Esta etapa globalizada
se caracteriza por el predominio del capitalismo financiero y nos impone un
ejercicio intelectual entre dos planos de la realidad: el nacional y el
internacional. El entramado de su funcionamiento y sus consecuencias no son de
fácil percepción. Tampoco ayuda a esta reflexión el tosco y chato discurso con el que juegan intereses mezquinos,
ayudados por la protección y la manipulación de los medios concentrados. El ciudadano de a pie se ve constantemente
impactado por el fárrago de noticias cotidianas, declaraciones de y sobre la
mediocridad política, sindical, periodística, a las que se agrega la de profesionales
especialistas entregados al mejor postor por el pago de sus servicios.
Frente a esta
descripción, que puede parecer de un trotskista, de un delirante, de un trastornado
o de un escéptico, etcétera, debo decir que sólo intento ser un francotirador crítico
entre otros muchos, y pretendo llamar la atención a partir de lo visto, leído,
estudiado, analizado, respecto del camino de la tan publicitada globalización, con sus maravillosos aportes al mundo de hoy. La
preocupación por haber detectado su crecimiento en la actitud del público homogeneizado de la sociedad de
masas, me anima a definirla como una conciencia
aletargada ante los anuncios de algunos contenidos de la información
pública. Paso a dar un ejemplo reciente:
La Agencia Bloomberg LP Limited Partnership,
compañía estadounidense de servicios de software
financiero, datos y noticias, con un notable crecimiento de negocios, ya ha
conseguido una tercera parte del mercado. Compite con The Thomson Reuters Corporation, empresa con sede en el Reino
Unido, también dedicada a suministrar información a medios de comunicación y
mercados financieros. Esta última es la fusión de dos tradicionales agencias de
noticias y ha conformado un monstruo de la información internacional. Sus
empresas están presentes en más de 200 ciudades de 94 países, y suministran
información en más de 20 idiomas.
¿Por qué me he detenido en estos datos? Porque
nos informan sobre la importancia de esta Agencia y qué autoridad tiene para
publicar lo que sigue:
Las 300 personas más ricas
del mundo añadieron durante 2013 un total de 524.000 millones de dólares a sus
fortunas, que ahora totalizan 3,7 billones de dólares, según cifras compiladas
por nuestros servicios de análisis financiero.
Sobre lo leído, podemos sacar algunas
conclusiones sorprendentes, fundamentadas en la seriedad de su procedencia. El
análisis de este tipo de datos cobra una dimensión sorprendente al cruzarla con
otra, aparecida en las publicaciones de los especialistas: la permanencia de la
crisis financiera global, provocada por la debacle del 2007-8, cuyas
consecuencias no han mostrado variante alguna y se mantienen en un nivel
similar, si no peor. Esto se torna evidente al hacernos cargo del panorama de
la Europa del sur (Grecia, Italia y España), al que debieran agregarse otros
países europeos —por el mismo camino, aunque más lentamente—: nada menos que
Francia y el Reino Unido. Todo parece demostrar una crisis tan muy profunda,
que ha afectado a la totalidad del sistema. Hoy, en 2014, siete años después,
nada hace pensar que la salida esté al alcance en el corto plazo.
Pues bien: es difícil asimilar lo que nos informa
la seriedad profesional de la Agencia Thomson
Reuters. Si fuera necesaria mayor certeza de los datos aportados por ella,
encontramos una denuncia realizada por la organización Lucha Contra la Desigualdad
de la Riqueza Mundial, cuyo grupo de investigadores, encabezado por el
profesor Jason Hickel, publica los resultados de sus estudios:
Crece esta desigualdad con
el paso del tiempo en diferentes países. Así, durante el período colonial, (hasta
1960, aproximadamente) la brecha entre los países ricos y los pobres aumentó de
3:1 a 35:1. Desde entonces, la brecha ha crecido hasta un nivel de 80:1.
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