miércoles, 15 de octubre de 2014

Mentiras verdaderas ¿o verdaderas mentiras? III



 No es sencillo saber si están seriamente preocupados por las ONG o es una maniobra para encubrir las tareas de estas organizaciones que, en muchos países de la periferia, funcionan como cobertura de las Agencias de Inteligencia de los EEUU. En una conferencia coauspiciada por el derechista Instituto de Asuntos Públicos, de Australia presentaron quejas como éstas:

Las ONG crearon sus propias reglas y ahora quieren que los gobiernos y las empresas se sometan. Dirigentes empresariales y políticos son obligados a responder a la maquinaria mediática de las ONG, y los recursos de los contribuyentes e inversionistas son usados para fines que ellos nunca avalaron. El extraordinario crecimiento de las ONG en estados liberales tiene el potencial de socavar la soberanía de las democracias constitucionales

El hecho de que en la conferencia participaron no menos de 42 funcionarios de política exterior, autoridades judiciales y figuras prominentes como el ex jefe de los asesores políticos del Pentágono Richard Perle y Lynne Cheney, esposa del vicepresidente Dick Cheney, parece sugerir que Washington parece presentar esto como una verdadera embestida contra las ONG.
Sin embargo, en un mensaje posterior de la conferencia, se hizo una diferenciación dentro del total de esas organizaciones al señalar que algunas ONG, como Amnistía Internacional, CARE, Oxfam y Amigos de la Tierra Internacional, habían realizado un valioso trabajo en la promoción de los derechos humanos, el desarrollo y la protección del ambiente. A pesar de ello advertían que algunas de sus políticas, en particular la internacional, podrían socavar los intereses de Estados Unidos y los principios de la libre empresa.
Las ONG internacionales persiguen «una nueva y penetrante forma de conflicto» contra las corporaciones multinacionales o «biz-war» (del inglés «bussiness», negocios, y «war», guerra), sostuvo el profesor de Ciencias Políticas de la Universidad George Washington, Jarol Manheim. Las ONG, por ejemplo, trabajan con inversores institucionales como fondos de pensión sindicales y eclesiásticas en el movimiento denominado «de inversión social», que patrocina políticas empresariales respetuosas del ambiente y de los derechos humanos en asambleas de accionistas. Esos esfuerzos, dijo Manheim, deben ser considerados «parte de una campaña anti-empresa mayor» que también incluye boicots y otras medidas para influir sobre el comportamiento de las compañías.

Por otra parte, las empresas participan cada vez más en proyectos conjuntos con ONG, apelan a asesores de ONG e incluso contratan a empleados de ONG para protegerse contra la publicidad negativa, según el experto. Esa posición fue compartida por el Sr. Entine, de AEI, quien afirmó: «El movimiento de inversión social es un lobo disfrazado de cordero. Las ONG contrarias al libre mercado extienden su alcance hasta las juntas de las corporaciones..

Por su parte, el profesor de Asuntos de Gobierno Jeremy Rabkin, de la Universidad Cornell, cuestionó a las empresas que procuran mantener buenas relaciones con las ONG:

Por supuesto, es un programa de izquierda. Es global, es antinacional, la propia noción de organización no gubernamental es un concepto estalinista.
Por lo que hemos podido leer en la información pública, hasta acá, debemos comenzar a pensar, junto a Hamlet que "Algo está podrido… (pero no sólo) en el Estado de Dinamarca)". Que el concepto de Democracia se ha ido transformando en la más grande democracia occidental, bajo la conducción del gobierno republicano, con la aprobación de los demócratas que lo sucedieron, lo cual no deja a nadie afuera de este juego.

 

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