En una reciente conferencia (4-2-14), el doctor Noam Chomsky[1]
(1928) se refirió a esta etapa de la crisis social y a la existencia de la
Comisión Trilateral, como promotora de esas políticas, para argumentar sobre el
riesgo de un futuro en manos del neoliberalismo. Lo hizo con estas palabras:
Por el lado de la izquierda
liberal del establishment, tenemos un libro llamado The Crisis of Democracy:
Report on the Governability of Democracies to the Trilateral Commission,
compilado por Michel Crozier, Samuel P. Huntington y Joji Watanuki (New York
University Press, 1975) y patrocinado por la Comisión Trilateral, una
organización de personalidades internacionales. Casi toda la administración
Carter se reclutó entre sus filas. Estaban preocupados por lo que ellos
llamaban la “crisis de la democracia” y que no dimanaba de otra cosa que del
exceso de democracia. En los 60, la población –los “intereses especiales”
mencionados— presionaba para conquistar derechos dentro de la arena política,
lo que se traducía en demasiada presión sobre el Estado: no podía ser. Había un
interés especial que dejaban de lado; es, a saber, el del sector
gran-empresarial, porque sus intereses coinciden con el “interés nacional”.
Pero los “intereses especiales” causaban problemas, y estos caballeros llegaron
a la conclusión de que “tenemos que tener más moderación en la democracia”: el
público tenía que volver a ser pasivo y regresar a la apatía. De particular
preocupación les resultaban las escuelas y las universidades, que, decían, no
cumplían bien su tarea de “adoctrinar a los jóvenes” convenientemente: el
activismo estudiantil –el movimiento de derechos civiles, el movimiento
antibelicista, el movimiento feminista, los movimientos ambientalistas— probaba
que los jóvenes no estaban correctamente adoctrinados.
Este viejo luchador
sintetiza las ideas y los métodos de la derecha internacional para el logro de
sus objetivos. Denuncia algo que no aparece habitualmente en los estudios sobre
el tema: la necesidad del adoctrinamiento
de los jóvenes en los lineamientos generales de la Comisión, para lo cual las instituciones educativas deben ser el
instrumento de esa tarea imprescindible. El doctor Marcos Roitman[2]
(1955) examina las consecuencias de la implementación de estas políticas:
Durante 30 años, desde los
70 del siglo XX, los países de la región, con excepción de Cuba, abrazaron el
ideario de una segunda modernización, imbuidos de un discurso mesiánico
enraizado en los principios de la economía de mercado y en la crítica a la
democracia social. Sus ideólogos presentaron el proyecto como parte de la
refundación del capitalismo en medio de una crisis económica de hondas
proporciones. La estanflación, fenómeno que une inflación y recesión, pareció
ser el principio del fin del Estado de bienestar, y sobre sus ruinas se
articuló un proyecto político destinado a cambiar los acontecimientos:
sustituir la vieja clase dominante y la burguesía nacionalista. Se requería una
nueva elite dirigente y empresarial sin apego a valores ideosincráticos y
culturales nacionales, con desprecio hacia las políticas públicas, abiertamente
antiestatal y de ideología anticomunista.
Se puede comprender
que el dictado de las políticas condensadas en el Consenso de Washington habían logrado lo que se proponían: una
parte importante, casi excluyente, de la dirigencia de los países del capitalismo
occidental se sometió a esas directivas y las implementó con las consecuencias
ya conocidas. Una nueva cultura, sostenida
por un liberalismo robustecido y adaptado al sistema global, se presentaba como
la superación del debate entre el capitalismo liberal y el socialismo real: el neoliberalismo. El triunfalismo desatado
por la caída de la Unión Soviética requería una fundamentación ideológica.
[1] Lingüista, filósofo y activista estadounidense; profesor emérito de
Lingüística en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y una de las
figuras más destacadas de la lingüística del siglo XX.
[2] Académico, sociólogo, analista político y ensayista chileno-español, doctor
en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid; profesor
titular de Estructura Social de América Latina, Estructura Social Contemporánea
y Estructura Social de España en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología
de la Universidad Complutense de Madrid.
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