Ahora vamos a leer
lo que no se dice o se intenta ocultar. El periodista Javier Lewkowicz nos
informa de la visita de uno de los economistas más prestigioso, con currículum
vítae internacional, que vino a nuestro país invitado por la Facultad de
Ciencias Económicas (UBA), Joseph Stiglitz (1943- ) que exhibe los siguientes
antecedentes: es estadounidense, profesor en las Universidades de Yale, de
Duke, de Stanford, de Oxford y de Princeton, actualmente es Profesor en la
Universidad de Columbia. En 2000 Stiglitz fundó la Iniciativa para el diálogo político, un centro de estudios de
desarrollo internacional con base en la Universidad de Columbia (EE. UU.), recibió
el Premio Nobel de Economía (2001), y desde 2005 dirige el Instituto Brooks para la Pobreza Mundial de la Universidad de
Mánchester. Pido perdón por tanto detalle, pero lo creo importante para
saber de quién se trata.
Sus afirmaciones y declaraciones recibieron
ahora poca atención de los medios concentrados, cuando años atrás en cambio se
lo mostraba como un importante analista: «Los países de Europa no aprendieron
de la Argentina. Y el resultado fue que para enfrentar la crisis aplicaron un
conjunto de políticas que empeoraron las cosas rápidamente» afirmó el profesor.
En una exposición en la Facultad, agregó lo que nos informa Lewkowicz:
Elogió el rumbo de política
que adoptó el Gobierno desde 2003 y criticó la postura neoliberal que explica
la crisis de la deuda en Europa a partir de un excesivo gasto público, que
propone salvar a los bancos y deprimir la demanda agregada. Y dijo: “Esto lo
sabía Néstor Kirchner, cuando en las Naciones Unidas sostuvo que los muertos no
pagan las deudas. Hacía falta crecer para pagar”.
Para comprender más
en detalle la exposición del profesor el periodista nos informa:
Stiglitz es profesor en la
Universidad de Columbia y se enrola en la corriente de los nuevos keynesianos.
Desde el punto de vista teórico, se distingue de las posturas más ortodoxas
porque subraya los problemas derivados de las imperfecciones del mercado y hace hincapié
en la necesidad de la regulación estatal. Desde el estallido de la crisis de
las hipotecas subprime y la creciente fragilidad en Europa, Stiglitz cobró
protagonismo por criticar la salida que el neoliberalismo propone y se
convirtió en un referente de la opción heterodoxa en el contexto actual. Elogia
la dinámica de la economía argentina desde 2003, que salió de la crisis con
políticas expansivas y logró trasladar a los acreedores parte del quebranto que
generó la convertibilidad, a través de la reestructuración de la deuda.
El profesor agregó
en su exposición:
Desde la década de 1980 ha
habido más de cien crisis de deuda en todo el mundo. Pensábamos que los
mercados funcionaban, pero lo cierto es que las ideas del Consenso de
Washington estaban equivocadas. Esas recetas derivaron en serias crisis de
deuda, con consecuencias brutales sobre las sociedades. En este tipo de
crisis se tiende a criticar al que tomó prestado. Pero todos los préstamos
tienen dos partes. El acreedor tiene tanta responsabilidad como el que toma
prestado. Tal vez el acreedor es incluso más responsable, ya que el acreedor
es el que tiene el conocimiento acerca de cuáles son los que pueden devolverle
el dinero. (Subrayados RVL)
El Profesor comparó
algunos de los problemas que atraviesan los países con situaciones
comprometidas en Europa con la situación argentina en 2001/02:
Los países de Europa no
están en una zona monetaria óptima. Son economías muy diferentes que procuran
compartir una moneda. Con la unión monetaria, resignaron el mecanismo del tipo
de cambio y la tasa de interés y no lo reemplazaron. Los problemas de deuda
pública en los países de la periferia de Europa no fueron causados por un
sobre-endeudamiento estatal. Lo que sucedió, en cambio, fue que, ante la crisis,
los gobiernos se hicieron cargo de las deudas del sector privado, en especial
los bancos. Los mismos dirigentes que culparon al gobierno fueron los que
insistieron en que el Estado se hiciera cargo del problema de los privados. (Subrayados
RVL)
Creo que va quedando claro por qué nuestros
medios concentrados se hacen eco de lo que publica Le Monde e ignoran las
opiniones de uno de los economistas más consultados de los últimos años por
problemas derivados de la crisis financiera internacional.
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