miércoles, 29 de octubre de 2014

La juventud - ¿esperanza o peligro? III



De lo afirmado anteriormente, podemos extraer una premisa sobre la cual apoyar las reflexiones siguientes: la juventud, como otras tantas categorías del análisis social, es un concepto construido que responde a demandas de épocas. Por ello no puede ser pensado ni utilizado como si fuera una categoría del orden natural. No fue lo mismo haber sido joven en el siglo XIX que en la segunda mitad del siglo XX. No se trata de un cambio en la biología, sino una respuesta a los cambios socioculturales que impone el devenir histórico. Es el resultado de la acción colectiva de muchos, pero no es atribuible a la creación de algunos.
En esta misma línea de pensamiento, la profesora de Psicología Social de la Universidad de Oviedo, España, doctora María de la Villa Moral Jiménez, publicó en la revista de su Facultad de Psicología una extensa investigación titulada, precisamente, La juventud como construcción social. Sus conclusiones apuntan críticamente contra una actitud que no repara en la condición del concepto juventud como construcción:
Los investigadores de la realidad social tendemos a construir primero los conceptos (juventud) y con posterioridad amoldamos la diversidad (los jóvenes) a la categoría conformada socialmente en un ejercicio de reificación que, bajo parámetros análogos, también se extiende al orden social donde deja sentir sus efectos (juvenalización). En las coordenadas actuales, semejante proceso de conceptualización se ampara en el poder de las evidencias y en el estatuto relegado de verdad. De ahí la necesidad de desmitificar la adolescencia  como estadio psicosocial que representa un reto para la investigación, máxime en las actuales condiciones de moratoria y cautiverio en la adolescencia en las que se hallan inmersos los jóvenes contemporáneos. Interesa descubrir cómo las tramas sociales, culturales, políticas, históricas, etc., han ido conformando la perspectiva dominante convenida sobre las condiciones actuales mediante las que se posibilita la (re)definición de los adolescentes y jóvenes contemporáneos desde parámetros claramente psicosociológicos. La juventud es un signo de los tiempos modernos y postmodernos. Esta aseveración, que entronca directamente con la idea de construcción social de la juventud como producto sociohistórico, constituye una de las premisas de este estudio.
En la utilización del concepto construir socialmente, deben diferenciarse: a- la construcción sociocultural que el proceso de cada cultura va haciendo a lo largo del tiempo, que se va imponiendo por los usos y costumbres, de b- la capacidad del investigador para crear categorías investigativas desde el laboratorio, para luego encajar la realidad dentro de ellas. Esto último es lo que denuncia y critica la doctora Moral Jiménez:
Construir la pubertad, la adolescencia y la juventud es relativamente fácil. Se suele crear y ajustar "la realidad" a la conformación de una entidad o condición social que se practica con relativa frecuencia a través del proceso de etiquetaje social y, cuando lo etiquetado toma conciencia de sí mismo, ello favorece tanto la reinstalación de un estado de certidumbre asociado a búsquedas inducidas como el efecto distractor: que distrae la atención mental o concentración sobre la realidad real se deriva hacia la realidad que crea el concepto.
Con mirada atenta, el filósofo y ensayista español José Ortega y Gasset[1] (1883-1945) sostenía que «La vida no se da como algo definitivamente hecho, sino como algo por hacer, como un quehacer», y el joven no es una excepción. Debo agregar que ese quehacer o devenir constitutivo de la identidad individual se convierte en un ¿qué hacer? como gran interrogante de nada fácil respuesta.


[1] Estudió en la Universidad de Deusto, Bilbao, y siguió en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central de Madrid. Fue doctor de Filosofía por la Universidad de Madrid.

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