miércoles, 12 de marzo de 2014

¿Qué se oculta debajo de ciertos debates? VIII



La lectura de las notas anteriores, más las reveladoras palabras de Benegas Lynch (h), nos habilitan a intentar la respuesta que requiere el título de estas páginas. Lo sorprendente es que ese secreto ocultado (no oculto, sino no mostrado) por ciertos debates, en cuanto se presta un mínimo de atención está a la vista de todos: la oposición entre Estado y mercado. Expresado de otro modo, el proyecto político que subyace a ese debate no se explicita hoy por razones sencillas de comprender.
Desde mediados de los setenta, se decía a todos los que quisieran escuchar, sin el más mínimo pudor, que el Estado era una institución inservible, paquidérmica, ineficaz, burocrática, al que es necesario reducir a su mínima expresión para que no obstaculice el libre desarrollo de las fuerzas de la economía y las finanzas. Se puede releer el discurso de Martínez de Hoz del 2-4-1976 para una exposición clara. Se podía sintetizar con la famosa frase: “Hay que achicar el Estado para agrandar la Nación”. Además, con hacer un poco de memoria de las prédicas periodísticas de los ochenta, podemos  tener una imagen clara de lo que se podía decir sin tapujos. Eran tiempos del Consenso de Washington, que ya hemos visto, y del esplendor del neoliberalismo.
Después del estallido de la burbuja inmobiliaria, de la profunda crisis del 2007-8, la caída de los grandes  bancos en los Estados Unidos y la asistencia del Estado y la Reserva Federal, hoy ya no se habla en voz alta de la libertad de los mercados, puesto que esa libertad provocó este desastre.
Giulio Palermo, profesor e investigador de Economía Política en la Universidad de Brescia (Italia), afirma en su último libro El Mito del Mercado Global: “La cultura del Mercado es hoy el obstáculo más grande que existe cuando se intenta razonar de forma abierta sobre otros mundos posibles”. Tal vez por ello, el tema se escurre silenciosamente por debajo de los discursos políticos, puesto que no se atreven a decir en voz alta lo que defienden.
El Licenciado en Periodismo Andrea Rizzi escribe sobre la pérdida de poder del Estado y la cada vez mayor influencia de mercados y especuladores que padecen en Europa:
La crisis financiera evidencia la creciente inadecuación de los poderes nacionales para gestionar los problemas globales. Es lo que David Held[1] denomina "la paradoja de nuestro tiempo". Superado el comunismo, el nuevo “espectro” que planea sobre Europa son los mercados financieros; la degeneración de la actividad especulativa; la presunta capacidad de los especuladores para poner patas arriba a Estados miembros de la Unión Europea y hasta el mismísimo euro.
El profesor de Economía Aplicada en la Universidad de Barcelona, Vicenç Navarro, refiriéndose a Europa dice:
Las políticas se desarrollan dentro de un marco teórico en el que se considera que el mercado debe ser el que determine la distribución de los recursos, disminuyendo el intervencionismo del Estado que dificulta el desarrollo y la eficiencia económica. Hoy, tanto las derechas como las izquierdas comulgan con este credo y coinciden en que el mercado debe ser el centro del quehacer económico. Debido al enorme dominio de las derechas en los medios de información y persuasión, esta teoría ha alcanzado la categoría de dogma y como tal se reproduce a base de fe, en lugar de partir de evidencia científica, puesto que esta última demuestra claramente que este marco teórico no define la realidad existente hoy en la actividad económica que nos rodea.
El investigador y profesor Licenciado Julio C. Gambina, presidente de la Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas-FISYP, ofrece una aclaración importante:
No existe la ecuación Estado versus Mercado que se quiere hacer ver. En ambos casos interviene el Estado, y lo que debe discutirse es quién se beneficia en cada caso. El Estado y el mercado son relaciones sociales, que expresan contradicciones y disputas. Lo interesante es considerar quién ejerce la hegemonía en el Estado y quién se beneficia con las decisiones asumidas por el Estado.
Después de haber experimentado las consecuencias de la crisis financiera por falta de control estatal, de hacernos cargo de las cifras ya analizadas, por el libre juego del mercado, que siempre beneficia a los poderosos, debemos saber que es eso, precisamente, lo que se oculta: la libertad favorece al más fuerte, como ya quedó demostrado.


[1] Sociólogo británico (1959), especialista en teoría política y relaciones internacionales. Profesor de Política y Sociología de la Open University, y catedrático de Ciencia Política en la cátedra Graham Wallas de Ciencias Políticas en la London School of Economics (LSE).

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