La obra, Terrorismo
Mediático, ofrece al lector, comenta Fazio, la teoría y los datos empíricos
para entender la construcción social del miedo en México. El caudal de
información relativo a las estrategias puestas en práctica para conservar
intactas las estructuras del poder político y económico nacional y
transnacional, no difieren de las prácticas mediáticas dentro del mundo
globalizado, como se desprende de una simple lectura. Se trata, en síntesis, escribe
López Castellanos, de generar miedo al
cambio, a las alternativas, a las
variadas formas de lucha de la
sociedad, introyectando en la conciencia colectiva la incapacidad del sujeto
anárquico como ineficaz para organizarse. También adoctrinar dentro de ese
imaginario lo “peligroso” del cambio, de allí la opción necesaria por lo ya
conocido, no perfecto, pero sin riesgos. Cabe recodar acá la sentencia de
Margaret Thatcher: «No hay alternativas». Leamos la cita del libro comentado:
Los tres ejes claves en esa
construcción del miedo, como caballos de Troya para militarizar al nuevo Estado
autoritario e imponer la tolerancia cero de la doctrina Giuliani, son el
terrorismo y el ‘eje del mal’ (Cuba y Venezuela incluidas), el populismo
radical (Hugo Chávez, Evo Morales, Andrés Manuel López Obrador) y el crimen
organizado. Ante esos enemigos míticos, imaginarios, impredecibles, utilizados
como distractores (que en algunos casos existen, pero son potenciados por los
medios de difusión masiva como propagandistas de la ‘razón de Estado’ para
imponer leyes más duras y recortar las garantías constitucionales e
individuales), el modelo que busca imponer el sistema de dominación en el seno
de nuestros países es la ‘mano dura’: la militarización de las policías y la
policialización de las Fuerzas Armadas (Ejército y Marina)”.
En el estudio del uso de los medios, Fazio
encuentra en su comentario la carencia de ética en la política. Esto se revela
en México en un proceso de degradación de las instituciones, en un
presidencialismo exacerbado y una clara sumisión de los poderes Legislativo y
Judicial a los abusos del poder. Todo ello sostenido por la enraizada práctica
de la corrupción. El Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI) es
sólo un simulacro para responder a la demanda ciudadana de transparencia, la
mentira como política de Estado y el terrorismo mediático como herramienta de
los poderes fácticos. Si recordamos lo sucedido en la década pasada en
Argentina con el sentimiento de paranoia,
creado por el falso ingeniero Juan Carlos Blumberg, podemos encontrar una apelación
a estos mismos argumentos.
Como columna vertebral del terrorismo
mediático que existe en México, López Castellanos revela las alianzas entre
políticos, oligarcas y los propietarios de los medios de comunicación masiva,
principalmente los dos monopolios televisivos: Televisa y TV Azteca, no muy
distinto al escenario nuestro. Como ejemplo de ello, y, agrego yo una
advertencia a lo que se nos propone como alternativa, lo expone en la siguiente
cita:
El modelo plutocrático
generó una nueva ‘clase política’, depredadora y mafiosa, conformada por
individuos amorales que amasaron fortunas ilegales gracias a sus nexos con el
gran capital y otros que operan de manera circense como capataces de los dueños
del dinero y se arrodillan y juran lealtad ante el diktat del dios Pluto[1]. Eso
fue, ni más ni menos, el llamado Pacto de Chapultepec, suscrito en el alcázar
del castillo el 29 de septiembre de 2005. Los empresarios, sus aliados
políticos y los propagandistas (Televisa, TV Azteca, cadenas radiales, la
prensa escrita, la jerarquía católica, actores, futbolistas, sindicalistas,
rectores e intelectuales de derecha tipo Enrique Krauze), pusieron en práctica
un vasto proyecto de guerra psicológica e ingeniería social para manufacturar
un consenso (Celebremos México), que terminaría por agitar aún más la lucha de
clases contra los trabajadores y el pueblo.
[1] En la mitología griega, Pluto (en griego antiguo ‘riqueza’) es su personificación
y en este sentido, es también un dios de la agricultura, relacionado a la
cosecha como abundancia. Según el comediógrafo Aristófanes, fue cegado por Zeus
para que fuera capaz de distribuir sus obsequios sin prejuicios.
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