Dejé anotado anteriormente que Ulrich Beck y
Elisabeth Beck-Gernscheim investigaron, analizaron y pensaron el amor a
distancia, lo habían hecho desde la experiencia socio-histórica de la Europa de
fines del siglo XX y comienzos del XXI, y que ello daba a sus resultados un
grado de regionalismo cultural que no debía perderse cuando se los leía, aun en
plena globalización. Al haber recurrido a Erich Fromm debe recordarse esta
misma advertencia, más un agregado importante: sus trabajos están separados por
más de medio siglo respecto del libro que estamos analizando. Estos cincuenta
años de distancia colocan en sus polos a dos Europas muy distintas (dos mundos
muy distintos).
El comienzo de la segunda mitad del siglo
pasado en Europa mostraba una capacidad de reconstrucción económica, con sus
repercusiones en otras dimensiones sociales, que alentaba esperanzas de
recuperar viejos esplendores. Si bien las heridas de la guerra no estaban
totalmente cicatrizadas, no parecían ser un obstáculo en la tarea de la
restauración. Sin embargo, la importante presencia cultural estadounidense, por
la vía del Plan Marshall, iba tiñendo
ese proceso de un tono yanqui. No era fácil dejar atrás el peso de siglos de
cultura arraigada en sus orígenes modernos, pero una curva de desvío comenzaba
a percibirse. Esto se manifestaba en las quejas de intelectuales que reclamaban
por esa intromisión cultural. De todos modos, Europa seguía siendo todavía
Europa.
Las últimas tres décadas de presencia de la
cultura neoliberal, en su expansión planetaria, pasaron como un vendaval sobre el suelo cultural europeo
y causaron graves daños que se
pudieron percibir con claridad a comienzos de este siglo. Subrayo daños, como
figura metafórica, para patentizar el cuadro humano que describen los autores
que estamos siguiendo. Pensar la cultura debe ir acompañado de hacerse cargo de
las implicancias que sus vicisitudes van tallando en la subjetividad de sus
habitantes. Es cierto que esto no se da como un modelo estándar y que cada
quien lo metaboliza como quiere y como puede, pero hay rasgos comunes que nos
abren a la comprensión de la temática que analizamos.
El europeo de esta década se parece bastante
poco al de los cincuenta: en aquella época, hubiera sido impensable leer las
cosas que nos ofrecen los autores. La sorpresa y el horror que habrían
provocado, rozarían el escándalo. Esto puede hacerse extensivo al resto del
planeta, con los matices correspondientes. Un ejercicio que propongo, como para
ponernos en clima de comparaciones: imaginemos a nuestros padres y/o abuelos
leyendo, en aquellos años, lo que contiene este libro, y podremos tener una
vivencia cercana de lo que comento. La comparación también puede ser útil en la
relación entre los autores (Fromm y los Beck) para comprender la distancia que
se aprecia en sus afirmaciones. Volvamos ahora al amor a distancia:
Tanto el amor cercano como
el lejano tienen sus propagandistas. Unos recomiendan el amor a distancia, como
terapia contra las decepciones del amor en proximidad; otros alaban las
virtudes del amor en proximidad, contra las decepciones del amor a distancia.
Es incuestionable, sin embargo, que el amor a distancia tiene sus ventajas,
especialmente cuando los miembros de la pareja lo adaptan a sus necesidades y
deseos. Hay incluso quien afirma que la cercanía no es más que un mito. La
proximidad amorosa que anhelan los amantes a distancia –aseguran– no queda
asfixiada por la rutina de la vida diaria. Demasiada cercanía mata el amor. La
lejanía lo mantiene vivo. Descarga a los amantes de las exigencias y
sobre-exigencias de tener que amarse siempre y explícitamente. Hace posible lo
imposible, concilia los opuestos, cercanía y distancia, vida propia y común.
Sigamos con el ejercicio: ¿qué hubieran dicho
aquellas personas al leer este texto? Es muy probable que, de haberlo
comprendido, lo hubieran rechazado por antisocial, inmoral, impúdico, etc. Sin
embargo, hoy estamos ante este cuadro social y, si nos molesta, nos inquieta,
nos desacomoda, seguimos pensando en cómo se ha podido llegar a estas
consecuencias, en caso de que no nos mostremos entregados y con los brazos
caídos aceptándolo como algo inevitable. Todas esas actitudes son hoy posibles
y aceptables. Esto tampoco hubiera sucedido antes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario