domingo, 14 de agosto de 2011
La tarea de denunciar el ocultamiento
El sociólogo Peter Phillips, Director de Proyecto Censurado, piensa que: «en EEUU tenemos la propiedad de los medios concentrada en tan pocas manos que no se divulgan las noticias que afectan a los poderosos». El equipo que dirige obtiene anualmente varios cientos de «noticias censuradas» por los grandes medios, pero que aparecieron en medios independientes, pequeñas publicaciones, sitios Web, emisoras del interior, periódicos sindicales, publicaciones extranjeras, etc. En un proceso de selección y comprobación que dura todo el año académico, sucesivos jurados llegan a elegir las 25 historias periodísticas que, una vez listas para ser publicadas en el libro-informe anual, traen añadida una actualización escrita por sus autores originales. Sin embargo, cada vez hay menos alusiones periodísticas a este trabajo de investigación que también es ignorado por la gran prensa.
Dice Meyssan: «El otrora famoso periodista estadounidense de televisión Walter Cronkite llegó a decir en 2003 que: “el Proyecto Censurado es una de las organizaciones que debemos escuchar, porque vigila que nuestros periódicos y grandes medios de difusión estén practicando un periodismo ético y cuidadoso”. Según Phillips, The New York Times jamás se ha referido al Proyecto Censurado. “Una vez aparecimos en el [diario] Chicago Tribune, porque hace dos años, antes de que falleciera la conocida periodista Molly Ivins, ella escribió sobre nuestro trabajo en la columna que tuvo allí. El periódico local de nuestra región californiana, que también es propiedad del New York Times, puso recientemente, de mala gana, la lista de nuestras noticias en la sección de obituarios. La única vez que salimos en la primera plana de ese periódico regional fue cuando publicamos un trabajo sobre un físico que demostró que el Edificio Nº 7, anexo a las Torres Gemelas durante los atentados del 11 de septiembre 2001 en Nueva York, no pudo haber colapsado por un incendio. Y, desde luego, el artículo fue muy negativo sobre esta afirmación”, añadió.
Para Phillips, «los medios corporativos de EEUU son mera propaganda de arriba abajo y se niegan a investigar incluso las mayores hipocresías que tienen lugar en nuestro país, como los fraudes electorales de 2000 y 2004, los 1,2 millones de iraquíes que han encontrado la muerte después de la ocupación, los incrementos del 300% de las ganancias obtenidos en la ocupación de Irak por empresas como Lockheed Martin Corporation, entre otras, y las jugosas utilidades que logran corporaciones como Halliburton –por solo mencionar una- del negocio que EEUU hace de la guerra».
Además de ocultar noticias, los grandes medios tergiversan los acontecimientos de cada día. Su propósito es mantener al público en la ignorancia e inculcarle ideas equivocadas mediante noticias falsas. El cientista social estadounidense Justin Delacour concluyó que «al revisar las páginas de opinión de los 25 periódicos más importantes de EEUU se encuentra que el 95% de los aproximadamente 100 artículos que tratan sobre política en Venezuela fueron claramente hostiles al presidente democráticamente electo del país, Hugo Chávez Frías». Añadió que «las citadas páginas de opinión en EEUU reflejaron al presidente de Venezuela como demagogo y autócrata, distorsionando los resultados de la política interna y externa de su gobierno. Estos artículos omitieron el hecho de que el gobierno de Venezuela goza de fuerte apoyo popular, tal como lo evidencia la resonante victoria de Chávez en el referéndum presidencial de agosto de 2004 y otras encuestas recientes. Casi nunca publicaron comentarios de analistas que simpatizan con las políticas del gobierno de Chávez de masificación de la educación, salud, alimentos subsidiados y sobre los micro-créditos destinados a los sectores pobres del país».
Cuando Noan Chomsky y Edward S. Herman publicaron su libro “Fabricando el consenso” (título original: Manufacturing Consent: The Political Economy of the Mass Media), dijeron que: «la propiedad privada colocaba una suerte de filtro a los medios y que éstos esencialmente buscaban obtener ganancias, proteger al mercado capitalista, evitar cualquier ofensa a los poderosos y levantar una fuerte oposición a cualquier creencia alternativa», recordó Phillips. «Respecto a lo expuesto por estos autores hace 20 años, hoy tenemos un panorama diferente: los 20 grandes grupos dueños de los medios en ese tiempo hoy se han reducido a 10. Prácticamente, los directores de medios podrían caber en un pequeño salón, en total 180 individuos que interactúan con toda la gama de los medios de EEUU», añadió el sociólogo.
Phillips dijo que «los directivos y los dueños de medios tienen su identidad compartida con los poderosos. Su concepto de lo que debe ser noticia está influenciado por su trasfondo cultural y, para ellos, existe una noción común respecto a lo que debe o no debe ser noticia. Los periodistas quieren que sus artículos se publiquen, salgan al aire, se vean por televisión, etc., pero si sus puntos de vista no están de acuerdo con esa idea común de los dueños, sus trabajos no se van a publicar y ellos mismos no van a poder trabajar en los medios, en los grandes medios de EEUU».
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