El conocido y
premiado escritor Mario Vargas Llosa[1] (1936) ha publicado un
artículo, Apogeo y decadencia de
Occidente en el que comenta la reciente aparición de un libro del profesor
Niall Ferguson[2] que
lleva por título Civilización: Occidente
y el resto. Es interesante leer los comentarios de un liberal peruano, digo,
en otro sentido, de un latinoamericano sobre un británico liberal, en ambos se
percibe una admiración por la cultura occidental. Comenta Vargas Llosa que:
Niall Ferguson expone las
razones por las que, a su juicio, la cultura occidental aventajó a todas las
otras y durante quinientos años tuvo un papel hegemónico en el mundo, contagiando
a las demás con parte de sus usos, métodos de producir riqueza, instituciones y
costumbres. Y, también, por qué ha ido luego perdiendo brío y liderazgo de
manera paulatina al punto de que no se puede descartar que en un futuro
previsible sea desplazada por la pujante Asia de nuestros días encabezada por
China.
Nos propone pensar el libro a partir de seis
razones que instauraron el predominio de Europa que describe el profesor Ferguson:
a.- la competencia que atizó la fragmentación en tantos países independientes;
b.- la revolución científica, pues todos los grandes logros en matemáticas,
astronomía, física, química y biología a partir del siglo XVII fueron europeos;
c.- el imperio de la ley y el gobierno representativo basado en el derecho de propiedad
surgido en el mundo anglosajón; d.- la medicina moderna y su prodigioso avance
en Europa y Estados Unidos; e.- la sociedad de consumo y la irresistible
demanda de bienes que aceleró de manera vertiginosa el desarrollo industrial,
y, sobre todo, la ética del trabajo, tal como lo describió Max Weber[3]
(1864-1920). Este investigador alemán sostuvo que el capitalismo, en el ámbito
protestante encontró el clima cultural propicio por sus normas severas,
estables y eficientes que combinaban el tesón, la disciplina y la austeridad
con el ahorro, la práctica religiosa y el ejercicio de la libertad.
Avanza en el artículo calificando el libro:
Ferguson defiende la
civilización occidental sin complejos ni reticencias pero es muy consciente del
legado siniestro que también constituye parte de ella —la Inquisición, el
nazismo, el fascismo, el comunismo y el antisemitismo, por ejemplo—, pero
algunas de sus convicciones son difíciles de compartir. Entre ellas la de que
el imperialismo y el colonialismo, haciendo las sumas y las restas, y sin
atenuar para nada las matanzas, saqueos, atropellos y destrucción de pueblos
primitivos que causaron, fueron más positivos que negativos pues hicieron
retroceder la superstición, prácticas y creencias bárbaras e impulsaron
procesos de modernización.
Rescata como positivas las críticas que el
autor del libro le hace al mundo occidental.
El capitalismo se ha
corrompido por la codicia desenfrenada de los banqueros y las élites
económicas, cuya voracidad, como demuestra la crisis financiera actual, los ha
llevado incluso a operaciones suicidas, que atentaban contra los fundamentos
mismos del sistema. Y el hedonismo, hoy día valor incontestado, ha pasado a ser
la única religión respetada y practicada, pues las otras, sobre todo el
cristianismo tanto en su variante católica como protestante, se encoge en toda
Europa y cada vez ejerce menos influencia en la vida pública de sus naciones.
Por eso la corrupción arrasa todo y se infiltra en todas las instituciones. El
apoliticismo, la frivolidad, el cinismo, reinan por doquier en un mundo en el
que la vida espiritual y los valores éticos conciernen sólo a minorías
insignificantes.
Vargas Llosa
comparte esta descripción, pero le achaca no haber hecho ninguna referencia al espíritu crítico, que, en su opinión: «Es
el rasgo distintivo principal de la cultura occidental, la única que, a lo
largo de su historia, ha tenido en su seno a buen número de sus pensadores y
artistas más lúcidos y creativos». Agrega que está convencido de que se le debe
a esta capacidad de criticarse a sí misma la posibilidad que ha tenido la
cultura occidental de «renovarse sin tregua, de corregirse a sí misma cada vez
que los errores y taras han crecido en su seno y amenazaban con hundirla».
[1] Escritor peruano, que desde 1993 cuenta también con la nacionalidad
española. Uno de los más importantes novelistas y ensayistas contemporáneos, su
obra ha cosechado numerosos premios, entre los que destacan el Príncipe de
Asturias de las Letras 1986 y el Nobel de Literatura 2010.
[2] Niall Campbell Douglas Ferguson (1964) es historiador, escritor y
profesor británico. Se especializó en historia económica y financiera, así como
en la historia del colonialismo. Tiene la cátedra Laurence A. Tish de Historia
en la Universidad de Harvard y la cátedra William Ziegler de Administración de
Negocios en la Harvard Business School.
[3] Fue filósofo, economista, jurista, historiador, politólogo y
sociólogo, estudió en las universidades de Heidelberg, Berlín y Gotinga,
interesándose especialmente por el Derecho, la Historia y la Economía. Fue
considerado uno de los fundadores del estudio moderno de la sociología y la
administración pública.
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