El paso investigativo nos habilita a entrar en el siglo XX. Un ingreso nos
ofrece la famosa frase “América para los americanos”, convertida en la
“Doctrina Monroe”, aunque fue elaborada por el presidente John Quincy Adams (1767-1848),
sexto presidente de los Estados Unidos (1825-1829). Sin embargo, la razón
originaria de esta doctrina apuntaba a notificarles a las potencias coloniales
europeas que los Estados Unidos no tolerarían ninguna intromisión de ellas en
esta parte del planeta. Lo que en un principio parecía era una proclama
anticolonialista terminó siendo un pretexto para todas las intervenciones
imperialistas en el continente, desde finales del siglo XIX. La actualidad de
la doctrina se percibió en una hipócrita declaración del Secretario de Estado estadounidense,
John Kerry: ante la OEA dijo que "la era de la Doctrina Monroe ha
terminado”. Meses atrás, el 18-4 2013, en un discurso ante el Congreso de los Estados
Unidos, se había referido a América Latina como "nuestro patio
trasero".
Un escritor y analista político boliviano, especializado
en la política exterior estadounidense, Juan Carlos Zambrana Marchetti,
escribió el 22-4-2013 un artículo titulado ¿Por
qué ofende ser llamado el patio trasero de Estados Unidos?:
La frase nos recuerda a los
latinoamericanos la falsedad de la Doctrina Monroe en su pretensión de que
Estados Unidos iba a proteger a Latinoamérica de los imperios europeos… Nos
recuerda que Estados Unidos le añadió a su Doctrina Monroe el “Corolario
Roosevelt”, con el cual se autorizó a intervenir militarmente en Latinoamérica
a favor de los intereses de sus ciudadanos y corporaciones. De ese modo,
“América para los americanos” pasó a ser “América para los norteamericanos”, y
comenzó un período agresivo de intervención, a veces violenta y a veces velada,
pero que en definitiva sometió al continente a políticas económicas abusivas
que sólo favorecían a los intereses estadounidenses.
Ese
intervencionismo, extendido a partir de la Segunda Guerra Mundial al resto del
planeta, está escondido en las declaraciones del Secretario Kerry. Por ello,
Zambrana Marchetti agrega:
Latinoamérica no quiere ser
ya el patio trasero de Estados Unidos por dos razones fundamentales. La primera
es por lo sensible del concepto ya que el patio trasero en Latinoamérica, en un
pasado reciente, era el lugar donde la clase dominante escondía la basura,
trastes viejos, y sus animales domésticos; donde vivían y trabajaban
incomunicados los “criados” -versión latina del esclavo -, para que el frente
de la casa pudiera mantenerse impecable para orgullo del patrón. La segunda razón, y la más importante es que,
en lo político y en lo económico, la mayor parte del continente latinoamericano
ha roto ya con el esquema de dependencia de Estados Unidos y no acepta más su
dominación.
Una cita más para
dejar definitivamente en claro el carácter imperialista de los Estados Unidos corresponde
al presidente William Howard Taft (1857-1930), que ejerció durante el período
1909-1913:
No está lejos el día en que
tres banderas de barras y estrellas señalen... la extensión de nuestro
territorio: una en el Polo Norte, otra en el canal de Panamá y la tercera en el
Polo Sur. Todo el hemisferio será nuestro como, en virtud de nuestra
superioridad racial, ya es nuestro moralmente.
Lo visto hasta acá
no permite echar dudas sobre la fundamentación de las políticas del País del
Norte hacia el resto del mundo. Éstas sólo se atemperaron cuando algún
contendiente internacional exhibió un poder tal, que debió pensar mucho las
decisiones por tomar (la Unión Soviética, antes y China, hoy).
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