Voy a cerrar esta serie de notas proponiendo una respuesta a la pregunta que las encabeza. Aun a riesgo de ser un poco repetitivo, creo necesario aclarar algunos aspectos que están a la vista de muchos, varios de ellos, ya tratados en estas notas, aunque no aparezcan en los medios de comunicación concentrados. Denominaré a la propuesta de estas notas como una especie de des-infantilización de la conciencia política del “ciudadano de a pie”. Es probable que les resulte hasta insultante a algunos, pero pido una tolerancia mayor para poder explicarme.
Tomaré un ejemplo clásico: la palabra “poder” está asociada en el imaginario público a la existencia del Estado, por ello se habla de los tres poderes. La Revolución francesa mostró la existencia de un cuarto poder, que enfrentaba a esos tres: el poder de la prensa. Esto quedó establecido como una verdad inconmovible a lo largo del siglo XX. El tratamiento de estos conceptos encontró el aval de muchos intelectuales y de gran parte de los medios internacionales.
En el libro El imperialismo, fase superior del capitalismo, publicado en 1916, su autor Vladimir Lenin (1870-1924) denunciaba la presencia de un poder extra-nacional que funcionaba internacionalmente por encima de los Estados nacionales, para lo cual aportó una gran cantidad de información. Esto fue corroborado por muchos investigadores de las más diversas corrientes de pensamiento, y hace tiempo que se habla de la existencia de multinacionales sin que asombre a nadie. Lo llamativo es que, al separar la esfera de lo económico de la de lo político, se sigue hablando como si se tratara de dos poderes diferentes que no interfieren entre sí ni entorpecen el accionar de los Estados. A esto llamo “conciencia ingenua o infantil” porque no sospecha de esta existencia.
Después de las dos Grandes Guerras, este estado de cosas se profundizó, y hoy un grupo de grandes empresarios, que se reúnen todos los años en Davos, Suiza, deciden las grandes líneas del curso de los acontecimientos. Sobre ello, se puede consultar, en la página www.ricardovicentelopez.com.ar , mi trabajo “Las brujas no existen, pero…”.
Es ese el verdadero poder mundial que ningún medio menciona, y el de Davos aparece como un simple encuentro de amigos. Es ese poder el que controla la comunicación mundial y el que decide qué debe saberse y qué no. Este ocultamiento o “invisibilización”, término que se utiliza técnicamente, impide que el “gran público”, bombardeado por el show business y el info-entertainment —pido perdón por el uso de inglés, pero es la denominación técnica sin traducción al castellano todavía— acceda a estos problemas, cubriéndolos con cataratas de supuesta “información”. Este entramado informativo fomenta la ingenuidad y el infantilismo.
Por estas razones, las verdaderas consecuencias de la profunda crisis internacional aparecen sólo como un traspié del sistema que va camino a ser superado. Sin embargo, se puede leer en la prensa alternativa: «Lo que hoy sucede no es más que el resultado del triunfo absoluto de la liberalización de las finanzas, que permite a la banca privada generar “productos” que ganan terreno sobre las monedas. Las multinacionales no son sólo el resultado de la súper-concentración de unas pocas compañías, sino que su éxito depende, en primer lugar, de ingenierías de fusiones y adquisiciones en base a los manejos financieros».
Esas multinacionales despliegan sus tentáculos sobre todo el planeta, con diversos resultados que dependen de la oposición que encuentren. Puede ser mayor o menor el poder, pero son omnipresentes y cuentan con la complicidad de sus socios vernáculos y del periodismo mercenario que oculta todo ello, informando, en el mejor de los casos, sesgadamente sobre la realidad de este mundo.
Llegamos entonces al grupo Clarín, que no es sólo un diario. Si se consulta wikipedia.org, se puede leer: «Es el multimedios más grande de Argentina. Conformado oficialmente en el año 1999, engloba al Diario Clarín, la empresa Artear (que produce y comercializa canal Trece, de Buenos Aires, y las señales de cable Todo Noticias, TyC Sports, Volver y Magazine, entre otras), junto con decenas de empresas como editoriales, emisoras de radio, televisión, productoras de televisión, proveedores de Internet, telecomunicaciones, imprentas gráficas, correo tradicional y servicios de tercerización». Y el dato fundamental para comprender todo lo que he publicado en estas notas es que tiene un socio estadounidense, de primera magnitud en el mundo de los oscuros negocios internacionales: el grupo inversor Goldman Sachs. Este «es uno de los grupos de banca de inversión y valores más grandes del mundo».
Entonces no estamos hablando de un diario más, sino de uno de los tentáculos de Goldman Sachs. Para perder la ingenuidad podríamos preguntarnos ¿por qué esta organización internacional de inversiones compró parte del paquete accionario del Grupo Clarín? ¿Es sólo para ganar dinero? ¿Es tan lucrativa esa inversión? ¿No hay alguna relación con el control informativo mundial? La respuesta que yo propongo es: no debe ser sólo el Gobierno, más allá de simpatías o antipatías políticas, el que se enfrente a las multinacionales, sino la mayor parte del pueblo argentino, que se define por la construcción de una nación independiente y soberana.
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