Quiero continuar en el análisis de esos modos
y conceptos — aparentemente neutros, utilizados por Wikipedia en la descripción del proceso globalizador—, que pueden
encontrarse en las diversas formas publicadas que circulan en las instituciones ya mencionadas (academias,
universidades, centros culturales, etc.). Este modo de apariencia ingenua,
propuesta y fundamentada por la intelectualidad de los países centrales, es
reproducido en las naciones dependientes, por lo general, sin una mirada
crítica de sus consecuencias. Agrego, incorporando la reflexión crítica, que el
vocablo “globalización” debería ser utilizado como verbo; no, como sustantivo: el
verbo exige el uso de la persona gramatical involucrada en la acción descripta.
Este acto acarrea la necesidad de la pregunta: ¿Quién globaliza? ¿Quién es
globalizado? De este modo, la globalización pierde su aparente condición de fuerza
telúrica, cósmica, climatológica o de fuerza histórica neutra, y deja en claro
cuáles son los intereses ocultos tras este modo de presentarlo. Continuemos
leyendo y pensando la definición propuesta por la página consultada:
En lo económico, se caracteriza por la
integración de las economías locales en una economía de mercado mundial, donde
los modos de producción y los movimientos de capital se configuran a escala planetaria (Nueva Economía). Así, cobran mayor
importancia en el rol de las empresas multinacionales y la libre circulación de
capitales, junto con la implantación definitiva de la sociedad de consumo.
El ordenamiento jurídico también siente los
efectos de la globalización y se ve en la necesidad de uniformizar y
simplificar procedimientos y regulaciones nacionales e internacionales, con el
fin de mejorar las condiciones de competitividad y seguridad jurídica, además
de universalizar el reconocimiento de los derechos fundamentales de la ciudadanía.
En lo cultural, se caracteriza por un proceso
que interrelaciona las sociedades y culturas locales con una cultura global (“aldea
global”). Al respecto, existe divergencia de criterios sobre si se trata de un
fenómeno de asimilación occidental o de fusión multicultural.
Se presenta como una integración de las
economías; sin embargo, los términos y las reglas de esa integración se debaten
en el seno de la Organización Mundial del Comercio, en la cual imperan los
intereses de las multinacionales. La libre circulación de capitales está avalada
por dos instituciones financieras: Banco Mundial y Fondo Monetario
Internacional. Nos ha tocado padecer sus planes, y hoy demuestran con toda
claridad lo que pretenden en Grecia, Italia, España, etc.
Menciona la universalización de los derechos
de la ciudadanía: nos preguntamos, entonces, “¿Se incluye a los inmigrantes
maltratados y expulsados de los países centrales”? Asimismo, agrega que este
proceso de integración exige uniformizar y simplificar procedimientos para esos
logros. Y respecto de la cultura, no queda claro si es una actitud imperial del
Occidente capitalista o una fusión multicultural, lo que parece un debate
libre, aunque siempre bajo el predominio de la cultura moderna noratlántica.
El artículo termina con una consideración
sobre cómo debe calificarse todo este proceso globalizador: la valoración positiva
o negativa de este fenómeno, o la inclusión de definiciones alternas o
características adicionales para resaltar la inclusión de algún juicio de
valor, pueden variar según la ideología del interlocutor. Esta consideración se
debe al gran entusiasmo despertado por el fenómeno globalizador en algunos
sectores; en otros, ha despertado un profundo rechazo (antiglobalización), aunque
también se han manifestado posturas eclécticas y moderadas.
Dejo aquí expresado que no le atribuyo mala
intención al artículo de la enciclopedia internética. Sólo intento subrayar la
actitud ingenua y no comprometida con que aborda sus análisis, actitud no ajena a muchos académicos y profesores
universitarios.
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