Un primer problema
se nos presenta para definir el campo donde colocar el tema de investigación.
Como ya quedó advertida la necesidad de evitar las miradas parcializadoras, se
impone precisar el lugar desde donde
estoy hablando, y hacerme cargo de las limitaciones que esta pretensión
enfrenta, dentro del ámbito de las ciencias sociales. La actitud que busca el comprender, pretende corregir las
exigentes limitaciones del saber
científico, por las rigideces metodológicas que implica, expresadas por
experiencia de que ellas nos alejan de la materia investigada. La psicoanalista
Clara Shorlandman, Doctora en Ciencias Sociales, cuyos títulos académicos
hablan de su inquietud por ampliar el espacio de sus conocimientos, plantea la
dificultad de este modo:
Lo que pasa es que éste es
el problema que tenemos con la ciencia y el sentido común. La ciencia necesita
objetividad y métodos de repetición para poder estandarizar, homogeneizar y
hacer universales sus descubrimientos, y se olvidan de la subjetividad y el ser
humano como único e irrepetible.
Nos pone ante la
disimilitud de los objetos de estudio, como una cuestión no soslayable: el
modelo de ciencia impuesto maneja
objetos manipulables, medibles, sustituibles; por lo tanto, pasibles de someter
a experimentos. La Doctora Shorlandman pone el acento en la particularidad del tipo de conocimiento sobre lo humano en
tanto objeto de estudio (definirlo así ya está mostrando un grado de
cosificación, muy difícil de evadir). La biografía va cincelando, en la persona
humana —por itinerarios “únicos e irrepetibles” y en permanente cambio—,
perfiles que se autodefinen constantemente. Por una parte, ello lo convierte en
un “objeto” casi inasible, en términos de conocimiento;
por otra, el ejercicio de su libertad (asunto no incorporable al método
científico) le otorga un grado de creatividad e imprevisibilidad de su conducta
no sometible a leyes rígidas, ni estadísticas, ni probabilísticas. Aparece,
entonces, la necesidad de comprensión.
Como ser individual[1],
adquiere su perfil personal en el seno de una sociedad que está, también, en
permanente cambio, lo cual le exige modos de adaptación, a partir de su
individualidad autónoma. Esta dialéctica entre persona y sociedad se procesa de
modo condicionado por los elementos de cada uno de esos términos; su resultado,
como quedó dicho más arriba, es siempre novedoso. Creo que ya estamos en
condiciones de señalar las razones de peso para afirmar que, si bien la ciencia
aporta elementos nada desechables, las características de la persona humana
exigen un modo de aproximación alejado de los métodos académicos tradicionales.
La investigación de
la relación entre sujeto y sociedad se presenta con particularidades que
imponen una mente amplia, lo más libre de preconceptos posible, dispuesta a
dejarse sorprender por lo que siempre es novedoso dentro de la continuidad de
cada historia personal. Entre estas limitaciones, pero con la necesidad de comprender el fenómeno humano en una
sociedad en crisis, la Dra. Shorlandman nos ofrece una descripción
aproximativa:
Estudiamos cómo fue el
cambio de subjetividades en la época, qué ha pasado con el sujeto que nosotros
entendíamos como el sujeto moderno y cómo es el sujeto actual hoy. Vemos
síntomas y su manera de participación social. Las características del sujeto
actual son que es un sujeto del consumo, de la acción, de pocas palabras y que
ha transformado también el tiempo, para él el tiempo es un instante. Es un tipo
de subjetividad para la cual han cambiado los padecimientos y la posibilidad de
tratarlos, pero también cambiaron los vínculos sociales. Para nosotros, es de
suma importancia ver esa transformación, porque esto permite comprender algunas
de las situaciones socio-culturales y políticas.
Este análisis nos
es muy útil para orientar la investigación emprendida. Queda dicho que se debe
hablar de una mutación de la subjetividad; esto nos impone algunas preguntas
para conocer las posibles causas y el origen de ese proceso.
[1] El término “individuo” etimológicamente proviene de “indiviso”, ‘lo
que no se puede dividir’. Se refiere a una unidad independiente, frente a otras
unidades.
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