miércoles, 19 de noviembre de 2014

La juventud - ¿esperanza o peligro? IX



Creo que se pueden redirigir esas palabras referidas a una persona, hacia un modelo de joven que en los últimos años ha ido emergiendo de un conjunto que se ofreció para ayudar, para socorrer al necesitado, para acompañar al que sufre. Hemos visto cómo las miradas periodísticas se concentraron sobre Mascherano, algo comprensible tanto como el desborde de alabanzas, comparaciones, exageraciones, publicadas a partir de su figura. Todo ello no desmerece la analogía que presento
Lo importante para rescatar, según mi opinión, es que tanta algarabía a partir de su persona corre el riesgo de desplazar a un segundo plano la mirada hacia el fenómeno que rescato. Sus virtudes deben ser reconocidas, sin dejar en la penumbra que él, en tanto joven un emergente de una generación, se atreve a decir como uno de sus representantes: "Hay que tener serenidad y sobre todo humildad para saber lo que está fallando y ser un equipo". Habla desde una conciencia humilde: “Más allá del resultado, no tengo palabras de lo orgulloso que estoy de este equipo, que trabajó con humildad y sacrificio". "El principal valor es la humildad y eso le marca el camino al equipo". "Yo no soy un jugador talentoso. Todo me ha costado. No soy de esos jugadores que hacen la diferencia dentro de la cancha, sino más bien de los jugadores a los que se les nota el sacrificio, el trabajo".
El camino que muestra como modelo y ejemplo es el de servicio a los demás, en épocas de tanta tilinguería, de tantos famosos efímeros, que ostentan su chatura, su mediocridad y su vida superficial y fácil. Es el proyecto de una vida de perseverancia, optimismo, conocimiento, formación, capacidad de escuchar y contener, de valorar lo colectivo por sobre las ambiciones personales o, por lo menos, subordinarlas al interés del conjunto.
Quienes están cerca de él dicen: "Siempre pone el “nosotros” antes que el “yo”. Es difícil que en un equipo alguien se desubique con líderes humildes". "Transmite mucha seguridad y tranquilidad a sus compañeros. Sabe cómo hablarles, cómo algunos a veces necesitan un grito u otros una palmada. Y eso es porque sabe escuchar y contener". Es un modelo de joven que representa a muchos otros que no tienen tanta prensa. Pero lo que debe afirmarse es que él no es un “marciano”. Es un producto de estas generaciones tan mal miradas y poco valoradas. Es uno de los jóvenes que reivindican el trabajo, la continuidad, la certeza en el camino elegido, que no se ciega con los éxitos fáciles, sino que se propone obtenerlos con una conducta personal cotidiana y permanente. ¿Es demasiado decir que es nada más que “un joven argentino”?
La referencia a un deportista no debe ser tomada como un simple dato periodístico. En la formación integral de los jóvenes, es muy importante la adquisición de valores y hábitos que el deporte colectivo ofrece. Éste debe ser considerado un instrumento fundamental para ir perfilando la personalidad de cada uno. Por ello, como modo de profundizar el contenido de esta sencilla investigación y para ofrecer una reflexión final, recurro a dos vertientes que pueden parecer contradictorias, pero sin embargo coincidentes en algunos valores básicos que deseo recuperar. Ambos han practicado mucho deporte en su niñez y juventud y lo han planteado como un antecedente de una muy buena formación personal. Ellos son el papa Francisco y el doctor Fidel Castro Ruz.

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