En 1996 el Dr.
Lester Thurow publica otro libro en el que avanza en sus investigaciones, El Futuro del Capitalismo, al que agrega
como subtítulo Cómo la Economía de Hoy
Determina el Mundo del Mañana. Es allí donde está denunciando, aunque no lo
denomine así, el avance del neoliberalismo como una ideología y una política
económica cuya aplicación en marcha ya estaba determinando el mundo futuro. Le
preocupa más acentuadamente el camino que está tomando el mercado global y las
consecuencias que ya se dejaban ver. Su posición ideológica no es sencilla de
rotular: es un liberal, defensor del sistema capitalista en el que «el mercado
manda, y sólo el mercado manda. Nadie lo pone en duda», pero dentro del cual
comienza a percibir ciertas exageraciones, desviaciones o, tal vez, los inicios
de un fundamentalismo peligrosos para la estabilidad del mundo. Es posible
decir que esos resultados estaban implícitos en los modos de avanzar del
capitalismo desde los setenta en adelante, pero que no se habían manifestado en
toda su dimensión. Esto lo lleva a afirmar:
Las
verdades eternas del capitalismo -el crecimiento, el pleno empleo, la
estabilidad financiera, el aumento de los salarios reales, el dejar operar a
los mercados- parecen haberse esfumado, así como los enemigos del capitalismo.
Algo dentro del capitalismo ha cambiado para causar estos resultados. Si el
capitalismo pretende sobrevivir algo tiene que ser modificado para alterar
estos resultados inaceptables.
Si alguno puede
sorprenderse de estas palabras es necesario decir que es un liberal moderado
que ha demostrado lo que se podría llamar una cierta “honestidad intelectual”. Quiero
llamar la atención sobre algunas cosas afirmadas por él:
a) Las verdades eternas parecen haberse
esfumados, está haciendo referencia, sin duda, a los dogmas, más de una vez
recitados por gran parte de la comunidad académica y que para muchos todavía
siguen siendo incuestionables; pero él se ve obligado a ponerlos en duda, por
lo que está sucediendo en el mercado global y esto va de la mano con la
desaparición de “los enemigos” (está haciendo referencia a la desintegración de
la Unión Soviética);
b) El capitalismo si pretende sobrevivir deberá
introducir algunos cambios, con lo que pone en tela de juicio la
perdurabilidad del sistema de continuar dentro de este esquema. Los cambios
serán necesarios para poder mantenerse en pie. Avizora peligros serios, esto se
debe a lo que con toda claridad señala como “resultados inaceptables”. Ahora
bien, estos cambios no parecen ser sencillos, porque las estructuras de poder son
necesariamente defensores del status quo. Por la sencilla razón de que esté
quien esté en el gobierno son piezas de un sistema político dentro del cual
deben compartir “ciertas reglas”.
Sus análisis lo
llevan a presagiar tiempos de gran inestabilidad, como así realmente se dieron.
Para defender su tesis subraya algunos datos sobre las crisis últimas que el
sistema afrontó y de las que salió airoso, en parte por azar y en parte por
falta de “opositores serios”. «El capitalismo que ahora parece irresistible,
con sólo unos pocos deslices, podría haber desaparecido». Pero los defensores
del fundamentalismo capitalista, tal cual ya se comenzaba a presentarse,
minimizan los riesgos que corrió y se aferran al hecho de haber sobrevivido.
Esto les hace pensar en una capacidad, casi infinita, de sobrevivencia que lo
hace indestructible.
De este modo la
apertura de las ideas hacia pensar sobre caminos alternativos, aún dentro del
mismo sistema, se hace muy difícil: «Sin un fracaso evidente la mayoría de las
mentes están cerradas casi todo el tiempo», es un modo cuidadoso de referirse a
la derecha republicana. Si recordamos la prédica de los medios de comunicación
durante los noventa puede darnos una idea cómo se pregonaban las “verdades
inconmovibles” que se afirmaban cotidianamente como “dogmas revelados”. Estos
“dogmas” no toleraban, ya, revisión de ninguna naturaleza. He aquí un gran
mérito de este académico y ensayista, al aventurarse por andariveles no
compartidos por los corifeos del mercado a ultranza. Es un economista que lee y
piensa la historia, lo cual lo lleva a advertir a quienes quieren escucharlo
que:
Las
sociedades florecen cuando las creencias y tecnologías son congruentes y
declinan cuando los cambios inevitables en las creencias y tecnologías llegan a
ser incongruentes. Esta realidad se puede apreciar analizando la historia de
las sociedades exitosas del pasado, muchas de ellas construidas sobre valores
muy diferentes, manejadas sobre la base de principios muy diferentes de los que
hoy existen. Pero todas ellas necesitaron de esta congruencia para tener éxito.
El capitalismo
construido sobre el valor del libre mercado ha entrado en contradicción con la
expansión del ideario globalizador, y esto traerá consecuencias nefastas para
todos. Casi una profecía que se cumplió diez años después.
No hay comentarios:
Publicar un comentario