Con anterioridad,
recurrí a la tarea de Miguel Guaglianone como investigador independiente y
analista de los medios de información, y cité el resultado y las conclusiones
de su trabajo. Perdóneseme la insistencia, pero creo necesario volver a citar
su opinión por la importancia y la envergadura de sus definiciones.
A un sector de
consumidores de medios todavía no se les presenta con claridad el entramado de
intereses que ha generado el proceso de la globalización. Por lo tanto, tampoco
perciben cómo se ejerce el poder sobre la opinión pública, sobre todo a partir
de la segunda mitad del siglo pasado. En una nota que llamó La manipulación feroz, título que anticipa su contenido, nos brinda
una serie de afirmaciones que sugiero se sean leídas detenidamente:
Cada día se va haciendo más
público y notorio el hecho de que en nuestra realidad actual, los medios de
comunicación constituyen la más poderosa herramienta de dominación -de mucho
mayor alcance que las armas- que utilizan las elites dominantes para mantener
su poder sobre las grandes poblaciones del planeta. El conglomerado de megacorporaciones
(entre 10 y 12) que controlan no sólo a los medios de prensa, radio y
televisión, sino también el inmenso negocio del entretenimiento y la cultura de
masas (que comprende el mundo editorial, el de la música, el cine, la
producción y distribución de contenidos para televisión, y maneja en todo el
mundo salas de cine, de teatro, sitios de Internet y parques temáticos al
estilo de los creados por Disney) es quien elabora los mensajes
comunicacionales que nos bombardean diariamente.
En otro trabajo mío[1], he analizado el problema
que se le presenta a la democracia frente a este entramado de poder e intereses
muy concentrados. La tarea de penetración y dominación fue elaborada y
planificada por especialistas de las consideradas más prestigiosas universidades
de los Estados Unidos. Su aplicación fue ejecutada lenta y sutilmente a lo
largo de las últimas décadas como preparación del lanzamiento, con bombos y
platillos, de la cultura globalizada. Esa penetración cultural fue la pantalla
que ocultó lo que realmente se estaba haciendo o, por lo menos, minimizó el
impacto del plan militar de los saqueos en el Medio Oriente y norte de África.
Sigamos leyendo:
En un común acuerdo de
objetivos e intereses, estas mega-corporaciones (que no solo manejan lo
comunicacional, sino que cubren áreas que van desde la extracción de petróleo
hasta la fabricación y venta de armas) nos suministran cotidianamente una
“realidad” y una visión del mundo que es la adecuada para mantener el
predominio de los grandes capitales acumulados que ellas (y el resto de sus
primas y hermanas) representan, y el
poder político que los acompaña. Son muchas las formas en que este sistema
hegemónico impone en las mentes y corazones de la gente “su” verdad. Es complejo
el sistema que se ha desarrollado para el control, y el estudio de sus
diferentes facetas implica un esfuerzo para quienes tratamos de combatir este
proceso. Facetas que van desde la ocultación o la deformación y falsificación
de los hechos, hasta las formas más sutiles de imponer subyacentemente sistemas
de valores y creencias, o que llegan hasta presentar e imponer una “realidad
virtual” adecuada a los intereses de quienes manejan los hilos del poder. A través de esta red, los poderes hegemónicos
imponen al mundo una cosmovisión propia, que funciona como efectivo sistema de
opresión de grandes masas, han establecido el más efectivo sistema de control:
lograr que los dominados piensen y vean el mundo con los mismos ojos de los
dominadores.
Es probable que el lenguaje se presente como muy
brutal, áspero, lacerante. Ello se debe a que hemos sido parte de los
resultados de esa campaña que fue condicionando nuestras mentes. La educación
recibida en el sistema escolar, en la que se nos inculcaba el respeto por la
civilización occidental, por sus grandes realizaciones, sus grandes ideales,
sus valores eternos nos había preparado para este logro: civilización o
barbarie[2] fue
el lema de nuestra formación. Una vez más, la manipulación de los significados
de las palabras.
[1] Puede consultárselo en la página www.ricadovicentelopez.com.ar La democracia ante los medios de
comunicación.
[2] En la página www.reflexión-politica.com.ar/cuadernos-de-reflexiones,
puede consultarse mi trabajo Civilizados
y bárbaros.
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