Ante el panorama analizado en los términos de la nota anterior, se
despliega un fuerte debate por el posible riesgo de posibles conflictos
sociales que podrían precipitarse sobre un mundo
ingobernable, según el concepto del mundo
empresarial. El tema de la gobernabilidad del mundo occidental, según lo
planteaba la Comisión Trilateral, era
el problema dominante. Factor decisivo en el rumbo que fue tomando la solución intentada
fue la fuerte presencia de los intereses de las grandes corporaciones. Éstas se
expresaban a través de fórmulas ideológicas y propuestas económico-políticas
como el pensamiento único (neoconservador = M. Thatcher y R. Reagan), avalado por el ideario del Consenso de Washington
(1989). Estaba en curso una verdadera batalla cultural que involucró a importantes
sectores del pensamiento académico y universitario, a un amplio espectro de la
intelectualidad, al periodismo internacional, a políticos y sindicalistas, a
las corporaciones empresariales, etc.
El doctor Daniel Bell[1]
(1919-2011) se refirió al conflicto como una crisis de ingobernabilidad, «la consecuencia de la sobrecarga de demandas que
obligaba al Estado a responder con un intervencionismo expansivo, produciendo
dificultades fiscales». En la misma línea de las críticas neoconservadoras,
abonaba la tesis de «la imposibilidad de responder a las excesivas demandas que
posibilitaba la democracia social».
Algunas figuras influyentes de la escena internacional presentaron una
propuesta, que implicaba torcer el rumbo de los “treinta años gloriosos”[2]. La
presentaron como la necesidad de crear una institución internacional que
albergara y difundiera la investigación
de las causas, y las políticas generales necesarias para asegurar la gobernabilidad
del mundo en el último cuarto del siglo XX. Veamos cómo la presenta
Wikipedia:
La Comisión
Trilateral (Trilateral Commission, en inglés) es una organización internacional
privada fundada en 1973, establecida para fomentar una mayor cooperación entre
los Estados Unidos, Europa y Japón. Fue fundada por iniciativa de David
Rockefeller[3],
miembro ejecutivo del Council on Foreign Relations y del Grupo Bilderberg y
aglutina a personalidades destacadas de la economía y los negocios de las tres
zonas principales de la economía capitalista: Norteamérica, Europa y
Asia-Pacífico. En la reunión del Grupo Bilderberg en 1972, David Rockefeller
propuso la creación de la «Comisión Internacional para la Paz y la Prosperidad»
(International Commission of Peace and Prosperity), conocida comúnmente como
«Comisión Trilateral». La iniciativa tuvo muy buena acogida en la reunión. La
primera reunión de miembros ejecutivos tuvo lugar en Tokyo, Japón en octubre de
1973. La comisión trilateral ha sido acusada de promover a lo largo de los años
el adoctrinamiento ideológico en los centros de estudio de los Estados Unidos
promoviendo entre otras cosas lo que se llamó el espíritu de la época: la
filosofía de la clase dominante, esto es el mundo como un mercado para los
negocios.
La Comisión designó a tres
prestigiosos intelectuales para el estudio, diagnóstico y propuesta de una
solución: Michel Crozier[4]
(1922), por Francia; Samuel Huntington[5]
(1927-2008), por los Estados Unidos y Joji Watanuki, por el Japón. Esos
investigadores presentaron el resultado de ese análisis en el "Informe
sobre la gobernabilidad de la democracia al Comité Ejecutivo de la Comisión
Trilateral" (1975).
En este reporte,
sus autores concluían que después de un período relativamente
"exitoso" de consolidación democrática y desarrollo económico (que coincidió
con el ascenso y desarrollo del Welfare
State), las sociedades occidentales postindustriales enfrentaban problemas
que impedían el funcionamiento eficaz de los gobiernos democráticos. Dichos
problemas eran, en síntesis: 1) La búsqueda de las virtudes democráticas de
igualdad e individualismo han llevado a la ilegitimación de la autoridad en
general y a la pérdida de confianza en el liderazgo. 2) La expansión
democrática de la participación y compromiso políticos han creado una
“sobrecarga” en el gobierno y una expansión desbalanceada de las actividades
del gobierno, exacerbando las tendencias inflacionarias en la economía. 3) La
competencia política, esencial a la democracia, se ha intensificado, llevando a
una disgregación de intereses y a una declinación y fragmentación de los
partidos políticos. 4) Las respuestas del gobierno democrático al electorado y
a las presiones sociales han llevado a un provincialismo nacionalista en la
forma en que las sociedades democráticas conducen sus relaciones exteriores.
[1] Sociólogo y profesor emérito estadounidense de la Universidad de
Harvard, miembro residente de la Academia de las Artes y las Ciencias de los Estados
Unidos.
[2] Se denomina “Edad de Oro del capitalismo” o “Años Dorados” al período
socioeconómico entre 1945 y 1973. Estuvo caracterizado por el crecimiento
económico nunca antes alcanzado: el capitalismo de Occidente se enfrentaba a la
amenaza del comunismo portador de un mensaje revolucionario. Esta fue una de
las razones por las que la expansión del capitalismo fue acompañada de una
fuerte presencia del Estado de Bienestar, al otorgar importancia a cuestiones
sociales.
[3] Multimillonario estadounidense, es el único hijo vivo de John D.
Rockefeller jr. Y, además, nieto del multimillonario magnate petrolífero John
D. Rockefeller, el fundador de Standard
Oil. Primer y único banquero de la familia al incorporarse al Chase National Bank (el "Banco Rockefeller").
[4] Sociólogo francés, fundador del Centro de Sociología de las
Organizaciones, profesor de las universidades de Harvard y París.
[5] Politólogo estadounidense, profesor de Ciencias Políticas en el Eaton College y Director del Instituto John M. Olin de Estudios Estratégicos de
la Universidad de Harvard.
No hay comentarios:
Publicar un comentario