, 17 de agosto de 2011

La prensa internacional no habla de los documentos desclasificados



El pasado democrático de los Estados Unidos, mediante el Acta de Información Pública, impone el cumplimiento de dar a conocer los documentos que los Servicios de Inteligencia han “clasificado” y que contienen el registro de las operaciones realizadas. Por ello, en abril de 2011, desclasifica, aunque de muy mala gana y con reticencia —es decir, pone a disposición del público—, 8000 documentos en respuesta a lo dispuesto por la Ley. En esos documentos, se detalla, por ejemplo, cómo la CIA financió el tráfico de drogas en Afganistán y América Latina. Aunque para muchos la noticia de que la CIA está involucrada en las redes de narcotráfico no es novedad, lo cierto es que no deja de ser relevante la confirmación de esta “teoría”, a través de documentos oficiales.
La información fue publicada por el periódico digital www.rebelion.org, pero ignorada por la mayor parte de la prensa internacional. La difusión de esa noticia por rebelión.org alcanzará a un sector reducido de la opinión pública internacional, por lo cual no inquieta a los poderes concentrados. La noticia informa que la documentación revela cosas como esta:
La relación de la Agencia Central de Inteligencia y el narcotráfico comenzó en la década de los setenta (o tal vez comenzó antes, pero ya para entonces estaba consolidada) y fue intensificándose hasta los noventa, década en la que supuestamente cesó estas acciones (tendremos que esperar a 2030 para enterarnos de que en 2010 continuaba con sus sombrías prácticas). Una de las operaciones concretas en las que la CIA apoyó el narcotráfico fue en los años ochenta, en Afganistán. Durante la Guerra Fría que sostenían estadounidenses y soviéticos, se registró la invasión de estos últimos a Afganistán. En aquel entonces, se constata que la CIA utilizó al menos 2000 millones de dólares en financiar la resistencia afgana a través de los cárteles de droga locales, que se dedicaban principalmente al cultivo de amapola y marihuana, y controlaban, como hasta ahora, el mercado de la heroína alrededor del mundo. Curiosamente, esos mismos rebeldes son los que hoy conocemos como miembros del Talibán y a quienes los Estados Unidos simulan combatir fervientemente, argumento principal para justificar la invasión estadounidense a tierras afganas.
Pero no solo en Afganistán entabló la CIA lazos con narcotraficantes. Lo mismo sucedió en América Latina, donde la Agencia de Inteligencia estadounidense recurrió a organizaciones dedicadas al tráfico de drogas para financiar movimientos de desestabilización contra gobiernos latinoamericanos que no accedían a alinearse con la agenda de los Estados Unidos.
«En el escenario estadounidense, el dinero de la droga provenía desde el Cono Sur, y se convertía en dinero legítimo en Wall Street. En el escenario latinoamericano, este mismo dinero, una vez blanqueado, volvía a la región en forma de fondos para el paramilitarismo», afirma el ex agente federal Michael Ruppert. Por otro lado, la CIA también se vinculó al narcotráfico para deslegitimar movimientos sociales dentro de los propios Estados Unidos y organizaciones dedicadas a la lucha por los derechos civiles de la población, o grupos con ideologías que amenazaban la hegemonía psicocultural, promovida por el Gobierno, con ayuda del mainstream media.
Y tomando en cuenta este contexto, llama la atención, según se lee en esos documentos, como una cruzada épica, etiquetada como:
“La lucha contra las drogas”, política iniciada por Ronald Reagan y alimentada por los subsiguientes mandatarios estadounidenses en realidad podría ser una espectacular farsa con una clara agenda oculta detrás: «la capitalización financiera y geopolítica aprovechando el fenómeno del narcotráfico. No deja de resultar curioso cómo, a más de tres décadas de iniciada la famosa lucha contra el tráfico de narcóticos, los resultados estadísticos han sido sospechosamente deplorables: nunca en la historia se habían consumido tantas drogas como en la actualidad y la rentabilidad de este negocio en nuestros días es, por mucho, la mayor en la historia. El nivel de consumo de cocaína subió, en los Estados Unidos, de 80 toneladas métricas, en 1979, a 600 toneladas métricas en 1987, algo que según Ruppert la CIA sabía que iba suceder. La razón por la que la CIA vende drogas, según el mismo ex agente, es para apoyar la economía de los Estados Unidos, algo que puede relacionar con las pruebas que existen de bancos como Wells Fargo con el lavado de dinero del narcotráfico. Curiosamente, los fundadores y directores subsiguientes de la CIA tienen fuertes lazos con Wall Street.

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