Me he detenido en estas consideraciones,
porque nos permitirán comprender mejor la distinción propuesta más arriba por
el doctor Denis de Moraes, respecto de ese modo de pensar las dimensiones
componentes de toda cultura, más técnicamente una
estructura social, como partes con cierta autonomía. El desarrollo de los
procesos económico-financieros de la sociedad global no ha dado necesariamente,
como resultado, iguales formas culturales, ideológicas, políticas. Por el
contrario, la pretendida homogeneización ha provocado una serie de estallidos
de las particularidades regionales de los pueblos en queja por la política
cultural impuesta desde los centros de poder.
Un ejemplo a mano puede ser analizado en la
experiencia histórica de la Comunidad Europea. Los diversos países europeos y
sus formas de vida y pensamiento han resistido esa intención defendiendo sus
perfiles propios; y hoy asistimos a una exigencia de liberación de algunas
autonomías dentro de las viejas naciones. Aunque la Comunidad Europea se maneje
con los mismos cánones, instituciones y normativas, la vida de sus pueblos se
diferencia de acuerdo con sus historias: no es el mismo modo de pensar el de un
italiano que de un alemán, aunque las reglas del régimen económico sean muy
semejantes. Afinando más el análisis, se podrían percibir las diferencias entre
un italiano del norte y otro del sur.
Definido esto,
podemos avanzar en el análisis de los procesos democráticos, sus dificultades y
limitaciones ante el poder concentrado
de los intereses internacionales que han diseñado un proyecto de avasallamiento
de las culturas nacionales, presentado como la
globalización. La cantidad de libros,
artículos en revistas especializadas, notas en los medios de comunicación, a los
que hay que agregar los estudios académicos filtrados en la enseñanza
secundaria y universitaria, predicaron
que este proceso era el resultado de las fuerzas económico-sociales del
desarrollo de la historia de la humanidad. El hombre nada había hecho, ni podía
hacerlo, para provocarlo o evitarlo. Se había llegado a la superación de las fronteras
que dividían artificialmente a los hombres. El mundo ya era una sola aldea global.
Propongo, entonces,
la lectura que Wikipedia nos ofrece sobre este tema:
La globalización es un
proceso económico, tecnológico, social y cultural a escala planetaria que
consiste en la creciente comunicación e interdependencia entre los distintos
países del mundo uniendo sus mercados, sociedades y culturas, a través de una
serie de transformaciones sociales, económicas y políticas que les dan un
carácter global. La globalización es a menudo identificada como un proceso
dinámico producido principalmente por las sociedades que viven bajo el
capitalismo democrático o la democracia liberal, y que han abierto sus
puertas a la revolución informática, llegando a un nivel considerable de
liberalización y democratización en su cultura política, en su ordenamiento
jurídico y económico nacional, y en sus relaciones internacionales. (subrayados
de RVL)
Me permití destacar
algunos conceptos que es necesario analizar: habla de unir los mercados —lo que
parece un avance de la integración— y afirma después que el proceso fue
producido por el capitalismo, lo cual debe ser leído como el interés de los
países centrales que, no ingenuamente, intentan ocultar sus modos imperiales de
manejarse en el escenario internacional.
El problema de la
cultura o imaginario social, analizado antes, debe ser incorporado ahora para
preguntarnos por el cómo se presenta hoy la dominación de los países centrales,
en una etapa anterior conocida como colonialismo, ahora como una forma global,
incorporante, una agregación de pueblos a un concierto polifónico. ¿Es esto
así? ¿Es una simple anexión de características articuladas con sus
individualidades a un todo orgánico? O, por el contrario, ¿es un nuevo modo del
sometimiento mucho más sutil, refinado, que dificulta su detección?
No hay comentarios:
Publicar un comentario