La sapiencia y
habilidad profesional de este investigador de marketing político — especialidad que con su solo enunciado dice
todo lo que se puede explicar sobre ella— le alcanza, si se me permite el
lenguaje futbolero, para jugar en las divisiones inferiores sin mucha esperanza
de ascender. Leerlo o escucharlo lo desnuda por completo. En el ranking de sus competidores, no alcanza
a clasificar.
En la reciente nota
del periodista especializado en investigación, Alberto López Girondo, Los superhéroes del marketing político (Info News –29-11-13), juega
con una analogía que permite una mejor comparación del tema con personajes
de la sección Dibujos Animados. De este
modo, tal vez, pueda leerse en su carácter humorístico para así descomprimir lo
triste y preocupante de su contenido. Nos presenta la publicación una reseña de
algunos de estos personajes que han desfilado por el escenario político:
A fines del siglo pasado, la
Argentina se desayunaba con la llegada de asesores de imagen estadounidenses
para la campaña que llevó al gobierno al radical Fernando de la Rúa. Su
principal contendiente, Eduardo Duhalde, se había traído a la estrella del
momento, James Carville, gestor de la campaña que llevó al poder a Bill
Clinton. La Alianza no se había quedado atrás y convocó a Dick Morris, que
había trabajado para los republicanos… Otros consultores de marketing político
tendrían su cuarto de hora de fama hasta llegar al inefable ecuatoriano Jaime
Duran Barba.
No sé si puede consolarnos el saber que no
tenemos el monopolio de contar con las prácticas de este tipo de
“profesionales”, cuyos máximos exponentes residen y ejercen su “profesión” en la Gran Democracia del Norte. Los que
emigran hacia las tierras
subdesarrolladas son aquellos que no clasifican para las ligas mayores. Avanza la nota:
Por estas horas, un experto
en vender candidatos se ufana de haber hecho otra marca en la culata de su
Colt: se trata del venezolano Juan José Rendón Delgado, más conocido como JJ
Rendón o directamente JJR, un caraqueño que ostenta un récord de 26 candidatos
ganadores y sólo tres derrotas: las tres en su país natal y a manos del
chavismo… Como es de rigor, JJR reside en Miami. Y su vuelta a Venezuela se
torna complicada en virtud de una causa por violencia
de género abierta en un juzgado que pidió a Interpol su captura. JJR fue el
hombre detrás de la campaña de Juan Orlando Hernández, proclamado presidente
electo en Honduras. Ya había asesorado a Porfirio Lobo Sosa, el hombre del
Partido Nacional que ganó los comicios de 2009 tras el derrocamiento de Manuel
Zelaya.
Es interesante prestar atención en cómo se
repite un esquema de origen de algunos de esos empresarios millonarios convertidos, por obra del marketing, en candidatos políticos. El cliente que paga una campaña plagada de
sospechas en Hondura, Juan Orlando
Hernández, es presentado así por el autor de la nota:
Es un empresario hondureño
proveniente de una familia de clase media rural lo suficientemente próspera
como para alimentar y dar estudio a 17 hermanos (el candidato es el número 15).
Abogado de profesión y nativo del departamento de Lempira… estudió en el Liceo
Militar del Norte y tras graduarse en Tegucigalpa hizo un máster en
Administración Pública en Estados Unidos. Desde 1998 es elegido diputado al
Congreso Nacional, lo que no impidió que siguiera creciendo su fortuna. Tiene
plantaciones de café, hoteles y un pequeño grupo de radios y televisoras en su
distrito. Tras el golpe ocupó altos cargos en la asamblea y fue presidente del
Congreso con Lobo en el gobierno.
En el mismo estilo de Durán Barba hace gala de
un currículum vítae que puede impresionar a algún distraído:
Muestra el CV que él mismo
ha colgado en su web, donde se presenta como recibido en Psicología en la
Universidad Católica Andrés Bello, con un posgrado en Desarrollo Organizacional
y especializaciones en Psicología de la Comunicación y Masas, Planificación
Estratégica y Gerencia en Publicidad y Mercadeo, además de estudios en
Rumorología, Memética, Cinético-Proxémica y Liderística, todas ellas
disciplinas seudocientíficas laterales a la Psicología. También dice que obtuvo
un posgrado en Italia, en Ontopsicología.
Me parece que queda
claro el cursus honorum que puede
exhibir este tipo de candidatos, muy bien asesorados por especialistas de una alta
formación académica. Lo grave es que cuentan con dinero suficiente para
pagar, en los medios concentrados, facturas suculentas para asegurarse la
protección de su imagen y su apoyo político.
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