(Premio Nobel, es
profesor de Economía en la Universidad de Columbia. Su último libro es El precio de la desigualdad: cómo la
división actual de la sociedad pone en riesgo nuestro futuro).
Nuestra Argentina
está atravesando un proceso que, según quién nos lo cuente, se presenta con
perfiles muy diferentes. Lo que pasa en nuestro país no puede ser analizado
fuera del contexto internacional, sobre todo a partir de la crisis financiera
2007-8. Para ello es muy interesante ver cómo se encuentran los países más
desarrollados y entre ellos los EE.UU. sobresalen por su historia, por el papel
que ha desempeñado a lo largo del siglo XX y lo que va del actual. Para ello
voy a comentar una nota de su autoría cuyo valor está sustentado en su carrera
académica y profesional. Si miramos sus antecedentes nos enteramos de que:
Es un economista y profesor
estadounidense, nacido en 1943. Ha recibido la Medalla John Bates Clark (1979)
y el Premio Nobel de Economía (2001). Es conocido por su visión crítica de la
globalización, de los economistas de libre mercado (a quienes llama
"fundamentalistas de libre mercado") y de algunas de las
instituciones internacionales de crédito como el Fondo Monetario Internacional
y el Banco Mundial. En 2000 Stiglitz fundó la Iniciativa para el diálogo político, un centro de estudios (think
tank) de desarrollo internacional con base en la Universidad de Columbia (EE.
UU.) y desde 2005 dirige el Instituto
Brooks para la Pobreza Mundial de la Universidad de Mánchester.
Estados Unidos ya no puede
considerarse la tierra de oportunidades que alguna vez fue.
Comienza con esta afirmación que pinta todo un
cuadro de situación de su país:
A los estadounidenses les
gusta pensar en su país como una tierra de oportunidades, opinión que otros en
buena medida comparten. Pero aunque es fácil pensar ejemplos de estadounidenses
que subieron a la cima por sus propios medios, lo que en verdad cuenta son las
estadísticas: ¿hasta qué punto las oportunidades que tendrá una persona a lo
largo de su vida dependen de los ingresos y la educación de sus padres? En la
actualidad, estas cifras muestran que el sueño americano es un mito. Hoy hay
menos igualdad de oportunidades en Estados Unidos que en Europa (y de hecho,
menos que en cualquier país industrial avanzado del que tengamos datos). Esta
es una de las razones por las que EE UU tiene el nivel de desigualdad más alto
de cualquiera de los países avanzados. Y la distancia que lo separa de los
demás no deja de crecer. Durante la "recuperación" de 2009 y 2010, el
1% de los estadounidenses con mayores ingresos se quedó con el 93% del aumento
de la renta. Otros indicadores de desigualdad (como la riqueza, la salud y la
expectativa de vida) son tan malos o incluso peores. Hay una clara tendencia a
la concentración de ingresos y riqueza en la cima, al vaciamiento de las capas
medias y a un aumento de la pobreza en el fondo.
La descripción no deja lugar a dudas. Los
altos ingresos de los que están en la punta de la pirámide, el 1 % de la
población, no contribuyeron con sus aportes a una mejor distribución de los
ingresos. La Gran Recesión demostró que aun aquellos que fueron los culpables
de esa catástrofe económico-social: los banqueros que dejaron hasta a sus
propias empresas al borde de la ruina recibieron jugosas bonificaciones. De
dónde provienen las altas remuneraciones de los directivos de empresas, nos
responde el profesor:
Parte de la riqueza de los
financieros proviene de la explotación de los pobres por medio de préstamos
predatorios y prácticas abusivas con el uso de tarjetas de crédito. Si
examinamos más de cerca la cima de la pirámide, encontraremos allí
sobreabundancia de buscadores de rentas: hay quienes obtuvieron su riqueza
ejerciendo el monopolio del poder; otros son directores ejecutivos que
aprovecharon deficiencias de las estructuras de gobierno corporativas para
quedarse con una cuota excesiva de la ganancia de las empresas, y hay todavía
otros que usaron sus conexiones políticas para sacar partido de la generosidad
del Estado, ya sea cobrándole demasiado por lo que compra (medicamentos) o
pagándole demasiado poco por lo que vende (permisos para explotación de
minerales). En estos casos, los que están arriba se enriquecen directamente de
los bolsillos de los que están abajo.
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