Si nos acercamos al
problema de la mediatización, en su versión globalizada en manos de las
multinacionales, podemos incorporar otro concepto utilizado por la filosofía y
la psiquiatría: la alienación. Esto nos obliga a analizar sus contenidos.
Recurriendo una vez más a la Real Academia, podemos leer: «Proceso mediante el
cual el individuo o una colectividad transforman su conciencia hasta hacerla
contradictoria con lo que debía esperarse de su condición». Wikipedia agrega: «El término “alienación”
se emplea en varios sentidos según
las diversas disciplinas, como la Medicina, la Psicología, la Filosofía, la
Sociología y las Ciencias Políticas. La idea común a todo concepto de alienación
hace referencia a algo que es “ajeno” (allienus en latín) a sí mismo que el
sujeto ya no controla, un bien que se vende o un “yo” que se extraña».
Estamos
acercándonos a comprender que, mediante el proceso de la alienación, una
persona o una colectividad pierden el dominio sobre su propia conciencia, a
través de procesos confusos, y se llega a creer ser lo que no se es, por una
acción exterior que le va infundiendo o induciendo una imagen de sí que no se
corresponde con su realidad. En la penetración cultural, esto se percibe en
vivir, sentir o pensarse como un otro idealizado. El tema es muy abarcador.
Sólo me voy a concentrar en sus aspectos culturales. Si bien con las guerras de
conquistas de la periferia de la Europa de los siglos XVI y XVII comenzaron a
percibirse la penetración cultural del invasor y el avasallamiento de las
culturas autóctonas, quiero centrarme en los procesos del siglo XX, especialmente
en la segunda posguerra.
Un investigador denunciante de este proceso,
ahora padecido por la Europa de 1945 en adelante, es Jean-Jacques
Servan-Schreiber[1]
(1924-2006), quien publicó en 1968 el libro El
desafío americano, que buscaba denunciar esa especie de “invasión cultural”
por parte de la industria y la tecnología estadounidenses, bajo el
aprovechamiento de la “reconstrucción” de las naciones afectadas por la guerra
conocida como el Plan Marshall[2].
El triunfo en la Segunda Guerra le abrió al
país del Norte la posibilidad de las inversiones en el exterior, que crecieron
aceleradamente después de 1950, y sus activos, representados en sociedades
multinacionales, se multiplicaron ya no sólo en los sectores de las materias
primas, sino en la industria más avanzada como la electrónica y la computación,
que naturalmente tenían que estar apoyadas por una amplia infraestructura de
servicios que dieron lugar al desarrollo de grandes filiales en sectores como
banca, seguros, hotelería, etc. Esto generó una incidencia de los modos y
hábitos yanquis que fue penetrando en toda Europa.
Armand Mattelart (1936) es un renombrado
sociólogo belga, coautor junto a Ariel
Dorfman, del clásico Para leer al Pato
Donald, un ensayo —o un «manual de descolonización», tal como lo describen
sus autores— que analiza una de las consecuencias de un tipo de literatura de
masas, en ese caso, las historietas cómicas publicadas por Walt Disney para el
mercado latinoamericano. Su tesis principal es que las historietas de la compañía
Walt Disney no sólo son un reflejo de la ideología dominante sino que también,
además, son cómplices activos y conscientes de la tarea de mantenimiento y
difusión de esa ideología.
Esta misma tesis es sostenida por Jacques
Toubon[3] (1941)
por haber advertido, en 1993 a los europeos, del desastre cultural que suponía
el privilegio dado en las salas de cine del continente para la exhibición de películas
estadounidenses. Casi cuarenta años antes, aparecía una denuncia cultural,
realizada a través de una comedia
italiana, que ponía de manifiesto las consecuencias de la “penetración
cultural”: Un americano en Roma
(1954). Nos cuenta la reseña periodística: «Narra la vida de Nando Moriconi, un
encantador joven del barrio de Trastevere en Roma, obsesionado con todo lo
americano. En su habla, alterna su marcado acento romano con unos americanismos
inverosímiles y repite continuamente los diálogos que ha aprendido de las
películas americanas, persiguiendo su sueño de viajar a América y descubrir la
sociedad más poderosa del mundo».
[1] Fue un periodista, ensayista y político francés. Su libro El desafío americano, un brillante
ensayo, sigue siendo hoy el mayor éxito editorial en Francia. Se tradujo a
quince idiomas y vendió millones de ejemplares en todo el mundo.
[2] Fue el plan más importante de los Estados Unidos para la
reconstrucción de los países europeos después de la Segunda Guerra Mundial, que
a la vez estaba destinado a contener un posible avance del comunismo.
[3] Político francés, exalcalde de París, ex ministro y también diputado del
Parlamento Europeo, que se distinguió cuando era ministro de Cultura de Jacques
Chirac.
No hay comentarios:
Publicar un comentario