Es necesario
analizar por lo menos dos tipos de peligros que se ciernen sobre la democracia
de partidos de cuño liberal. Comienzo por un proceso viejo, aunque acentuado en
las últimas décadas, cuyo ejemplo más claro puede estudiarse en los juegos de
poder de los Estados Unidos. Me apoyaré en un reciente artículo de un veterano
periodista canadiense-estadounidense, fino analista de temas políticos,
económicos y financieros, columnista de prestigiosas publicaciones como The
New York Times, PBS NewsHour y La
Jornada de México, David Brooks. Interesa,
para ubicar el perfil de este periodista, leer la calificación con que lo
define Wikipedia: «Es conocido por sus puntos de vista conservadores».
Con estos
antecedentes, conociendo la matriz ideológica de este periodista, podemos leer sus
críticas a la democracia del Gran País del Norte, en un reciente artículo titulado
¿Fin de la democracia? (30-8-13) en
el que analiza el estado de la democracia estadounidense. Comienza de este
modo:
Hay cada vez más dudas sobre si aún existe la
democracia en este país, con voces destacadas declarando que tal cosa es nula y
vacía. Noam Chomsky lo viene diciendo desde hace tiempo. Gore Vidal había
concluido que el estadunidense era un sistema de un solo partido, con dos alas
derechas. Algunos han afirmado que la creciente desigualdad económica, la
concentración de riqueza, efectivamente, anulan la democracia. Otros advierten
que esto ya es una plutocracia, y que tiene elementos de un Estado dictatorial
o totalitario. Chris Hedges, corresponsal de guerra y Premio Pulitzer, del New
York Times, y más recientemente, ya como comentarista/analista independiente,
concluye que, con el juicio y condena de Bradley Manning, el juego democrático
ya se acabó en este país.
Esta descripción de sucesos emergentes de los
últimos tiempos, ordenados como una sucesión de ataques a los métodos y valores
democráticos, sorprende y conmueve la conciencia del ciudadano de a pie, no habituado a este tipo de informaciones. Con
el añadido del mayor peso de los periódicos en los que publica esta nota. Sus palabras son demasiado fuertes para ese
ciudadano pero, no por ello, debe dejar de leerse. Continúa así:
El veredicto rápido y brutal
impuesto a Manning[1]
implica que nos hemos vuelto un país gobernado por gangsters, afirma Hedges en
su columna en Truthdig (www.truthdig.com) la semana pasada. «Señala la
inversión de nuestro orden moral y legal, la muerte de los medios
independientes, y el mal uso abierto y flagrante de la ley para prevenir
cualquier supervisión o investigación de los abusos oficiales del poder,
incluidos crímenes de guerra. La
pasividad de la mayoría de los ciudadanos de la nación –la población más
espiada, monitoreada y controlada en la historia humana– ante el linchamiento
judicial de Manning implica que ellos son los siguientes. Ya no quedan
mecanismos institucionales para detener la trituración de nuestras libertades
civiles más fundamentales…o para advertir sobre la guerra preventiva, el asesinato de ciudadanos estadounidenses
por el gobierno y la anulación de la privacidad”, escribió.
De haber procedido así cualquier otro
desconocido, su exabrupto podría haberse calificado de izquierdista,
panfletario, con intenciones aviesas. Pero no es el caso. A continuación, Chris
Hedges, cuyos antecedentes y premios ya ha mencionado como aval de sus afirmaciones,
da un paso más:
Subrayó que la sentencia de
Manning es uno de los días más importantes de la historia estadunidense: «marca
el día en que el Estado formalmente declaró que todos aquellos que nombran y
revelan sus crímenes se volverán prisioneros políticos o serán forzados, como
Edward Snowden, y tal vez Glenn Greenwald, de
quedarse en el exilio el resto de sus vidas. Marca el día en el cual el
país dejó toda pretensión de democracia… marca el día en que removió la máscara
de la democracia, ya de por sí una ficción, y su sustitución por la cara fea y
desnuda del totalitarismo corporativo… Aquellos que no aceptan el poder estatal
ilimitado, siempre el camino a la tiranía, serán perseguidos sin tregua. El
miércoles nos volvimos vasallos».
[1] Bradley Edward Manning, (1987) fue soldado y analista de inteligencia
del ejército de los Estados Unidos. Cobró notoriedad internacional por haber
filtrado, en WikiLeaks, miles de
documentos clasificados acerca de las guerras de Afganistán —conocidos como “los
diarios de la Guerra de Afganistán”— y de Irak, incluidos numerosos cables
diplomáticos de diversas embajadas estadounidenses y el video del ejército
conocido como Collateral Murder
('asesinato colateral').
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