En un sentido un tanto restrictivo —que no
comparto, dado que contiene una estrecha mirada centroeuropea—, nuestro
profesor afirma que:
El pensamiento es la gran
apuesta de Occidente, el gran invento griego. El pensamiento, el logos, nació como la capacidad que el
hombre tiene por medio de su razón y su crítica de entender el mundo y ordenar
el Estado. Es el milagro griego.
Adjudicarle con exclusividad a la tradición
ateniense el origen del pensamiento es una postura típicamente moderna de Europa.
Incluye el menosprecio a otras culturas anteriores y de un gran significado
para la configuración de la vertiente occidental. Es el resultado de la
modernidad europea que construye de este modo un pasado noble. ¡No se pueden olvidar tradiciones de pensamiento como
la china, la egipcia, la india, la semita, etc.! Aquí nuestro profesor peca de
un etnocentrismo pernicioso, pero siguen siendo interesantes otras
aseveraciones que analizaré. Como ejemplo de lo que sostengo, vaya este
parrafito:
Grecia es el origen de la civilización
frente a la barbarie. Porque el logos,
la razón, el pensamiento, sustituyen al poder de la superstición, al poder del
más fuerte, a la tiranía,… El logos nos
permitió entender el mundo, explicarlo
desde la razón, comprender las fuerzas que lo gobiernan. Y ello nos hizo
libres, tanto de la tiranía del mundo, como de la tiranía política de aquellos
que utilizaban la ignorancia del mundo para inventar mitos y supersticiones que
no tienen otro objetivo que el dominio y la explotación del hombre.
No me extenderé
mucho, porque el espacio de una nota no lo permite, pero diré algunas cosas. La
confrontación de conceptos como civilización
y barbarie[1] es
una herencia de los iluministas del siglo XVIII que hoy es ya difícil de
sostener. Denuncia la mirada de la superioridad europea sobre los pueblos de la
periferia. Otro tanto puede decirse al calificar las tradiciones de esas
culturas como supersticiosas cuyo objetivo fuera “el dominio y la explotación
del hombre”. ¿Se olvida de la esclavitud griega, por una parte? ¿Dónde coloca
la riqueza de los mitos que tanto dicen sobre la sabiduría antigua, por otra?
A pesar de ello,
debemos compartir la importancia de la herencia helena, aunque no fue ella la
única que enriqueció la cultura occidental. Sin embargo, podemos acompañar su
defensa:
Por eso la filosofía es un
saber necesario que nos permite una unificación del hombre y el mundo, que nos
aporta un sentido dentro del mundo y la sociedad. Un saber que va más allá de
lo obvio, de las apariencias y de las meras opiniones. De ese mundo salimos porque
nos sacó la filosofía.
La filosofía como
iluminación del pensamiento hacia modos ordenados, sistemáticos, críticos, que
nos ayudan a profundizar sobre los temas y problemas del hombre, que despejan
la palabra de cargas distorsionantes tras la búsqueda de la verdad que puede
estar al alcance humano, es una tarea del espíritu de nuestra época a la que no
se debe renunciar. Y el llamamiento adquiere mayor importancia ante la denuncia
de nuestro profesor respecto de los intentos de apartar esa disciplina de la
enseñanza escolar:
Y a ese mundo nos hemos
empezado a dirigir en las postrimerías del siglo XX y los inicios del XXI. Por
eso, el inicio de la barbarie es el anuncio de la muerte de la filosofía. Y por
eso nuestra crisis es filosófica y de ahí que sea absolutamente urgente su
recuperación. Porque la filosofía es libertad y lucha contra la tiranía de
cualquier orden.
Las propuestas de
modificación de los contenidos de la enseñanza, que avanzan en Europa, pero que
también están detrás de unos cuantos planes de estudio que rondan los gabinetes
ministeriales, le otorgan a esta denuncia una importancia que no debe
menospreciarse. El imperio del pensamiento lineal-técnico es una necesidad del
imperio global para desterrar el pensamiento crítico que cuestiona el orden
imperante.
[1] Se puede consultar mi trabajo Civilizados
y bárbaros en la página www.reflexion-politica.com.ar
para un análisis más detallado de este tema.
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