domingo, 25 de noviembre de 2012

La crisis estructural del capitalismo V



En 1996 el Dr. Lester Thurow publica otro libro en el que avanza en sus investigaciones, El Futuro del Capitalismo, al que agrega como subtítulo Cómo la Economía de Hoy Determina el Mundo del Mañana. Es allí donde está denunciando, aunque no lo denomine así, el avance del neoliberalismo como una ideología y una política económica cuya aplicación en marcha ya estaba determinando el mundo futuro. Le preocupa más acentuadamente el camino que está tomando el mercado global y las consecuencias que ya se dejaban ver. Su posición ideológica no es sencilla de rotular: es un liberal, defensor del sistema capitalista en el que «el mercado manda, y sólo el mercado manda. Nadie lo pone en duda», pero dentro del cual comienza a percibir ciertas exageraciones, desviaciones o, tal vez, los inicios de un fundamentalismo peligrosos para la estabilidad del mundo. Es posible decir que esos resultados estaban implícitos en los modos de avanzar del capitalismo desde los setenta en adelante, pero que no se habían manifestado en toda su dimensión. Esto lo lleva a afirmar:
Las verdades eternas del capitalismo -el crecimiento, el pleno empleo, la estabilidad financiera, el aumento de los salarios reales, el dejar operar a los mercados- parecen haberse esfumado, así como los enemigos del capitalismo. Algo dentro del capitalismo ha cambiado para causar estos resultados. Si el capitalismo pretende sobrevivir algo tiene que ser modificado para alterar estos resultados inaceptables.
Si alguno puede sorprenderse de estas palabras es necesario decir que es un liberal moderado que ha demostrado lo que se podría llamar una cierta “honestidad intelectual”. Quiero llamar la atención sobre algunas cosas afirmadas por él:
a) Las verdades eternas parecen haberse esfumados, está haciendo referencia, sin duda, a los dogmas, más de una vez recitados por gran parte de la comunidad académica y que para muchos todavía siguen siendo incuestionables; pero él se ve obligado a ponerlos en duda, por lo que está sucediendo en el mercado global y esto va de la mano con la desaparición de “los enemigos” (está haciendo referencia a la desintegración de la Unión Soviética);
b) El capitalismo si pretende sobrevivir deberá introducir algunos cambios, con lo que pone en tela de juicio la perdurabilidad del sistema de continuar dentro de este esquema. Los cambios serán necesarios para poder mantenerse en pie. Avizora peligros serios, esto se debe a lo que con toda claridad señala como “resultados inaceptables”. Ahora bien, estos cambios no parecen ser sencillos, porque las estructuras de poder son necesariamente defensores del status quo. Por la sencilla razón de que esté quien esté en el gobierno son piezas de un sistema político dentro del cual deben compartir “ciertas reglas”.
Sus análisis lo llevan a presagiar tiempos de gran inestabilidad, como así realmente se dieron. Para defender su tesis subraya algunos datos sobre las crisis últimas que el sistema afrontó y de las que salió airoso, en parte por azar y en parte por falta de “opositores serios”. «El capitalismo que ahora parece irresistible, con sólo unos pocos deslices, podría haber desaparecido». Pero los defensores del fundamentalismo capitalista, tal cual ya se comenzaba a presentarse, minimizan los riesgos que corrió y se aferran al hecho de haber sobrevivido. Esto les hace pensar en una capacidad, casi infinita, de sobrevivencia que lo hace indestructible.
De este modo la apertura de las ideas hacia pensar sobre caminos alternativos, aún dentro del mismo sistema, se hace muy difícil: «Sin un fracaso evidente la mayoría de las mentes están cerradas casi todo el tiempo», es un modo cuidadoso de referirse a la derecha republicana. Si recordamos la prédica de los medios de comunicación durante los noventa puede darnos una idea cómo se pregonaban las “verdades inconmovibles” que se afirmaban cotidianamente como “dogmas revelados”. Estos “dogmas” no toleraban, ya, revisión de ninguna naturaleza. He aquí un gran mérito de este académico y ensayista, al aventurarse por andariveles no compartidos por los corifeos del mercado a ultranza. Es un economista que lee y piensa la historia, lo cual lo lleva a advertir a quienes quieren escucharlo que:
Las sociedades florecen cuando las creencias y tecnologías son congruentes y declinan cuando los cambios inevitables en las creencias y tecnologías llegan a ser incongruentes. Esta realidad se puede apreciar analizando la historia de las sociedades exitosas del pasado, muchas de ellas construidas sobre valores muy diferentes, manejadas sobre la base de principios muy diferentes de los que hoy existen. Pero todas ellas necesitaron de esta congruencia para tener éxito.
El capitalismo construido sobre el valor del libre mercado ha entrado en contradicción con la expansión del ideario globalizador, y esto traerá consecuencias nefastas para todos. Casi una profecía que se cumplió diez años después.

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