Un intelectual muy importante del
establishment estadounidense, profesor del Massachussets Institute of Tecnology
—el famoso MIT— Dr. Lester Thurow[1],
aporta una mirada crítica sobre el proceso que estamos analizando:
El capitalismo tiene sus
virtudes y sus vicios. Es una máquina maravillosa para producir bienes y
servicios abundantes... pero los mercados libres tienden a producir niveles de
desigualdad en los ingresos que son políticamente incompatibles con el gobierno
democrático... abandonado a su propia inclinación, en sí mismo el sistema
capitalista tiene la tendencia a caer en la inestabilidad financiera o en el
monopolio... Si el Gobierno no hubiese acudido al rescate, el capitalismo
financiero, según es practicado en los Estados Unidos, estaría derrumbándose...
si el sistema bancario no hubiese sido rescatado por el Gobierno, el pánico se
habría desatado... y es probable que ahora estuviese en marcha una repetición
de la Gran Crisis...
Debe tenerse en
cuenta que esto está dicho en 1991. Se puede percibir entonces la agudeza de su
mirada que ya estaba advirtiendo sobre las inestabilidades del sistema que se
precipitaría luego, en el 2007, en la crisis financiera más grave de las
últimas décadas y de difícil pronóstico:
Paradójicamente, mientras
Europa oriental privatizaba, Estados Unidos nacionalizaba (¡sic!), el Gobierno norteamericano se vio obligado, a principios de 1991, a absorber
doscientos mil millones de dólares de activos privados... Una corporación oficial, la
Resolución Trust, se ha convertido de hecho en la principal propietaria
norteamericana... En el sector industrial Estados Unidos acaba de ver la punta
del témpano de las Corporaciones agobiadas por un exceso de deudas, quebradas
por las fusiones y capturas... El capitalismo anglosajón sin ataduras se ve en
dificultades para afrontar la situación actual, y tal vez no sea la oleada
incontenible del futuro que los personajes de la derecha política se complacen
en exaltar.
La idea de un
futuro esplendoroso del capitalismo no estaba en la cabeza de este profesor,
puesto que observaba las consecuencias del gobierno del republicano Ronald
Reagan. Su mirada crítica no apunta a la destrucción del capitalismo y a la
sustitución por algún tipo de socialismo, muy por el contrario está advirtiendo
sobre los excesos y la voracidad de la práctica de las finanzas que están minando
las bases de la estructura económica. Hoy estamos ante la confirmación de sus
peores presagios.
Thurow nos ofrece
un método en el que se entrelazan los factores psicológicos, los sociológicos,
los políticos y los económicos en sus análisis, y eso le otorga una riqueza a
sus conclusiones que son poco reconocidas en el modo de pensar de los
economistas:
En el capitalismo
individualista nadie se preocupa por la preservación de las instituciones. Como
el grupo no es importante, la preservación de determinada firma no es
importante. El libro “Barbarians at the gates” [que puede ser traducido como Los bárbaros están en la puerta] es una
interesante historia de maximización completa del ingreso individual, aunque
ello signifique destruir un imperio industrial (como sucedió en el caso de R.
J. R. Nabisco). El maximizador de beneficios sencillamente no se preocupa por
la posibilidad de destruir la empresa. De lo que se trata es de aumentar su
propio ingreso. La fidelidad a las instituciones y a las empresas carece de
importancia. Por lo que sabemos acerca de la eliminación de la firma bancaria
de inversiones Drexel Burnham Lambert, algunos de los individuos que
representaron un papel fundamental en la absorción de R. J. R.Nabisco también
estaban dispuestos a destruir su propia firma sólo con el fin de obtener sus
bonificaciones anuales. El ingreso actual es más importante para los
maximizadores del beneficio que la existencia futura de la empresa.
Encontramos,
entonces, en esta explicación líneas de pensamiento que nos abren un ancho
cauce para comprender mejor las calamidades que produjeron los financistas
rapaces en 2007/8, como consecuencia de operaciones, las hipotecas sub-prime[2],
que no repararon en los daños colaterales.
[1] Profesor de Economía y Ex-Decano de la Sloan Business School del
Massachussets Institute of Tecnology.
[2] Fueron un tipo especial de hipoteca, preferentemente utilizado para la
adquisición de vivienda, orientada a clientes con escasa solvencia, y por tanto
con un alto nivel de riesgo de impago.
No hay comentarios:
Publicar un comentario